Con el empate 0-0 en su tercer partido de la Liga de Naciones femenina de Conmebol, la clasificatoria mundialista para Brasil 2027, la selección uruguaya femenina cierra 2025 en alerta dado que no pudo conseguir la victoria en ninguna de las tres presentaciones -empate 2-2 con Argentina en el Centenario, derrota 0-1 ante Paraguay en Asunción y empate 0-0 en el Viera con Ecuador- y ahora le queda un muy complicado calendario para 2026 en donde jugará cinco partidos para tratar de llegar a uno de los puestos clasificatorios o de repechaje.
Como se sabe, este formato de eliminatorias que se juega por primera vez en régimen de todas contra todas pero a partido único, con cuatro encuentros de local y cuatro de visitante, con nueve participantes excluido Brasil, que por organizador del Mundial ya está clasificado de oficio, entrega dos puestos de clasificación directa, y dos de repechaje internacional.
Está complicado, pero falta aún, y tal vez lo mejor para proyectar a futuro es que de los tres partidos en los cuales Uruguay pudo rescatar apenas dos puntos, pudo haber ganado los tres y terminar con 9, o por lo menos haber ganado dos y empatado el otro. La realidad y la tabla dicen que eso no sucedió y ojalá pueda pasar desde abril de 2026 cuando se retomará el clasificatorio.
Cuando brillaba el sol
En su primer partido internacional en el Parque Alfredo Víctor Viera, pleno de un público que abraza y germina su comunión con la celeste femenina, el equipo uruguayo empezó con una postura diferente a la de los últimos partidos, dado que Ariel Longo ante las ausencias obligadas por lesión en esta doble ventana de eliminatorias de Ximena Velasco y de la palmirense Belén Pizarro, colocó en media cancha a la eficaz zaguera central Estefanía Lacoste, y liberó el juego de la capitana Pamela González por detrás de las jugadoras de punta, Belén Aquino y Wendy Carballo, además de conectar con la presencia de la goleadora tricolor Sofía Oxandabarat.
Cargando con mucha fuerza y potencia sobre la última línea del elenco ecuatoriano, Uruguay buscó el arco con todas sus herramientas, buscando el pase largo hacia Aquino y Carballo, y ensayando por el medio a través de González que generó muy buenas habilitaciones. En una presión de ataque y una pésima salida ecuatoriana, Aquino y Carballo quedaron solas frente a la golera ecuatoriana, con la pelota en pies de Belén que quiso eludirla, y finalmente quedó atrapada en la gran acción de Liceth Suárez que salvó de manera increíble su arco. Pudo y debió haber sido el gol que diera libertad a las esforzadas jugadoras orientales. Pero no fue, y eso generó la idea de la secuencia de la gota de la frustración de partidos, que parece se dan por el juego, para poder ganar pero no se ganan.
Siguió atacando y atacando el equipo celeste bajo el sol del Prado montevideano, y era solo esperar que la pelota pudiera llegar a las redes.
Fue un acierto el paso de Fefa Lacoste a mitad de cancha, no solo por su enorme capacidad defensiva, sino por su fortaleza de remate, el que ensayó varias veces cuando la pelota quedaba fuera del área, y además servía como lanzadora para las picantes Aquino y Carballo.
No hubo forma y sí llegadas, y se fueron a vestuarios con la sensación de que el arco estaba cerrado, pero había que seguir insistiendo.
La misma búsqueda del gol se dio en el segundo tiempo aunque esta vez con la variante en el campo de juego de Alaides Paz Bonilla que entró a ocupar la punta derecha con su particular velocidad dejando ya de manera neta a tres delanteras de camiseta celeste. Se consiguió mayor profundidad por banda derecha y en una combinación con Belén Aquino surgió el engaño por la línea final que terminó en un centro atrás que no fue gol de Carballo por un cierre excepcional de la defensa central ecuatoriana sumado a la gran capacidad de la golera Suárez.
Cuando se vino la noche
Pero a los 15 del complemento una larga carrera de Valencia ganándole a cuanta defensa se le cruzaba terminó en una gran atajada de Agustina Sánchez y desde fuera del área castigó con dureza la jugadora ecuatoriana y la pelota dejó temblando el travesaño mientras las y los hinchas uruguayos se agarraban la cabeza.
Cuando empezó a avanzar el reloj en el segundo tiempo pareció que se empezaba a dar vuelta la taba porque las ecuatorianas ya dominaban de mejor manera el juego y un poco también las acciones ofensivas pero profundamente parecían superiores en el orden físico.
El final fue otra vez de locura por la potencialidad de los contragolpes de las ecuatorianas y por la insistencia uruguaya para seguir buscando un gol que nunca llegó aunque varias veces estuvo muy pero muy cerca.
Terminó en empate con una sensación de frustración tal vez mucho más cargada que en los partidos anteriores cuando se debió ganar, que de este donde al final, cuando no se puede ganar, no hay que perder. Se sintió la ausencia de la rutilante delantera Belén Pizarro que no ha podido jugar después de la Copa América, a pesar de que esta vez viajó desde La Coruña para jugar y sus músculos no la dejaron, y no quedaron liberadas Aquino y la incondicional luchadora Carballo que además en estos dos últimos partidos sufrió una enorme cantidad de faltas en su contra.
Habrá que esperar y ver qué pasa en 2026, además de esperar que el equipo consiga repetir los muy buenos momentos de la Copa América de Ecuador en este año.