Nacional se sacó un peso de encima con el triunfo 2-1 ante Plaza Colonia, estiró la ventaja en la tabla del año y se arrimó en el Clausura. El bolso comenzó perdiendo al minuto del partido con una gol de Álvaro López. El primer tiempo fue un calvario, con reproches constantes desde la tribuna y un equipo que no respondía en la cancha.
De los pies de Nicolás Lodeiro surgió la reacción, con fútbol y rebeldía. Sobre el final del primer tiempo lo empató Maximiliano Gómez, que firmó el doblete a diez minutos del final. Sin jugar del todo bien, el tricolor tenía la necesidad del resultado y lo logró producto de la calidad de sus jugadores, pero con escaso funcionamiento colectivo que invite a soñar.
Golpes capicúas
El ánimo de la semana se acrecentó en el inicio perfecto para Plaza Colonia, que iba ganando el partido antes de los dos minutos. A Nacional se le notó el nerviosismo por el resultado y fue un tembladeral en la primera pelota que jugaron los colonienses en la zona ofensiva: se cayó Julián Millán, Diego Romero no pudo tapar el centro de la derecha, Emiliano Ancheta saltó menos que Lucas Carrizo y Sebastián Coates perdió la referencia de Álvaro López, que remató para el grito del oeste. Para colmo de males –que fueron muchos–, la pelota rebotó en el palo, luego dio en Luis Mejía y se metió tímida.
Al bolso le costó meterse de lleno en el partido. Por la necesidad del resultado, fue a buscarlo por inercia, pero sin ideas. Lodeiro se puso el equipo al hombro, con bastantes aciertos para darle destinos al balón y algunos errores en la entrega; pero el equipo de Pablo Peirano –objeto de todos los reclamos– no tuvo asociaciones para ofender al rival.
Por el contrario, Plaza intentó no replegarse y presionar en la mitad de cancha. Juan Ramos dejó el surco por la izquierda, en un buen tándem con Carrizo. Desde ahí nació lo mejor, y los de Sebastián Díaz podrían haber estirado la renta con situaciones claras que, entre López y Hebert Vergara, no pudieron concretar.
En su búsqueda, en los últimos minutos Nacional optó por centros para Gómez, que en la primera no pudo darle dirección pero en la segunda no falló. Tras un gran centro de Lodeiro, el delantero hizo gala de la combinación sanducera para el empate.
Lejos de tranquilizar al público, el equipo de Peirano se fue al vestuario con reproches, aunque el resultado volvió a la paridad del inicio. El primer tiempo fue capicúa: empezó y terminó con goles.
Cosas de goleador
Nacional no cambió de nombres para el segundo tiempo, pero Gómez pasó a la banda y Nicolás López fue hacia el medio. Después ingresó Gonzalo Carneiro por Lucas Villalba para sumar otro delantero por el centro. Con buenas combinaciones por la izquierda, Lodeiro y el Diente tuvieron chances de gol, pero fallaron por poco.
Plaza se replegó demasiado, pero tuvo una chance clarísima de contragolpe que Vergara definió ancho, tras una buena generación de Carrizo. Al equipo de Díaz le faltó tener más la pelota; por momentos fue un frontón que sacaba todo, pero no podía retener el balón.
Los grandes en el fútbol uruguayo tienen planteles con jugadores de calidad y, cuando juegan tan cerca del arco rival, lo terminan ganando. Sucedió una vez más, y el Centenario fue testigo, como tantas veces en décadas pasadas, cuando lo que pasó en la noche del domingo era costumbre de cada fin de semana.
Luciano Boggio le puso un pase medido a López, que ganó la cuerda por la izquierda y le dio una asistencia brillante a Gómez, que es un cheque al portador en la definición. El grito fue de desahogo en la tribuna, en el banco de suplentes y para los jugadores que estaban en la cancha.
En los minutos finales lo llevó a tren controlado y lejos del arco de Mejía, sin acelerar demasiado pero priorizando la tenencia del balón. En el cierre, desde la tribuna bajaron algunos aplausos al rendimiento tricolor.
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