La octava fecha del Clausura se abrirá este viernes por la noche en el Franzini con Defensor Sporting frente a Danubio y se completará el domingo en el Campeón del Siglo, donde Peñarol recibirá a Juventud. Entre medio, la guinda rodará o andará por los cielos en el Centenario, en el Paladino, en el Tróccoli, en el Saroldi, en el Parque Central y en el histórico Campeones Olímpicos de Florida, en un calendario que reparte urgencias, ilusiones y miedos por partes iguales.
El Clausura ya entró en la recta decisiva: restan 24 puntos y, aunque parezca increíble, todavía nadie está matemáticamente eliminado de la pelea por el Uruguayo, por las copas, por mantener la categoría. Incluso Plaza Colonia, último con apenas una unidad, podría en el cálculo extremo llegar a 25 y esperar un derrumbe general que lo acomode en la tabla. Nadie lo espera, seguramente no sucederá, pero el escenario es posible: Plaza gana todos los partidos que le quedan y todos los demás clubes empatan y los colonienses ganan el Clausura y, por tanto, definen el Uruguayo. Imaginen que si esa es la situación del que va último, cuánto más puede pasar con los que están más arriba.
Todo puede pasar, pero no todo pasará
No es probable, pero sí posible, y por eso la fecha que se avecina se juega con la sensación de que cada partido puede torcer un destino.
Son todas cuentas distintas en las que es posible proyectar performances o dar lugar a escenarios imprevistos. Aún cualquiera puede ser campeón, cualquiera puede ir a las copas –aunque no a la Sudamericana, porque a River Plate ya no le da para llegar al octavo de la anual–, pero no cualquiera puede perder la categoría: Nacional, Peñarol, Defensor, Boston River, Cerro Largo, Racing y Liverpool ya saben que en 2026 se mantendrán en la A.
Además, sabemos que Liverpool estará en la definición de la Liga AUF Uruguaya –para nosotros siempre será el Uruguayo– y por más que cotejen a Nacional ante Peñarol en la definición, todavía puede ser cualquiera el que se enfrente a los de Belvedere.
Los de afuera somos de palo
El arranque será en el Franzini, con Defensor y Danubio frente a frente (ver ficha). Ya no importa si durante años hemos discutido si este cruce era clásico o no: lo es o lo será, y ya llegará el momento en que nuestros sucesores no pondrán en cuestión el rótulo porque la biología lo impondrá, como ya ocurrió con Rampla y Cerro, y como siempre ocurrirá con Peñarol y Nacional. Quizás hasta después del primer título de Defensor en 1976, o hasta los primeros éxitos danubianos en los 80 y aquel Uruguayo de 1988, a nadie se le ocurría definirlo así. Pero el tiempo, que acomoda todo, también acomoda las pasiones: ya está, ya lo es, ya lo será. En esa condición indiscutible se encontrarán en la noche del viernes, buscando un camino que los acerque a la alegría. Es un partido con gente, con barrio y con un encono surgido virtuosamente por las camisetas, lo que, trasladado a un duelo definitivo, le da espesor de épica a lo que pueda suceder en la cancha, y contagia a propios y extraños.
El sábado al mediodía, el Centenario recibirá a Torque y Cerro Largo, dos equipos que llegan prendidos en la conversación y saben que este cruce puede marcar rumbos. Más tarde, Boston River intentará mantener el invicto –tiene poca prensa pero es el único imbatido de todo el torneo– y seguir cerca de la cima cuando reciba a Plaza Colonia en Florida. Al caer la tarde, Nacional será local en el Parque Central contra Liverpool, en un duelo de alto voltaje entre el puntero de la tabla anual y el campeón del Apertura. Requeterrecontrapartidazo, que además podría poner a los goleadores del Uruguayo frente a frente si se recupera Nicolás Diente López para enfrentar a Abel la Joya Hernández. ¡Qué jugadores!
El domingo la jornada arrancará temprano en el Paladino, con Progreso y Wanderers, que juegan con la presión de la tabla baja. Va a estar quente eso. Al mediodía, en el Tróccoli, Cerro y Miramar Misiones protagonizarán un choque directo por la permanencia, que pesa como una final. A media tarde, en el Saroldi, River Plate buscará cortar una racha interminable sin triunfos frente a Racing, mientras que el cierre será en el Campeón del Siglo con un Peñarol obligado a ganar, para sostener su lugar de privilegio, ante Juventud, que necesita puntos para no complicarse.
La octava fecha no definirá el campeonato, pero sí empezará a recortar caminos. Nadie está descartado en los números, pero la realidad marca que cada jornada deja heridos, rezagados y candidatos mejor perfilados. Y si algo enseña el fútbol uruguayo es que, hasta el último suspiro, las cuentas no cierran para nadie.
Después de eso, ya habremos atravesado la mitad del Clausura, el último módulo de la temporada, y se proyectará lo que resta en 21 puntos de mejor manera y, aunque no tendremos muchas certezas, podrán darse proyecciones más ajustadas.
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