Este viernes, en el Saroldi, Liverpool le ganó 1-0 a River Plate con gol de Abel Hernández y lo dejó a un paso del descenso. Quizás arropado por su historia, por las cosas que no se esperan, por la necesidad urgente de volver al protagonismo y por los tremendos jugadores que ha brindado a nuestra historia, a veces descender tiene el tenor del purgatorio, pero puede significar el tamiz necesario para regresar a ser quien se fue, para devolverle a su gente, a quienes siempre están, a quienes lloraron hoy, a quienes no lo olvidarán, pero a quienes nada les cambiará el sentimiento por los colores.

Por la décima fecha del Torneo Clausura en el Parque Saroldi, River Plate y Liverpool se enfrentaron en un partido que el darsenero no quisiera haber jugado nunca. Uno de los primeros días de verano, en una corriente de estaciones cada vez menos ambigua, con la belleza que supone el Parque Saroldi, fue el partido donde el darsenero quiso, con vergüenza deportiva. El negriazul tuvo en Abel La Joya Hernández aquello superlativo que marca en los partidos, la nota de brillo. Fabrizio Correa hizo todo lo que pudo. Se erigió hasta como figura, pero todo dentro de un manto de cierta tristeza. Lucas Acosta probó, fue el primero en cantar la flor chiquita del mismo palo. Aquello marcó el ritmo del partido en el que el negriazul floreó su figura y todo lo que lo acompaña, que es la verdadera fortuna de los cracks como Hernández, los que tiene al lado.

Kevin Amaro, de Liverpool y Matías Alfonso, de River Plate.

Kevin Amaro, de Liverpool y Matías Alfonso, de River Plate.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Sin embargo, pasados los 20 minutos, Liverpool, que dominaba las acciones, se quedó con un jugador menos por la expulsión de Acosta, quien había protagonizado el primer peligro de la tarde. El codazo a Emiliano Jourdan, aunque con cierta timidez, fue analizado por el VAR, y Yimmy Álvarez, que gobernaba las acciones, sugirió que la amarilla que había sentenciado el árbitro Augusto Olmos no alcanzaba.

River creció en la cancha y supo habitar ese sentimiento de esperanza que se pone de manifiesto en el deporte rey. Pero Hernández fue siempre una referencia, jugó un partido serio, los últimos rostros de un futbolista de élite surgido de Central Español. Abelito, como le dicen algunos, los que lo quieren, que cada vez son más. Abelito recibió de Nicolás Vallejo -figura en el Negro de la Cuchilla- y convirtió sin mediar dudas, al palo más lejano de Correa que esta vez no pudo. Festejó con los suyos en el banco porque sabe que la historia para Liverpool en 2025 aún se está escribiendo. Hernández llegó a 22 goles y lidera la tabla de los máximos artilleros.

Sebastián Lentinelly aparece siempre que lo llaman. Así fue cuando el local supo acercarse al arco de Liverpool, que tiene un lugar asegurado en la definición del Campeonato Uruguayo por haber ganado el Apertura y que está tercero en la Anual. Con la incidencia de Rodrigo Pollero, tras centro de Jourdan, se fueron todos los suspiros del Prado. Minutos más tarde, Dylan Gissi también se fue expulsado en River, otra vez bajo la actuación del VAR, y aquello quizás terminó de teñir la tarde del descenso, después de 20 años.

Los dirigidos por Raúl Salazar, que atendió un derrumbe, sabían cuál sería el desenlace en caso de empatar o perder, y cuando sólo la victoria te salva, esa victoria que tanto cuesta, la ansiedad es otra. Ojalá la ansiedad de volver pronto devuelva a la sombra del Saroldi ese frescor del protagonismo.

Lautaro Pertusatti, de River Plate, y Nicolás Vallejo, de Liverpool.

Lautaro Pertusatti, de River Plate, y Nicolás Vallejo, de Liverpool.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Inti López también se fue expulsado cuando quedaban menos de 10 minutos de partido por pegarle al único seleccionado por Marcelo Bielsa para la fecha FIFA de octubre, Kevin Amaro, la última promesa silenciosa. Hernández se fue aplaudido como merece, de los mejores futbolistas de los últimos tiempos, camaleónico, capaz de ser crack en cualquier cancha. Ganó Liverpool, River Plate quedó en la cornisa.