Gana el que gana, y el que no gana, pierde. “El segundo es el primero de los perdedores”, decía Ayrton Senna. Este saber popular, dicotómico, convierte al sueño de ganar en algo inaccesible para la mayoría, en un altar al que sólo accede quien termina primero, y el resto, procesando cómo se hace luego de perder. Los Juegos Olímpicos amplían el margen, porque ganan medalla los mejores tres de cada competencia, y en algunas disciplinas, hasta se entregan cuatro. Pero en los escenarios donde compiten los mejores, los que llegaron a alguna élite (del mundo, de su continente, de su país), no puedo sino expresar un fuerte deseo, una convicción: ganar ha de ser también otras cosas.

¿Pierde quien no gana?

“Siempre hay uno que gana y, a mi forma de ver, el resto no es que pierda, es que aprende”, afirmó Bruno Cetraro el jueves, cuando quedó fuera de la Final A en el single abierto, en la disputa por las medallas. Pero permanece la dicotomía. Hay uno que gana, y los demás a seguir mejorando.

Por su parte, Mikael Aprahamian abría la siguiente reflexión, luego de quedar eliminado por Takanori Nagase –uno de los que gana–, ahora bicampeón olímpico: “Si me hundo con las que pierdo, mentalmente quedo tirado para abajo y vengo sin ganas. No hay que ser así, hay que ser positivo siempre y aprender de los errores. Es un poco cliché, pero una vez que aprendés a aprender de los errores, es cuando la vida se hace más fácil y cuando disfrutás más momentos también”.

“Los seres humanos de vez en cuando triunfan. Pero habitualmente se desarrollan, combaten, se esfuerzan y ganan de vez en cuando, muy de vez en cuando”, dice Marcelo Bielsa, quien casualmente en este momento conduce a la selección uruguaya de fútbol. Quien perdió cuando intentó clasificar a la selección uruguaya a esta instancia. Y el público criticó, de eso sí que hay experiencia en casa.

¿Sabemos perder en Uruguay? A veces la duda surge, frente a la burla de quien no lo consigue, frente al enojo de la tribuna, una vez más, derrotada, como ya se ha hecho costumbre. Si repasamos el historial internacional reciente de casi cualquier disciplina cabría preguntarse: ¿sabemos en Uruguay de otra cosa que no sea perder?

En cuanto a los Juegos Olímpicos, basta con buscar en Wikipedia. Hay un recuadro muy ilustrativo en la entrada que dice “Uruguay en los Juegos Olímpicos”, bajo el título “Medallero”. Edición tras edición, desde 1968 a esta parte, son todas columnas en cero, excepto en la fila “Sydney 2000”, en la que dice 0, 1, 0, 1. Una medalla de plata, una en total, lo único que Uruguay ha conseguido de la mano de Milton Wynants en la máxima fiesta del deporte desde 1968 hasta hoy.

¿Es lo único que Uruguay ha conseguido? Entonces nada pasó, el triunfo –y su ausencia– al servicio de la invisibilidad de todo lo demás, y de todos los demás. La historia la escriben los que ganan, eso también lo dice un saber popular, de los que no saben nada.

Para mí, en cambio, la historia la escriben los que están acá, los que estuvieron acá, en este lugar que cada cuatro años –tres en este caso– reúne las miradas del público, pero que mientras tanto siguió existiendo. Con gente que está durante todo un ciclo haciendo un esfuerzo más, sembrando, regando y hablándoles a las plantas, aunque el fruto que madure no sea el que querían.

“Uno trabaja muy duro y querés llegar de la mejor manera al campeonato”, dijo Fernando Diz, décimo en los Juegos Olímpicos de París 2024. Uno que al parecer perdió. “No tuvimos la semana más fina y a veces te queda ese sabor amargo de saber que tu rendimiento podría haber sido mejor. No queda más que entenderlo, aprender de los errores y seguir”, agregó. Fueron segundos en dos regatas, cuartos y también quintos. Pero también fueron 13°, 14°, 17°, 18° y 8°, el día de la regata final, entre otros resultados. En la general fueron 10°.

Entonces, no alcanzó para los ojos del que sólo quería ganar. Ni medalla, ni diploma. Por suerte, para sus ojos algo queda: “Contentos de que son nuestros primeros Juegos Olímpicos, somos los más jóvenes de toda la flota y vamos a tener revancha para demostrar que podemos estar bien al frente”, afirmó Hernán Umpierre, el timonel del 49er que depositó a la bandera uruguaya en la segunda medal race de su historia, tras la de Alejandro Foglia en 2012. “Tenemos la ilusión de poder ser referentes en el mundo”, aseguró el velerista de Punta del Este. Hacia ahí fijaron su rumbo, y cuando el viento cambie, ajustarán las velas, pero navegarán.

Desde casa, emoción

“Lo más duro fue la clasificación y llegar acá. Es medio amargo saber que no se pudo hacer una marca mejor. Todo el camino hasta acá fue bastante duro, así que la recompensa es haber podido competir”. Vive un Óscar Tabárez en las palabras de Nicole Frank luego de cerrar los 200 metros combinados en dos minutos y 18 segundos, no pudiendo alcanzar su mejor marca de 2:15.66.

A la nadadora del Club Olimpia se le explotó una bomba interna de llanto al salir de la piscina, frente a la cámara de TNU, el único canal de televisión de un país de tres millones de personas (¿no será muy poco, no será un olvido demasiado grande de quienes dicen informar sobre el deporte en al menos cuatro o cinco señales más de alcance nacional?), que cumplió con la tarea de enviar a dos trabajadores a conversar con nuestros deportistas y registrarlo.

