Los ambientes familiares en los primeros años de vida son claves para el desarrollo del niño. La evidencia muestra que los niños que se crían en hogares violentos, con baja sensibilidad parental y poca estimulación tienen un menor desarrollo en sus habilidades cognitivas y socioemocionales. La pandemia de covid-19 trajo consigo complejidades económicas y sanitarias que, junto con el encierro forzado, aumentaron los estresores en las familias y los desencadenantes de situaciones de violencia intrafamiliar, accidentes en el hogar y problemas de salud mental y emocional. Entre febrero y abril, prácticamente se triplicaron en Uruguay las llamadas a la línea de orientación telefónica a víctimas de violencia de género, en un país ya marcado por altas tasas de femicidios (el séptimo en América Latina). En una encuesta a mujeres uruguayas usuarias de Facebook e Instagram realizada durante el confinamiento, una de cada cinco mujeres declaró ser víctima de violencia o conocer a alguien que lo es.

Por razones obvias, hay menos evidencia cuantitativa de situaciones de violencia contra niños y niñas, aunque todo sugiere que la covid-19 los sometió a más violencia psicológica y física. En un estudio realizado por Unicef con la Universidad de la República, 26% de las familias declaró haber aumentado la frecuencia de los gritos y 18%, los castigos hacia sus hijos. También hay evidencia anecdótica de niñas que denunciaron abusos a través de las computadoras del Plan Ceibal. Los niños más pequeños son los más invisibilizados por este tipo de situaciones y los que más secuelas pueden tener por la instancia del desarrollo que transitan.

Ante la urgencia de respuesta que exigía esta situación, y buscando actuar sobre todo a través de la prevención y la contención, junto con un conjunto de investigadores de la Universidad de Montevideo y la Universidad Católica del Uruguay adaptamos un programa de mensajes de texto y audio dirigido a familias con niños pequeños, que veníamos implementando en centros de primera infancia de Uruguay (centros CAIF) desde 2018. Este programa, denominado Crianza Positiva, tiene como objetivo mejorar las prácticas de crianza de las familias y el desarrollo de las habilidades de los niños a partir del reconocimiento de sesgos comportamentales en las decisiones de inversión parental. Nuestras evaluaciones de dicha intervención utilizando un diseño experimental (Balsa et al. 2020, Bloomfield et al. 2020) muestran que el envío de mensajes promotores de crianza positiva aumenta la cantidad y la calidad del involucramiento parental y favorecen el lenguaje entre madres y bebés. En particular, encontramos que aquellos que reciben los mensajes se involucran más frecuentemente en actividades físicas, didácticas y sociales con sus niños, y aumentan su capacidad reflexiva, así como su capacidad de pedir apoyo a la comunidad. Los efectos rondan en torno a los 0,24 desvíos estándar. También encontramos que las madres aumentan la duración de sus vocalizaciones cuando juegan con sus niños.

En la versión Covid del programa de mensajes de Crianza Positiva seguimos apuntando a intensificar la calidad y la frecuencia de la inversión parental, pero buscamos además afectar objetivos de corto plazo, entre ellos: 1) reducir los episodios de violencia doméstica, 2) disminuir los accidentes en el hogar y 3) aumentar las opciones de contención emocional para todos los integrantes del hogar.

Los mensajes se envían a familias en situación de vulnerabilidad socioeconómica tres veces a la semana durante 24 semanas. Llegan en forma indistinta tanto a la madre como al padre del niño, promoviendo la coparentalidad. Se envían en formato de texto o audio a través de una aplicación en sistema Android y se personalizan con el sexo y el nombre del bebé y con el sexo del adulto que los recibe. Las temáticas trabajadas incluyen la observación sensible y las expresiones de afecto y buenos tratos, la importancia de las rutinas y de la protección en el hogar, el lenguaje (el habla y la lectura) y el juego libre, herramientas de autocuidado (controlar emociones, liberar tensiones) y la promoción de la reflexión parental.

