Peñarol venció 2-0 a Montevideo City Torque en un partido que fue de menos a más para el carbonero; no jugó bien en el primer tiempo, pero lo liquidó rápido en el segundo. Eduardo Agüero, en contra, puso la ventaja cuando el ciudadano estaba más cerca del primer tanto; en el complemento lo liquidó Matías Arezo en un mano a mano.

Desde ahí, la atención del público de Peñarol estuvo en el resultado de Nacional. Si el bolso perdía, había final por la tabla anual. Por momentos coincidieron los resultados y era fiesta en la parcialidad aurinegra, pero el gol de Nicolás López lo dejó sin el premio del año; ahora el mirasol definirá la clasificación a la final del campeonato ante Liverpool el próximo domingo.

Más allá de la ilusión que invadió la tarde por momentos, Diego Aguirre dio mensajes claros de que el foco estaba más adelante en la temporada. Puso un equipo alternativo e hizo variantes para cuidar jugadores ante pequeñas lesiones o tarjetas amarillas.

Un gol en contra le puso todo a favor

Peñarol se fue al descanso con el público enardecido y los jugadores repletos de confianza. El escenario era ideal: triunfo en el Centenario y la noticia positiva que llegó desde Parque Rodó con el gol de José Álvarez para Defensor Sporting, que se gritó como un tanto propio por la parcialidad aurinegra.

El carbonero, desde el juego, no fue muy superior a Montevideo City Torque, pero se fue 1-0 arriba. El fútbol no sabe de merecimientos, mucho menos en una última fecha del campeonato. El desarrollo del encuentro fue parejo y lo más justo era la igualdad.

El aurinegro encontró el tanto en una trepada de Gastón Silva por izquierda. El centro fue por lo bajo, de esos que son complicados para cualquiera. Agüero, con la intención de sacarla, definió como un delantero en el centro del área, pero, esta vez, en el arco equivocado.

Las veces que atacó Peñarol, antes y después del gol, fue empujado por el público. Le faltó conexión ya que tanto Jaime Báez como Stiven Muhletaler no incidieron como pudieron, y Matías Arezo estuvo bien controlado. El más movedizo fue Leonardo Fernández, libre por todo el frente de ataque.

Torque tuvo opciones, incluso hubo un cabezazo que dio en el lateral de la red a los 10 minutos y se gritó como gol por los hinchas ciudadanos, apostados en el sector adjudicado en la tribuna América.

Los volantes de Torque se pararon a las espaldas del doble 5 de Peñarol y desde ahí generaron peligro, pero faltó el puntillazo final. Aun así, hubo una combinación que llegó a buen puerto, y Esteban Obregón definió mano a mano ante Brayan Cortés, que se mandó la atajada de la tarde cuando todavía no había goles en el Centenario.

El cuerpo en el Centenario, la mente en el Franzini

Torque nunca puso en peligro la victoria de Peñarol en el segundo tiempo. El trámite se liquidó con el gol de Arezo, que recibió un pase filtrado perfecto e hizo lo que mejor sabe: definir ante la salida del arquero como goleador de raza.

Desde ahí la tensión y la atención se trasladaron poco menos de tres kilómetros, del estadio Centenario al Franzini. Con el triunfo sentenciado, lo más importante eran las noticias que llegaban desde Parque Rodó. Radios, celulares, aplicaciones y toda la tecnología posible en función de saber el desenlace de la tarde.

En la cancha todo siguió igual: ritmo cansino, cambios de Aguirre para cuidar a los tocados y amonestados, y el peligro cerca del arco defendido por Franco Torgnascioli y lejos de las manos del chileno Cortés. Todo era fiesta hasta que, faltando diez minutos, los cánticos mermaron. La voz del estadio anunció el tanto del Diente López para Nacional. Peñarol cumplió su parte, pero no alcanzó.

Montevideo City Torque, que tenía que perder por seis goles para quedar afuera de la Copa Sudamericana, clasificó al torneo internacional en el año de su vuelta a primera división, pese a la magra expresión futbolística con la que despidió la temporada.

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