¡El Albion de Pan de Azúcar pa’ todo el mundo! Es que Albion BBC de Pan de Azúcar desde hace unos días es campeón del mundo de fútbol de salón, y hace unas semanas había sido campeón de América, de un deporte que, creado por y para uruguayos en 1930, apenas tenía un título internacional, el de Nacional en 1996. Bueno, ahora tenemos dos más: el Sudamericano de 2025 y el Mundial. Sí, eso mismo, ¡campeones mundiales!
El título fue en Ibagué, Colombia, donde los deportistas pudieron llegar gracias al apoyo de mucha gente, y esta semana volvieron a Uruguay, a Pan de Azúcar, de donde son su técnico y la mayoría de los jugadores, a ofrecerle la gloria al pueblo. El equipo tiene además un salonista de Rocha, Ignacio Morella; tres de Río Branco, uno de ellos el eterno Mincho Hernández, y Maximiliano Leverrie y Luis Arrúa; y tres brasileños, uno de Bagé, el golero Douglas Patrón, y dos de Arroio Grande, Matheus Tessmer y Glikson Vieira Cardoso.
Lo mágico estuvo en cómo se logró el mayor título, el Mundial, con futbolistas que trabajan en otras labores ocho o diez horas y después se fajaban en las rutinas de entrenamientos que, además, previo al Mundial, tenían juntadas en Yaguarón y en Pan de Azúcar los fines de semana para afinar la preparación y soñar con lo inesperado.
Albion, con Héctor Pedroso, medio siglo vinculado al salonismo, primero como jugador y después en labores ejecutivas y como técnico, que vio coronada su carrera como campeón mundial. Pedroso, exultante de alegría, hizo saber al llegar a Pan de Azúcar, donde el pueblo los esperaba, que el título era para su ciudad, para la zona Oeste, para Piriápolis, Maldonado y para todo el Uruguay, porque en definitiva el club estaba representando al Uruguay.
El pandeazuquense es el salonista decano de los que siguen en actividad. En 1975 jugó el campeonato nacional de selecciones como jugador y 50 años después sigue ahora como técnico para conseguir al hilo los dos títulos más grandes con los que cuenta el futsal nativo. Pedroso contó también las enormes dificultades y se lamentó de la ausencia de promoción y empuje de la prensa nacional cuando lo entrevistó Sergio Gorzy en Sport 890. Hacía referencia a los pedidos y la desesperación para conseguir el dinero faltante para viajar.
Ignacio Caligari tiene 19 años, nació y vivió en Pan de Azúcar y se crió en Albion. Ahora, en menos de un mes, fue campeón de América y del mundo. “No hay palabras para definir lo que vivimos, consiguiendo semejante título ante profesionales”.
Douglas Patrón, el arquero brasileño que hace años juega en Uruguay, fue fundamental en la gesta, primero porque logró mantener el arco sin goles en los dos últimos partidos; fue decisivo en los penales ante el enorme favorito. Patrón que atajó todo en las semifinales ante el hipercampeón continental e intercontinental Caciques de Quindío, equipo profesional con un presupuesto de 200.000 dólares, se sacó las ganas después de no haber podido llegar a viajar para jugar el torneo intercontinental de 2017 en el que JAVE de Treinta y Tres terminó tercero.
Finalmente, fue el año de la consagración del mayor crack del salonismo uruguayo en este siglo: Elio Fabián Hernández, el Mincho, de Río Branco, pasó por todas las canchas con fines de semana en los que llegó a jugar oficialmente fútbol de cancha por campeonatos de OFI, de fútbol de salón por la federación uruguaya y de fútbol sala por la AUF, que se consagró con la 10 como mejor del mundo, teniendo una incidencia trascendental no sólo en la cancha, sino además compartiendo y aportando en la planificación.
Jugando a un partido por día, Mincho con sus 41 años, con su cancha, su experiencia y la crioterapia —el tratamiento con hielo en la piscina que todos los jugadores tomaban a diario— hicieron que pudiera levantar la copa y llevarla también a su pueblo, en donde también el pueblo fronterizo recibió a sus tres coterráneos.
El Mincho, que jugó fútbol de 11 en la AUF en los juveniles de Peñarol, y después de que quedó libre se volvió a su pueblo y empezó a sumar presencias en canchas y gimnasios, jugando en varios departamentos y selecciones, contó en el programa Oral Sports de Minas que, al otro día de la conquista, se despertó y lloró largamente emocionado pensando en lo que había vivido.
De América y del mundo
La percepción de las cosas tiene un correlato directo con nuestro involucramiento, natural o gestionado, con los hechos, con sus protagonistas, con el enclave donde se desarrollan o del lugar que son quienes se ven involucrados quienes gestan o participan de los hechos.
El deporte de masas es un fenómeno que nace y explota para siempre a principios del siglo XX, en donde se alcanzan desarrollos que comienzan en ciudades y pueblos, se hacen nacionales, continentales, intercontinentales y mundiales.
