Una gota amarilla sobre la nave central de un mocasín marrón. Boston River juega de local en el Campeones Olímpicos, que en otros partidos siempre tiene un fueguito prendido, pero esta vez no, sólo hay panchos, que son de los buenos, largos y desbordantes. De ahí, del frankfurter que excede una cuarta de cualquier mano es de donde se ha deslizado el fluido amarillo viscoso que me hace hacer foco en el calzado de un hombre añoso y ancho.
“Un triunfo de campeonato”, dice el hombre con la camisa clara desprendida mientras hace una pausa para terminar el pancho que me ha hecho mirar su zapato, mientras intentaba encontrar el remate de esta crónica de sábado a la noche.
Fue realmente un triunfo de campeonato el que consiguió Liverpool de visita en Florida al vencer 1-0 a Boston River con un gol de la Joya Hernández en el segundo tiempo.
Fue un partidazo porque Boston River así lo hizo, plantándose y yendo a todas, engrandeciendo el triunfo del solitario líder del campeonato que sabe que, pase lo que pase, en la próxima fecha seguirá mirando a todos desde arriba de la tabla del Apertura cuando entre en el último tercio del campeonato.
Una mañana de sol
Es el final del encuentro en donde en el estadio diquero, que tiene ascensor con música funcional de un lado en la tribuna principal y un montón de gente que canta con percusión “¡Dale, negro, para ser campeón hoy hay que ganar!” del otro, cantan sin saber quién es Roque Narvaja ni mucho menos que la tonada que ensayan una y otra vez los cientos de llegados desde Montevideo es de una canción que el cantante argentino escribió en España y que se llama “Una mañana de sol”.
Tampoco sabían que la tribuna en la que estaban se llamaba Amado Fleitas, futbolista floridense, que estaba llena, casi como si fuera Nacional o Peñarol el visitante. Sí sabían que era un partido de campeonato.
Boston, que juega el martes por la Sudamericana, armó el equipo casi completo, pero cambiando la delantera. En los negriazules, que llegaron a Florida con cuatro puntos de ventaja, sabiendo que pasara lo que pasara terminarían la fecha como líderes en solitario, no empezó jugando la Joya Abel Hernández y se metió el rochense Renzo Machado Pertusso.
A Liverpool sin la Joya le costó generar los ataques incisivos y buenos que había repetido en las fechas anteriores, pero a mitad del primer tiempo consiguió una jugada de real peligro con un remate cruzado y envenenado del chaqueño Nicolás Vallejo, que el montevideano Bruno Antúnez resolvió con gran atajada.
Antes, el sastre había atacado y, sin crear alguna chance de gol, había tenido a los revolcones al salteño Sebastián Lentinelly.
Los pibes de siempre
Nada afectaba a los hinchas de los negros, que, haciendo epicentro detrás de una larga y gastada bandera que con letras fileteadas, como de colectivo porteño, reza “Los Pibes de Siempre”, de donde sale la afiatada batucada, hacen cantar a toda la tribuna desde el trapo de Los Rikys hasta el del otro extremo, que dice La Costa.
Esta vez los del Boston, los primos de Montevideo que vienen los fines de semana a hacerse amigos a Florida, tienen sólo cuatro trapos en la tribuna Juan Carlos de Lima, otro destacadísimo jugador floridense al que sí conocen y recuerdan los más veteranos de los de Belvedere, porque Liverpool fue el primer cuadro de Carlitos en el fútbol profesional.
Fue bueno el primer tiempo, pero sin goles, sin emociones que aliviaran los 100 kilómetros hechos desde Montevideo para empujar la épica una vez más.
Joya, nunca taxi
Para el segundo tiempo todo parecía que seguía igual en cuanto a buen partido, a buen juego, pero sin goles, hasta que, promediando la segunda parte, entró la Joya.
En la primera apareció como un rayo a centímetros de la línea para agarrar un rebote después del balazo del paraguayo Quintana, pero Antúnez hizo un atajadón. En la segunda, otra vez recibió desde la banda derecha y tic, definió de primera para que Antúnez se revolcara contra el caño e impidiera el gol, pero la tercera de Abel fue la vencida: otra vez por derecha Hugo Quintana, centro medido y la aparición de la Joya de cabeza, tuc y gol. Golazo para destrabar un partido muy difícil y complejo de resolver sin su calidad. Y otra vez la mañana de sol, en la noche de sábado, y Roque Narvaja multiplicado por cientos y “dale, dale, dale, né/ hoy te vinimo’ a alentar/ para ser campeón/ hoy hay que ganar”.
Después fue un infierno porque Boston se fue arriba con todo y Liverpool redobló esfuerzos por mantener la ventaja, incluida una mano de Lentinelly que aguantó un balazo rojiverde que aún no se sabe cómo no fue gol.
Triunfazo de Liverpool. ¡Atenti con este equipo! El hombre de la mostaza dice que fue un triunfo de campeonato, ¿y quién soy yo para no creerle?
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