Este jueves se reunió el Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central del Uruguay (BCU) —integrado por las jerarquías del BCU como asesores y por los tres directores como decisores—, que analizó la coyuntura de la economía local y definió una suba de la tasa de interés de referencia, medida que busca incidir en las expectativas de inflación. Dicha tasa, que se elevó de 5,25% a 5,75% —en 50 puntos básicos—, viene a representar el precio del dinero, porque es lo que pagan los bancos por obtener liquidez a un día de plazo.

Lo que persigue la medida es dejar atrás el escenario de política monetaria expansiva, que aplicó Uruguay y el resto de los países producto de la pandemia en busca de asegurar liquidez (dinero circulante), y priorizar el combate a la inflación. En agosto el BCU había elevado la tasa de 4,5% a 5%, y dos meses después a 5,25%.

La decisión no está exenta de críticas, ya que hay analistas que entienden que la recuperación de la economía aún no alcanzó niveles como para revertir la política monetaria.

El economista Javier De Haedo, exjerarca del gobierno de Luis Alberto Lacalle Herrera y que asesoró en la última campaña al Partido de la Gente, ya había mostrado discrepancias y este jueves dijo al semanario Búsqueda que sigue “creyendo que no debería tocarse” la tasa de referencia, y que en caso de hacerlo el directorio del BCU debería “limitar el aumento a lo mínimo que sea posible”. En esta línea contraria también se manifestó en anteriores oportunidades el director del BCU en representación del Frente Amplio, Ignacio Berti.

En el comunicado difundido tras la reunión del Copom, el BCU analizó sobre la coyuntura local: “se continúa observando una recuperación de la actividad económica sostenida, si bien asimétrica, como resultado de los protocolos de reapertura de muchas actividades, acompañada por una mejora en los indicadores del mercado de trabajo”.

A su vez, recordó que la inflación subió en octubre a 7,89% en el acumulado a 12 meses y sigue por encima del techo del rango meta del BCU, ubicado entre 3% y 7%. “Se ha enlentecido la convergencia de las expectativas de inflación al objetivo de inflación y aún se mantienen fuera del rango. Adicionalmente, en los primeros acuerdos salariales logrados se han observado desvíos respecto a la pauta salarial propuesta por el Poder Ejecutivo, tanto en los ajustes nominales como en la frecuencia de los correctivos, aumentando el riesgo de indexación de la cadena de precios”, sostuvo el organismo. Además, expresó que existe “una liquidez holgada que se gestiona a través de instrumentos de sintonía fina”.

Frente a esta realidad, el Copom “entiende necesario afianzar el proceso de reducción de las expectativas de inflación, en un escenario de recuperación y, para ello, juzga conveniente ubicar la tasa de política monetaria en 5,75%”, medida que el directorio del BCU decidió avalar. Además, se adelantó que “este paulatino proceso de salida de una fase expansiva de la política monetaria” continuará en próximas instancias, “atendiendo tanto a la reacción de las expectativas de inflación como al desarrollo de la situación sanitaria y económica”.

“En la medida que no haya retrocesos en materia sanitaria, la prioridad de la política monetaria se centrará en conducir las expectativas de inflación al centro del rango objetivo de 3% a 6% en el horizonte de política monetaria de 24 meses”, declaró el BCU.

Previo a conocerse la decisión, la consultora CPA Ferrere en un análisis publicado en su cuenta de Twitter había anticipado la medida, y sobre los motivos indicó: “A nivel local, la inflación en Uruguay ha mostrado un comportamiento ascendente en los últimos meses, alejándose de la meta. Adicionalmente, la inflación tendencial se ha mantenido cercana al 8% y las expectativas continúan por encima de la meta y de las proyecciones del gobierno”.