La Copa Libertadores no concede respiros ni disimula riesgos. Este martes, a las 21.30 en Avellaneda, Racing y Peñarol se encontrarán otra vez, apenas una semana después de que los aurinegros golpearan primero en el Campeón del Siglo con aquel 1-0 trabajado como un triunfo copero de manual.
La vuelta llega con dos certezas: Racing tiene la obligación de ganar y Peñarol está decidido a que su viaje con el lejano horizonte de la sexta Libertadores no se interrumpa en octavos. La tercera certeza, todavía en suspenso, es si el temporal de agosto permitirá jugar en condiciones normales. Algo se puede proyectar: todos los sistemas de información meteorológica no le pueden errar, así que el partido no se jugará en condiciones normales, seguramente será bajo lluvia y con mucha agua, dado que se anuncia que lloverá lo mismo que llueve en promedio cada agosto.
El Cilindro y la tormenta
Avellaneda se prepara para una noche espesa: lluvias fuertes, ráfagas de viento, posibilidad de granizo y calles anegadas. Una ciclogénesis extratropical, dicen, de las que los sistemas noticiosos en su prime time colocan como su amenaza del día. El partido se juega porque esto es un negocio y a la Conmebol no la corren con tertulias de ciclogénesis mientras el veterano panzón, por lo bajo, pregunta qué es eso. El estado del campo puede marcar el ritmo del encuentro tanto como la táctica y la estrategia –que para el caso no tiene nada que ver con el poema de Mario Benedetti–.
No es necesario revisitar la historia de la Libertadores para confirmar que la copa sabe de climas así. Agua, barro y la pelota frenada o disparada como piedra haciendo sapito también forjan clasificaciones.
Lo que se juega cada uno
Peñarol, que el año pasado se quedó a un paso de la soñada pero inesperada final por diferencia de goles, ha vuelto este 2025 a escena con un objetivo claro: intentar otra vez volver a levantar una Libertadores que no conquista desde 1987. El foco en estas horas está puesto en América, y nadie anda mirando cuánto pesará, de cara al futuro y sólo para el Uruguayo, la derrota del viernes en Florida ante Boston River. Racing también ha priorizado el torneo continental, pero llega golpeado por una liga adversa y por la derrota en Montevideo. El Cilindro exige reacción inmediata: la gente no pide jugar bien, pide clasificar.
El Cid en la planilla
Leo Fernández difícilmente esté en condiciones de jugar. Su rodilla castigada no parece habilitar aventuras, pero su nombre y su presencia en Argentina siguen flotando en la previa, instalados como un arma psicológica: Racing debe preparar partido con o sin él. El aurinegro hace de la duda una herramienta y, aunque la realidad indique que no ingresará, el solo hecho de que figure en la lista de viajeros y tal vez sea inscripto en el formulario recuerda al Cid Campeador ganando batallas aun después de muerto.
Con Diego Aguirre, Peñarol sostiene su discurso, que es el de no adelantar nada y tal vez sorprender, como el domingo, cuando antes de partir entrenó con un equipo en el que Leo Fernández jugó 20 minutos con la rodilla vendada. El libreto para partidos de rompe y raja indica que se repetirá a Eric Remedi y Jesús Trindade como anclas del campo carbonero, delante de la línea de cuatro con el Cangrejo Javier Cabrera por la derecha y Nacho Sosa por la izquierda, Maxi Silvera será el punta y resta saber quién será su acompañante, si David Terans o Diego García.
Sin Leo, la apuesta es a un bloque sólido, salida rápida y pelota quieta. Así las cosas, los mirasoles formarían con Brayan Cortés; Emanuel Gularte, Javier Méndez, Nahuel Herrera y Maxi Olivera; Cabrera, Trindade, Remedi y Sosa; Terans o García y Silvera. En caso de necesitar blindarse, un 5-4-1 ya está ensayado con Pedro Milans como el jugador que ingresa a la línea final para quedar con Gularte, Méndez y Herrera como centrales y el capitán Maxi Olivera marcando por la izquierda.
El partido que puede dar la tormenta
En campo pesado, el juego directo cobra valor. Pelotazos largos, remates desde media distancia y rebotes en el área están en el borrador del guion del partido copero en el agua. En esa dinámica, Racing intentará asfixiar y Peñarol resistir, pero también atacar, defenderse con la pelota si es posible.
El ganador de la serie seguirá adelante y esperará al vencedor de la llave de Vélez y Fortaleza (juegan en Argentina, salieron 0-0 en la ida). Para pasar, Peñarol debe ganar o empatar; si pierde por uno van a penales y si lo hace por dos o más goles será Racing el que avance a cuartos de final.
Un vendaval de emociones nos espera.