“Salí muy emocionada, muy movida, a pesar de que el tiempo no fue lo que quería. Las redes están siendo de bastante movimiento en mi entorno. Trato de no ver tanto, pero a veces es imposible evitarlo”, comentaba sobre las razones de su emoción. Estuvo tres semanas sin entrar a sus redes antes de clasificar, pero ahora liberó el chiche. “Estos últimos años estoy aprendiendo mucho de mí, y aprendí que soy muy sentimental. Me cuesta contener emociones. Soy muy llorona. También soy muy positiva y me río de todo”, reveló con mirada introspectiva, sobre lo que se ha encontrado en su camino.

En las redes, el jueves, se encontró con una movida enorme en el club del barrio Colón, en el que dedicaron un día de natación a ella, como parte de las actividades olímpicas que se llevan adelante. “Me movió un montón saber que en el club donde crecí toda mi vida están apoyando tanto y que están tan felices y tan contentos de que yo esté acá, representándolos”. Ganó Nicole, ganó Olimpia.

Ellos y nosotros

“Ellos fueron mejores ahora, hay que felicitarlos, aprender de su ejemplo y seguir para adelante. Al fin y al cabo ellos son iguales que nosotros, y si ellos lo pudieron hacer, nosotros también lo podemos hacer realidad”. Lo pudo haber dicho cualquiera de los uruguayos que hasta ahora compitieron en los Juegos Olímpicos. Los Teros seven con su 11° puesto, o Leo Nolles, que fue 47° entre 79, con la segunda mejor marca de su carrera. Ahora lo digo yo, lo escribo acá, pero fue Bruno Cetraro, que en esto de afrontar los procesos y apropiarse de ellos está dando lecciones a quienes tengamos ganas de escucharlo, con la mente abierta y las ganas de calibrar mejor el “exitómetro” que tanto nos aleja de valorar las pérdidas, de construir a partir de ellas. Y sigue: “Todo logro lleva un proceso y estamos en el camino de ese proceso. Desde el momento que tomé la decisión –de dejar el doble par ligero con Klüver–, para mí era lo correcto. Me encanta este desafío. Cuando se pretende lograr algo, nadie quiere que sea fácil. Mi sueño es ese y no pretendo lograrlo de un día para otro. Me llevará el tiempo que me lleve, pero lo voy a perseguir hasta lograrlo”, dijo el remero del Montevideo Rowing sobre su anhelo de ser medallista olímpico.

Consultado por una periodista española sobre qué le da el remo a cambio de todo ese esfuerzo, Bruno suspiró, se tomó una pausa y contestó: “Lo que más me llama la atención de ser campeón olímpico no es tanto el hecho de tener colgada la medalla, sino la persona en la que uno se tiene que convertir para poder hacerlo realidad. El remo te lleva al límite en lo físico, en lo mental, en todos los aspectos, y ese es el desafío que a todos nos gusta”.

Para los uruguayos, competir fue ganar, perder, atravesar el proceso, aprender, convertirse en una persona distinta, perseverar y volver a soñar. Elegir cómo vivir, en qué creer, desafiarse a cumplir un objetivo más, aunque sea el objetivo más difícil del mundo y te hayan dicho hasta el cansancio que no llegás, que no te da la altura, que no vas a poder...

Emiliano Lasa (archivo, 2023).

Emiliano Lasa (archivo, 2023).

Foto: Sandro Pereyra

Lo que viene

Este sábado, desde las 6.00 (hora de Uruguay) se llevará a cabo la prueba de ciclismo de ruta, que tendrá 273 kilómetros de extensión y que finalizará dando vueltas a un circuito en París, con mucho desnivel acumulado y calles empedradas. Entre los 90 ciclistas que saldrán a buscar la gloria olímpica estará Éric Fagúndez, primer uruguayo en esta prueba desde Londres 2012, que deberá sobreponerse a las dificultades del recorrido para buscar meterse en una fuga que nos permita soñar.

El domingo será el turno del debut de Emiliano Lasa, quien llega a sus terceros Juegos Olímpicos. En Río 2016, Emiliano fue sexto y diploma olímpico, luego de acceder a la final. En Tokio 2020, el uruguayo se quedó afuera de los mejores 12 por apenas un centímetro. Esperemos que esta vez se pueda dar una nueva clasificación, para alimentar el sueño de otra final olímpica que ponga en vilo al país el martes desde las 15.20.

Durante ambos días del fin de semana, Dolores Moreira debería completar cinco regatas más en la clase ILCA 6 para ponerse al día con el calendario. Luego de un arranque difícil, con un puesto 24 y un puesto 27 (su descarte por el momento), Lola, quien también está en su tercera experiencia olímpica, consiguió un noveno lugar y se ubica en el puesto 21 de la clasificación general. Cuando se completen las diez regatas de la fase clasificatoria, las diez mejores accederán a la medal race, que sería el martes, aunque por el arranque que tuvo parece un objetivo todavía lejano para la uruguaya. En sus dos anteriores participaciones, la sanducera fue 25a en 2016 y 22ª en 2021, por lo que mejorar estas colocaciones puede considerarse una buena participación en su progresión.

María Pía Fernández (martes a las 5.05), María Sara Grippoli (martes desde las 4.00), Matías Otero (martes a las 5.40) y Santiago Catrofe (martes a las 6.10) son los demás uruguayos que faltan debutar en la segunda semana de París 2024.