El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales, acusado de agresión sexual en perjuicio de la futbolista Jennifer Hermoso, declaró este martes frente a la fiscal Marta Durántez. Vale recordar que Rubiales besó sin consentimiento a la futbolista en la premiación por el título mundial de 2023 que habían conseguido las españolas. El beso, de alguna manera, opacó el festejo y direccionó la conversación hacia el consentimiento.
Las futbolistas, incluso Hermoso, declararon en su momento la tristeza por lo sucedido y por tener que poner el foco en la agresión en vez de en el torneo.
El lunes Hermoso volvió a decir en sus declaraciones que el beso no fue consentido. “Sabía que me estaba besando mi jefe, y esto no debe ocurrir en un ámbito laboral”, expresó.
Ante el cuestionamiento de la defensa del acusado sobre su alegría posterior al beso, señaló que estuvo celebrando y “sonriendo, porque es el mayor logro que podía conseguir en mi vida. Por mí y por mis compañeras. Ellas no tenían nada que ver y llevábamos mucho tiempo preparándonos, y yo quise que todo el mundo pudiera celebrarlo”.
Además, declaró que tuvo “sentimientos encontrados. Es una situación que no elegí. En el mayor momento de mi carrera, tener el sentimiento de por qué me ha pasado a mí”, dijo la futbolista, que juega como delantera en Tigres de la Liga MX Femenil.
Hermoso es la máxima goleadora (57) de todos los tiempos de España, y además de formar parte del equipo campeón del mundo también fue galardonada con el Balón de Plata. “Me puedo reír, estar saltando, pero por dentro estar sintiendo frustración. Mi forma de actuar no tiene que ver con la gravedad de los hechos”, aclaró.
Este martes Rubiales dijo estar “totalmente seguro” de que la jugadora le dio su consentimiento. Además, aseguró que también habría besado en la boca a un jugador de la selección masculina con el que hubiera tenido la misma confianza que con Hermoso. Sin embargo, ella sostiene que no consintió el acto. “Yo me comía a besos a un montón de futbolistas”, resaltó Rubiales, quien además comentó que, incluso, se da “picos” con sus hijas “en fin de año” o “cuando aprueban todas las asignaturas”. El acusado manifestó que fue “un signo de cariño” o una “manifestación amistosa”, que no tiene “nada que ver” con la agresión sexual de la que se lo acusa.
El juicio se lleva a cabo en la Audiencia Nacional española, competente para juzgar hechos ocurridos fuera de España, en su sede de San Fernando de Henares, cerca de Madrid. Allí, Rubiales se mostró arrepentido por su comportamiento, que “no fue adecuado”, por los hechos que lo llevaron posteriormente a dejar su puesto como presidente de la entidad. “Metí la pata. [...] Pero de ahí a que haya delito... para nada”, argumentó.