Cerro, dejando todo lo que tiene y lo que puede, sin más brillos que su esfuerzo sin concesiones, sus ganas y capacidad para afrontar partido a partido, consiguió en el Viera un enorme triunfo como visitante 1-0 frente a Wanderers y, después de dos victorias en fila, toma un poquito de aire como para no estar con la parca del descenso respirando en la nuca, y se acerca a su vencido en la tabla del descenso, imprevistamente involucrado en los nervios de mantener la categoría.
El elenco que maneja con enorme capacidad Tabaré Silva quedó ahora a dos puntos de Wanderers en el descenso, y fuera de la zona de los tres que perderán la categoría.
El joven Bruno Morales fue el autor del gol del elenco villero en el primer tiempo y con esa diferencia alcanzó para que Cerro sumara dos triunfos de corrido y su rival quedara impactado con cuatro derrotas en fila.
El partido no pudo arrancar de buena manera y los 20 minutos iniciales fueron muy trabados entre dos oncenas que lo que buscaban era asegurar el cero para afirmarse después e intentar dar el paso adelante para quedarse con los muy necesitados 3 puntos.
La realidad les había otorgado ese mapa: Cerro todo el año peleando por salir del descenso y Wanderers con una temporada complejísima, con cuatro cuerpos técnicos en lo que va del campeonato, que cargaba con tres derrotas al hilo que estaban poniendo en zona peligrosa a los bohemios. Llegaría el cuarto partido perdido y más complicaciones.
Es cierto que Wanderers tuvo cierta iniciativa y se jugó más en campo de Cerro, pero, no obstante ello, el equipo dirigido por Daniel Carreño no pudo durante la primera mitad del tiempo inicial generar alguna situación propicia como para intentar poner a trabajar al arquero cerrense Renzo Bacchia.
El elenco local buscó mayoritariamente por el flanco derecho, contando con la buena capacidad del argentino Jonás Luna, que aprovechó su regate para colocar pelotas al centro del área con cierto peligro, como aquella que quedó a expensas del coloniense Rodrigo Chino Rivero, que la cabeceó al lado del palo del golero cerrense.
Sin problemas Morales
Cerro tuvo una sola oportunidad en la primera parte y la aprovechó. Fue un tiro libre desde larguísima distancia que tenía el sentido de ser un centro abandonado. La pelota le picó de manera inesperada a Johnny Da Silva, el arquero de Wanderers, le rebotó contra el pecho y apareció el joven Bruno Morales, el hijo del goleador Julio Mellizo Morales, para mandar un derechazo impresionante y poner el 1-0 para la visita.
Ni bien anotó el elenco albiceleste, Silva avisó a sus futbolistas que quedaban nada más que dos minutos, con la intención de irse a vestuarios con esa ventaja mínima. Finalmente, el equipo pudo marchar a vestuarios con el 1-0, pero fue por la enorme capacidad de su arquero Bacchia, que en dos oportunidades ya en el tiempo añadido salvó su arco frente a acciones de gran peligro generadas por el argentino Jonás Luna.
La segunda parte comenzó con la enorme inquietud de Wanderers por tratar de llegar al empate, pero Cerro tuvo capacidad para administrar la ventaja e inclusive buscar la posibilidad de generar algún contragolpe, cosa que en el primer tiempo no había podido hacer.
Después del cuarto de hora y advirtiendo que no había cambios en lo que respecta a la sequía del ataque de Wanderers, que solo ha anotado dos goles en lo que va de todo el Torneo Clausura, Carreño colocó en campo a Tabaré Uruguay Viudez y Pablo Suárez.
El local se cargaba de futbolistas de vocación ofensiva, pero tampoco podía llegar con capacidad sobre el área de Bacchia. Silva también modificó su equipo con delanteros, pero en este caso lo que hizo fue retirar a quienes estaban participando e incluir al riverense Enzo Larrosa y Emmanuel Cuello.
Nunca pudo levantarse Wanderers, que se fue enredando en su eterna madeja de frustraciones con la incomodidad latente de la tribuna, muy enojada con los futbolistas y sin paciencia con nadie, menos con Viudez, lejos, lejísimos de aquel joven brillante que pasó de Defensor al Milan AC o del determinante participante de la Libertadores que ganara el River Plate de Marcelo Gallardo en 2015.
Cerro es un equipo que siempre llega justo con lo que tiene y lo da todo. Hay una labor enorme de Silva zurciendo sus oncenas con futbolistas que consiguen sus mayores brillos con el esfuerzo del colectivo y toman del viejo espíritu obrero y fabril de la Villa del Cerro una forma de jugar, que para los que no están en la cancha es su forma de vivir. Un triunfazo.
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