Ser campeón del mundo en lo que sea surge para las grandes sociedades de las primeras décadas en la competencia reglada y buscada del fútbol. La idea del Mundial la habrán concebido otros, pero se cristalizó con Uruguay primero y en Uruguay después. Campeones del mundo, campeones mundiales decían los uruguayos y la gente participante del entorno de ese mundo cuando los celestes del Nasazzi y compañía inventaron la vuelta olímpica en el 24, se debatieron con sus rivales y hermanos argentinos en el 28 para volver a ser dueños del oro y alzaron sus brazos saludando a la bandera que flameaba en la novel torre de los homenajes en 1930.
Ser campeón del mundo es una inmensidad casi inalcanzable y es un hito en la historia de los pueblos, los deportistas y sus seguidores que la han conseguido. El Albion Basket Ball Club de Pan de Azúcar se ha coronado este sábado como campeón mundial de fútbol de salón y es una acción y un hecho tan enorme, tan lleno de épica y de mística que quedará marcado para siempre en la historia del pueblo que vio nacer a este club en 1947, cuando aún era villa —Pan de Azúcar fue elevado a la categoría ciudad en 1961— que ha albergado generaciones de deportistas, vecinos, familia en el gimnasio de la calle Rincón. Cualquiera de sus 7600 habitantes actuales, según el Instituto Nacional de Estadística, los hijos y nietos que vendrán sabrán por siempre y para siempre de este hito singular y enorme de ser campeones del mundo.
¿Cuántos pueblos así habrá campeones del mundo?, y además, por si fuera poco, campeones del mundo de un deporte que se inventó en Uruguay fruto del germinal momento de ser campeones del mundo y querer más? No más títulos, no más copas, más juego, más fútbol, más de lo que nos colocó en la vista del mundo e hizo de nosotros un colectivo que se hizo fuerte en las habilidades con la pelota.
El deporte de los campeones del mundo
El fútbol de salón, el indoor football según la definición del profesor Alberto Ceriani, que en aquel invierno de campeones del mundo -el 30 de julio, Uruguay fue tricampeón del mundo y ganó por primera vez la Jules Rimet, la Copa del Mundo- inventó un deporte que tendría 95 años después por primera vez a una representación uruguaya como mejor del mundo. Es estupendo.
Fue simple: primero fueron dos banquitos por arco en cada lado del parquet, después arcos pintados en las paredes del gimnasio, cinco jugadores para cada lado, reglas básicas del fútbol y otras tantas del básquetbol, otro hijo de la ACJ, pero por otros lares, y algunas del waterpolo. Al tiempo que Ceriani escribió las reglas, la Asociación Cristiana de Jóvenes las difundió en los países y ciudades sudamericanos en donde tenía sede. La pelota fue menos viva —con arena adentro— y empezaron a ser cientos y miles los cultores del fútbol de salón.
Después de que el fútbol de salón se ganó un lugar en el mundo, la FIFA quiso regir su vida quedándose con un producto comercial muy apetecible, y como no lo consiguió, desarrolló una copia con cuatro o cinco diferencias mínimas, y los estandarizó en todas sus sucursales.
El fútbol de salón resistió en muchos países y así fue como desde 1989 a la fecha coexisten eventos mundiales y continentales del verdadero fútbol de salón, el que inventó don Ceriani en Montevideo, en Colonia y Río Negro, y ahora reina en Rincón y Bonilla en Pan de Azúcar, y el otro que se apropió la FIFA.
10 de mayo de 2025
El alcalde o la alcaldesa de Pan de Azúcar, la junta o quien sea que lo determine será quien elevará una minuta al órgano jurisdiccional que lo decide, proponiendo llamar a la calle Rincón, en toda su extensión, desde la Ruta Gral. Leonardo Olivera hasta la calle Fraternidad, con el nombre de 10 de mayo de 2025, en homenaje al Albion BBC y todos sus campeones que ese día otorgaron a esta ciudad y para siempre el título de campeones del mundo.
Albion fue al Mundial de Ibagué, Colombia, como campeón sudamericano, título obtenido en marzo de este año jugando en Pan de Azúcar y en el Campus de Maldonado. Fue el segundo título continental de un club uruguayo en un deporte institucionalizado absolutamente desde 1965. En 1996, Nacional había sido campeón de América.
Foto: s/d de autor, Asociación Mundial de Fútbol de Salón.
Dodó Patron, Wesley Silva, Germán González, Maikol Sabino, Sergio Baz, Ignacio Caligari, Luis Arrua, Ignacio Morella, Matheus Tesmer, Glikson Vieira Cardoso, Mincho Hernández, Maximiliano Leberié y Franco Acevedo, dirigidos por Héctor Pedroso y preparados físicamente por el floridense Arturo Rodríguez, son los campeones del mundo, lo que hicieron a Pan de Azúcar y al Uruguay campeones del mundo del deporte creado en estas mismas tierras y porque éramos campeones del mundo.