En un cuadro grande el objetivo primordial siempre es el resultado. Nacional ganó y se arrimó a Liverpool, que el domingo tendrá la obligación de ganar para mantener la renta. Los tricolores completaron 22 puntos y hasta que jueguen los que estaban arriba queda establecido en la segunda colocación con uno menos que los 23 de los de Belvedere, que el domingo juegan ante Plaza Colonia.
El equipo de Pablo Peirano jugó a tren controlado, no llegó a sufrir, pero tampoco ganó sobrado. Desde lo futbolístico hubo momentos de destaque y otros en que le costó más, sobre todo defensivamente al recibir balones aéreos y con pelota dominada cuando el rival se cerró atrás.
Mauricio Pereyra fue figura mientras le bancó el físico; con la defensa rival abierta, el ingreso de Lucas Villalba fue importante con la velocidad.
Nicolás López, tras gran jugada de Pereyra, puso el primero con buen remate. Ya en la segunda parte Villalba, de cabeza y aprovechando un rebote, convirtió el segundo mientras que Gonzalo Petit liquidó el encuentro. El gol de Miramar apenas unos minutos después de que Nacional hubiera colocado el 1-0 fue obra de Pablo López para que se fueran a vestuarios empatados 1-1.
Mauricio Pereyra, de Nacional.
Foto: Rodrigo Viera Amaral
Lo mejor para el final
El partido arrancó con Nacional buscando dominar el balón pero fallando en el retroceso. Miramar Misiones fue rápido en las transiciones y tuvo remates lejanos con cierto peligro para el arco de Luís Mejía. El cebrita colocó varios jugadores en zona central; Pablo Peirano corrigió con Mauricio Pereyra atrasando metros para colaborar en la marca.
Una vez que el bolso solucionó el aspecto táctico, se adueñó decisivamente del trámite, aunque pocas veces pudo profundizar y romper el bloque en el que se plantó el rival. Fue un cúmulo de centros que terminó con facilidad en las manos de Luca Giossa.
Pereyra fue el más claro para dar destino a la pelota; Rómulo Otero mostró chispazos, en uno de ellos, levantó un centro magnífico donde Diego Herazo hizo lucir al golero oponente que se mandó la mejor atajada del primer tiempo.
En el epílogo, los goles. Pereyra construyó una situación a pura calidad dejando rivales por el caminó y asistió al Diente, que, de zurda, la mandó a guardar.
Cuando parecía que la ventaja le destrababa el encuentro al tricolor, la bendita pelota quieta le permitió a Miramar empatarlo por intermedio de Pablo López, que saltó más alto que todos.
Lucas Villalba, luego de convertir el segundo gol ante Miramar Misiones.
Foto: Rodrigo Viera Amaral
Tranquilidad inmediata
Una de las claves del segundo tiempo para Nacional fue encontrar el gol rápido. Lucas Villalba, que había entrado en el descanso, cabeceó un balón flotando en el área tras la pelea de Herazo que ganó la dividida.
Más allá del tanto inicial, al bolso le costó adueñarse definitivamente del encuentro. Si bien había superioridad, la diferencia era solamente de uno y Miramar buscó en envíos aéreos la chance de volver a empatarlo.
El ingreso de Luciano Boggio le dio más control en el mediocampo y el tercer tanto bajó el telón. López, de buen rendimiento en la zaga cebrita, perdió el balón en salida y se fueron dos delanteros contra Giossa. El Diente, generoso, se la dio a Petit, que puso el tercero para liquidarlo.
Nacional ha conseguido sumar nueve puntos de los últimos nueve que jugó en el Apertura, dos con su actual entrenador y el primero bajo el mando de Martín Liguera como interino, y ello le ha permitido afirmarse en la lucha por el campeonato aun cuando parecía que no le daría para pelear por el primer módulo del Uruguayo.