Tenía que ganar y lo hizo. Por lo que fue el trámite del encuentro, no debió sufrir tanto, pero, pasando raya, Nacional ganó y salvó el primer match point. Fue 103-98 ante un Aguada combativo que dio lucha pese a estar claramente mermado desde lo físico por jugar a las 48 horas.

Gianfranco Espíndola fue la gran figura. El alero anotó 17 puntos y tiró para 21. Puso 5/5 en triples y convirtió los ocho tantos más pesados de la noche para responder un parcial de 22-2 que colocó a mínima al rojiverde.

La serie final de la Liga Uruguaya tendrá, al menos, un capítulo más, cuando el viernes a las 21.15 Aguada vuelva al Antel Arena para ser campeón y Nacional para mantenerse vivo.

Otro estilo de juego

Nacional salió a ofender a Aguada, en todo sentido. Defendió muy intenso presionando en toda la cancha y con referencia personal al hombre. Fue mucho más agresivo sobre el portador de balón e impidió que el rojiverde jugara cómodo en ataque. Eso fue clave, porque a Aguada le costaron las ofensivas y Jamil Wilson fue el único que sostuvo el goleo, siendo vertical.

Juan Santiso, de Aguada, y Ernesto Oglivie, de Nacional, el 27 de mayo, en el Antel Arena.

Juan Santiso, de Aguada, y Ernesto Oglivie, de Nacional, el 27 de mayo, en el Antel Arena.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Del otro lado, el tricolor repartió el tanteador, con Gastón Semiglia, Michael Smith y un buen ingreso del brasileño Maozinha. Se jugaron más posesiones, el bolso llegó muy rápido de una zona a la otra del campo. Los de Germán Cortizas sintieron el ritmo y el poco descanso, les costó ponerse a tono.

Nacional se fue 12 arriba en el primer chico y metió 33 puntos, cuando venía de no llegar a 80 unidades en la totalidad de los tres juegos anteriores, un cambio sustancial y más parecido a lo que hizo en el resto de la temporada regular.

En el segundo cuarto, Aguada entendió mejor por dónde iba la tónica del encuentro y se acopló a la intensidad del rival. Debía dar un paso adelante, si no, no le iba a dar para sostenerse en partido. Defensivamente pasó a una zona 2-3 que confundió al rival, Donald Sims y Frank Hassell dieron su mano ofensiva y Juan Santiso clavó dos triples de la esquina para ponerse a un doble.

Hinchas de Aguada, el 27 de mayo, en el Antel Arena.

Hinchas de Aguada, el 27 de mayo, en el Antel Arena.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

La virtud en ese pasaje para Nacional fue encontrar respuestas ofensivas con un perímetro inédito para las finales: jugaron juntos Smith, Bernardo Barrera –de gran segundo cuarto– y Semiglia. Álvaro Ponce eligió jugadores picantes, el rojiverde siguió dando ayudas en la pintura y el tricolor castigó con bombazos necesarios para irse 54-47 al descanso largo.

Espíndola al rescate

En el tercero, Nacional llegó a sacar 21 generando ofensivamente desde los posteos de Ernesto Oglivie, pero, sobre todo, alimentándose de la intensidad defensiva y corriendo la cancha. Además, en momentos de sequía, Smith asumió y anotó.

El tricolor sacó 21 puntos de diferencia bajo la batuta de Mateo Sarni. La diferencia, sumada al desgaste físico del aguatero, hacía presagiar un posible trámite liquidado con poco más de 12 minutos por jugar. Pero nunca hay que subestimar el corazón de un campeón, y el rojiverde reaccionó inmediatamente con libres y un triple de Vidal para entrar 11 abajo al último y levantar a su gente, que llegó al Antel Arena con la ilusión de levantar la copa.

Desde que el bolso sacó la máxima, el parcial rojiverde fue de 22-2, para ponerse a mínima (80-79) a poco más de seis minutos para el final del encuentro. Además, Nacional estaba en penalización; Espíndola y Oglivie, los dos internos, estaban con cuatro faltas personales.

Hinchas de Nacional, el 27 de mayo, en el Antel Arena.

Hinchas de Nacional, el 27 de mayo, en el Antel Arena.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

En el momento cumbre, cuando el tricolor no tenía gol, apareció Espíndola en todo su esplendor con ocho puntos consecutivos, incluidos dos bombazos fantásticos que sacaron del CTI a los de Ponce e hicieron que Aguada volviera a remar de atrás.

Esta vez, el rojiverde no pudo y, si se presagiaba alguna posible reacción, Espíndola se encargó de meter otro bombazo que coronó su 5/5 desde 6,75 metros y decidió el partido.