En una jornada tomada por la alta humedad y las temperaturas por encima de lo habitual, el Parque Viera recibió a su Wanderers y a Peñarol por la primera fecha del torneo Intermedio. Los goles de Lucas Morales –de gran desempeño– y Kevin Rolón de penal dieron pisada firme para los bohemios.
En un inicio parco, ambos salieron a medirse a ver qué traía cada uno en este arranque de Intermedio. Las imprecisiones instalaron una lógica de ping-pong, la pelota iba y volvía fácil.
La intensidad estuvo, nadie reprochó eso. El local empezó a sentirse de a poco más cómodo en el trámite. Generó la primera tras un misil de lejos por parte de Freitas y por el cual Aguirre voló para desviar al córner.
Una explicación de la magra generación carbonera: el retraso táctico de Leo Fernández. Se puso de doble cinco con Damián García, quizá en busca de sacar la pelota prolija, pero quedó muy lejos para la ofensiva.
Los delanteros tenían que arreglárselas con una saga bohemia sólida y compacta. Maxi Silvera intentó sacar esas jugadas aisladas características de él, pero no pasó.
En este marco, llega la apertura del encuentro y fue local. En un desborde por izquierda, centran balón –que desvió de taco notable Milans– que Lucas Morales ejecutó firme de cabeza para levantar al público en el Viera.
Esto no fue aislado. Los dirigidos por Antonio Pacheco continuaron en la insistencia ofensiva. Buena asociación de Viudez y Vega por derecha y una fuerte postura central del volante central Fleitas.
En una misma jugada el bohemio tuvo dos disparos y nuevamente Aguerre lució sus condiciones técnicas y anímicas, que utilizó para levantar a un fondo carbonero muy quedado.
En síntesis, se vio un Wanderers activo, enchufado y bien parado en el fondo. En cambio, al campeón del Apertura se lo notó sorprendido y falto de reacción.
Wanderers consolidó y cerró
El complemento comenzó soñado para el bohemio. En una entreverada jugada, el árbitro Leodán González sentenció penal, en una determinación que con repetición dejó dudas. Poco le importó esto a Kevin Rolón, que definió la pena máxima con tiro cruzado.
Peñarol buscó cambiar la cara. El ingreso de Sebastián Cristóforo tuvo la intención de adelantar a Leo Fernández, para estar más cerca de la definición con la excelente pegada que tiene. La idea fue esa, pero en la práctica no se deslumbró como en su cabeza proyectó Aguirre.
Si bien hubo un tramo en donde el carbonero se posicionó más cerca del arco rival, la claridad no fue tal. Lo más claro fue un buen tiro libre de Fernández y un gol bien anulado por offside del argentino Sequeira.
Wanderers se alejó de aquella idea de ir. Claro, la ventaja ya era de dos y ganó cierta tendencia conservadora a aguantar. Tampoco la pasó mal, porque la visita no mostró fluidez ofensiva.
El repliegue fue instintivo, pero no abusivo. Podría haber convertido alguno más el bohemio si la determinación hubiese sido otra.
A todo esto, la expulsión de Maxi Olivera en el final opacó aún más las chances carboneras y aumentó el espíritu festivo de los parciales locales en el Prado.
Particularidad: el partido estuvo parado unos minutos por la lesión de uno de los asistentes de línea, que fue sustituido por el cuarto árbitro.