Al igual que en el programa anterior, la estructura de los mensajes en la semana se fundamenta en herramientas de la economía del comportamiento construidas a partir de la identificación de barreras a la crianza positiva. Para cada uno de los temas cubiertos, los mensajes son diseñados de forma tal de activar cuatro mecanismos. En primer lugar, buscan mitigar el sesgo por el presente informando o recordando sobre los efectos de las buenas prácticas de crianza en el niño. Por otro lado, buscan descomponer tareas parentales complejas en tareas más sencillas con sugerencias simples y actividades concretas. Así, se intenta abordar los problemas de inatención y fatiga cognitiva. Tercero, los mensajes intentan transformar identidades negativas en positivas, mediante la estimulación del autocuidado y el rescate de recursos parentales. Por último, se intenta contribuir a fortalecer rutinas y forjar hábitos nuevos, a través de la repetición, para combatir el sesgo del statu quo.

Adaptación de los mensajes a la situación planteada por la covid-19

Como señalamos, los mensajes fueron adaptados para trabajar distintas consecuencias derivadas de la situación de confinamiento y de la incertidumbre asociada a la pandemia. Algunos mensajes buscan trabajan la capacidad de la familia de lidiar con el encierro, otros intentan dar herramientas para afrontar las emociones negativas ocasionadas por la pandemia a través de ejercicios de relajación y de respiración. Se introduce varias veces el estar atentos a cambios en la conducta en el niño (por problemas de abuso o de violencia que puedan surgir), y se recuerda continuamente recurrir al centro CAIF de referencia en caso de necesitar ayuda o querer despejar dudas. Se refuerza la disciplina positiva y el afecto, y se enfatiza sobre las consecuencias que la violencia ejerce sobre el bebé. También se destaca la importancia de tener un hogar protegido para minimizar accidentes. A continuación citamos un par de mensajes que ilustran las adaptaciones mencionadas anteriormente:

“En estos días estuviste ‘poniendo a punto’ tu casa para tratar de que sea ‘a prueba de accidentes’. Pensá en aquellos momentos en que buscaste hacer el entorno de [nombre del bebé] más seguro y protegido. Estas medidas se vuelven especialmente importantes en estos tiempos en que estamos más en casa, y se hace más difícil el manejo del espacio que debemos compartir mientras trabajamos, estudiamos, jugamos… Es importante hablar con quienes viven contigo, y tratar de hacer acuerdos para usar el espacio compartido de la mejor forma según las necesidades de cada uno. Y pensar juntos en hacer quizás algunos cambios para hacer la convivencia más fácil en estos momentos”.

“En esta semana hemos visto la importancia de las rutinas en la vida de los bebés. Estamos viviendo un período en que han cambiado drásticamente muchas de nuestras rutinas, como el trabajo, el estudio, o la asistencia al CAIF, y esto puede provocar inseguridad, y hasta a veces, sensación de caos. La situación impacta también en [nombre del bebé], pudiendo reflejarse en más enojos, berrinches, miedos o comportamientos nuevos. Aunque hoy es un desafío organizar rutinas en medio de tanto cambio, sigue siendo importante. Intenta transmitirle a [nombre del bebé] seguridad y confianza, dejando claro que tú estás ahí para él. Es clave turnarnos entre los adultos en el cuidado de los niños, y organizarnos lo mejor posible (con horarios si es necesario) con el tiempo y el espacio”.

Los mensajes tienen en torno a 300 caracteres, para asegurar captar la atención del adulto. Algunos de ellos incluyen, además, un enlace para profundizar, a través del cual se entregan materiales más exhaustivos sobre las emociones en época de covid-19 o manuales de crianza para la etapa de desarrollo del niño, tips para lograr un hogar más seguro o vínculos a páginas web con canciones infantiles o libros para niños.

El programa fue lanzado la semana del 1º de julio y se prevé su finalización en diciembre. También en esta instancia hemos sometido a un proceso aleatorio la asignación de los mensajes de manera de poder evaluar los efectos una vez finalizada la intervención. Hemos implementado la intervención en 22 centros CAIF en 15 departamentos de Uruguay, que están trabajando con 338 familias con niños de entre cero y dos años. 17 centros adicionales constituyen el grupo de control. Esperamos poder contribuir con evidencia positiva en los meses venideros.

Referencias

Balsa, A, López Boo, F, Bloomfield, J, Cristia, A, Valdés, R, Cid, A, González, M, Ferro, MP (2020). The effect of Crianza Positiva e-messaging program on adult-child language interactions.

Bloomfield, J, Balsa, A, Cid, A (2020). Using Behavioral Insights in Early Childhood Interventions: the Effects of Crianza Positiva E-Messaging Program on Parental Investment.