Peñarol se trajo una victoria histórica del Maracaná tras derrotar a Flamengo por la ida de cuartos de final de la Copa Libertadores de América. El gol del Cangrejo Javier Cabrera le abrió al carbonero la posibilidad de conseguir la hazaña. Flamengo hizo lo que tuvo a su alcance para empatar, pero Peñarol se trajo los tres puntos como manda su historia.
Fue un partido cargado de tensiones en el mítico Maracaná. En la arena inolvidable de la gesta del 50, otro puñado de uruguayos, con medio pueblo atrás, fue por todo, eso que llaman hazaña y que finalmente dejó al manya cerca de la clasificación. Tendrá que ratificarlo el jueves que viene en su casa, el Campeón del Siglo. Flamengo, con muchas bajas y algunas altas sobresalientes, puso lo que tuvo, quizás en Giorgian de Arrascaeta y en Nicolás de la Cruz, dos de los nuestros, todas las apuestas, todos los rezos.
- Leé más sobre esto: 1x1 de la victoria de Peñarol ante Flamengo en el Maracaná
El partido mostró un Gonzalo Plata lustrado a brillo para enfrentar a un Peñarol aguerrido. Un aurinegro de Diego Aguirre atrevido. Atrevido y aguerrido y todo lo que eso implica. Pasados los cinco minutos, Damian García probó hacer el gol de su vida cuando robó una pelota en la salida y vio al arquero del Mengão adelantado, pero el tiro –desde la mitad de la cancha– se fue desviado. Hubiese sido inolvidable.
Minutos después, Peñarol consiguió la ventaja. De Jaime Báez largo para habilitar a Maxi Silvera, que como buen generoso jugador que es, habilitó al Cangrejo Cabrera. El pibito que supo vivir en la sede de Wanderers de pelota vasca y comer las milanesas de Mario se metió en el ojo de medio país. Colocó la pelota algo defectuosa contra el palo más alejado de Agustín Rossi y así marcó el primero que todavía están gritando.
Peñarol entró en el juego del tiempo de la mano de Washington Aguerre y su impronta. El diálogo con el árbitro se intensificó desde ambas partes y el hombre tuvo que debatirse entre los nervios, la presión y el oficio.
Flamengo, ante el asedio del gol y el calor de su gente, fue como pudo por el empate. Pisando los 40 minutos, Bruno Henrique tuvo su oportunidad, pero Aguerre demostró que no es sólo labia y voló para convertirse en figura del cuadro que ama. Peñarol sostuvo con hidalguía la presea del gol conseguido ante la calidad de los norteños, que era superlativa. En la siguiente jugada, el mismo delantero asistió a De Arrascaeta, que definió mordido, fuera de peligro. Gerson, sobre el final del primer acto, remató y por el desvío sucedió el córner. Peñarol supo resistir a lo grande. Báez también tuvo su chance entrados los descuentos. Hubiese sido lapidario para los locales.
La tribuna local, una postal, como dice la canción. En la visita, una fiesta en dos colores. A los cinco minutos del segundo tiempo pidieron penal para Peñarol, que el árbitro venezolano desestimó. Gestos duros de pintura seca en las tribunas. Los bombos de Peñarol en alto tras los quilombos del día. Porque Peñarol fue más que Flamengo; desde la previa lo vivió distinto, lo vivió a lo Peñarol. Maxi Silvera lo demostró apilando rivales, jugando para el equipo, jugando por los sueños que soñó de pibe, incluso por los sueños de otros.
Flamengo sacudió el banco. Peñarol movió las piezas. Lo de Silvera fue enorme hasta que le dio el cuerpo y fue suplantado por Facundo Batista. Peñarol le aplicó la historia a la calidad, incluso la humildad le aplicó a un cuadro rico. Los de Tité nunca encontraron respuestas para los de Aguirre, que jugaron con la identidad peñarolense, la identidad de la Fiera, la identidad de medio país.
Peñarol, con rendimientos superlativos, se trajo una victoria sustancial de Brasil. El partido que puede depositar a los carboneros entre los mejores de América será el jueves 26 a las 19.00 en el Campeón del Siglo.