Diego Aguirre y Martín Lasarte, entrenadores de Peñarol y Nacional, respectivamente, se presentaron en una conferencia de prensa. En este caso no fue para hablar sobre las realidades de los equipos que más demandan atención en nuestro país, sino que se reunieron en un evento a beneficio de la Fundación Celeste, organización integrada por jugadores de la selección uruguaya de fútbol. La charla, que tuvo lugar en el hotel Costanero de Montevideo con el nombre “Dos grandes juntos por primera vez”, constituyó un hecho inédito en el que ambos hablaron sobre planificación, liderazgo, manejo de emociones y evaluación final. La charla estuvo moderada por el exjugador y escritor Daniel Baldi.

El primer ítem compartido por el moderador fue la planificación. Lasarte señaló que se trata de “un tema radical, con tres o cuatro cosas inmediatas que me surgen: los objetivos, que sean importantes pero no utópicos, ser tolerante a las frustraciones y hacer todo con pasión”. Después, dijo, hay cuatro elementos que son “las cuatro patas”, la parte “física, técnica, táctica y psicológica”. Además, se refirió a dos aspectos: primero dijo que “en el fútbol uno planifica a largo plazo, pero en un mes todo puede cambiar, jugamos dos partidos frente al rival más importante en el primer mes del año”; después explicó que hay un “macrotrabajo” con las variables que ocurren, los torneos, los viajes, las lesiones, las suspensiones, los rendimientos; situaciones que aparecen y que hacen que “se produzcan recambios”. Dijo que el futbolista “necesita muchas más herramientas hoy en día” para adaptarse, entre otras cosas, “a las distintas posiciones”. Aguirre, por su parte, expresó que una de las cosas más importantes de la planificación es “lo inmediato”. “Lo de hoy, lo de mañana”, insistió, “igual que si tenés una empresa”. “Los jugadores se van adaptando a una forma, aunque a veces te cuesta más porque, por ejemplo, tenés un plantel nuevo, jugadores extranjeros, imponderables que hacen o no que la planificación fluya mejor”.

En cuanto al liderazgo, otro de los temas planteados, la Fiera expuso que “se puede liderar de diferentes formas, pero cada uno lidera como es”. “Creo en las relaciones humanas, en que el jugador se sienta cercano y en generar buenos vínculos”, señaló, “trabajar con honestidad y con convicción pero desde ese lugar” y así “generar un vínculo de compromiso con el jugador”. Después, “todo está condicionado por el resultado”, y cuando no se da aparecen “las grietas, las disconformidades”. A continuación, Lasarte apuntó: “Suscribo en prácticamente todo”, aunque señaló otro aspecto importante que es “dejar claras las pautas pertinentes desde el principio” y “ser uno mismo, no actuar”.

En cuanto al manejo de emociones en la profesión de entrenador, Lasarte nombró a Carlos Bianchi cuando dijo que uno de los puntos altos de ganar es “mantener contentos a los suplentes”. Además, recordó una anécdota de Luis Suárez con 18 años, cuando una vez le dijo que no iba a jugar y Suárez “echaba humo por todos lados”. Luego recordó a Tony Gómez, famoso por su gol para ganar la Intercontinental. Con ese tridente de ejemplos expresó la importancia de la “autogestión” de los grupos y de las emociones personales. Aguirre, en tono jocoso y en respuesta, también habló de su propia experiencia del gol de 1987: hay “situaciones que son tremendas de alegría y situaciones que son iguales pero de tristeza”, dijo, pero “con el paso de los años ves que quizás la clave es no sentirse tan responsable ni de una ni de otra”, concluyó. “La emoción te domina”, agregó Lasarte, “por eso hay que entrenarla”.

Con respecto a la evaluación final, el último tópico planteado en la charla, Lasarte expresó que “la evaluación debe ser neutra y a partir de los hechos deportivos, los inherentes a la tarea, los objetivos planificados y los alcanzados, y cómo fue el proceso en el medio”. Puso el ejemplo del año pasado, cuando hizo “puntaje para salir campeón” pero “al hombre”, señalando a Aguirre, “se le ocurrió hacerlo mejor”. Aguirre se refirió a lo inmediato, a lo que se dice y a las faltas de respeto que “condicionan a los directivos a la hora de tomar decisiones”. “Es difícil y es parte de lo que es ser entrenador de cuadro grande”, concluyó.