En primer lugar, del relevamiento se desprende una percepción “excepcionalmente buena del clima de negocios en Uruguay”, en tanto 88% de las personas consultadas lo calificó de “bueno” o “muy bueno”. No obstante, en relación a la instancia previa, se moderaron las expectativas en torno a la posibilidad de asistir a una mejora adicional de la situación económica y el clima de inversiones durante el próximo año. Por otra parte, la visión sobre la evolución reciente de la economía exhibió un deterioro en relación a los dos relevamientos anteriores, aunque siguen prevaleciendo “percepciones mayormente positivas”.

El impacto del deterioro externo

El relevamiento también aborda las expectativas en torno a la configuración de un escenario externo más adverso. En ese sentido, la mayoría de los empresarios consultados considera que “el país se encuentra en buenas condiciones para afrontar el deterioro del contexto internacional al que estamos asistiendo (y el resto tiene una visión mayormente neutra)”, 55% contestó que está “bien”, 3% indicó que “muy bien” y sólo 5% señaló que está “mal”.

Las expectativas de crecimiento

La mayor parte de los ejecutivos espera que la economía crezca por debajo de 3% en 2023, una dinámica magra que se extendería hacia un horizonte temporal de mediano plazo (2,7%). Si bien estas previsiones han venido ajustándose a la baja en los últimos 24 meses, siguen siendo altas en relación a los registros históricos que se desprenden de este importante insumo proporcionado por la consultora.

Esta visión está relativamente en línea con la que surge de la última encuesta relevada por el Banco Central del Uruguay (BCU) entre los analistas privados, que estiman una expansión del PIB de 3% para 2023 y una moderación hacia 2024 (2,5%).

Inflación y tipo de cambio

Como es de esperar, las presiones inflacionarias evidencian una importante persistencia, al margen de la moderación que arrojó el dato de octubre. Sobre esta dimensión, la encuesta de expectativas empresariales de Exante muestra que los ejecutivos esperan una desaceleración adicional en relación a los niveles actuales, pero ubicándola todavía por encima del techo del rango meta establecido por el BCU.

Según las estimaciones, la inflación cerrará este año en torno a 9,1% y el año próximo se ubicaría en el entorno de 8,1%. “Hay muy pocas respuestas que indican una inflación de dos dígitos a fines de 2023, pero subió la proporción de ejecutivos que aguardan que la inflación se sitúe entre 8% y 10% el próximo año”. En ese sentido, 54% de los ejecutivos relevados espera una inflación superior a 8% para diciembre de 2023. Por otra parte, menos de 20% considera que entrará en el rango meta en un horizonte de tres o cuatro años; las expectativas de inflación de los empresarios en un horizonte de mediano plazo se mantienen en el eje de 7%.

Complementando este panorama, la encuesta de expectativas empresariales que releva mensualmente el Instituto Nacional de Estadística volvió a mostrar un aumento de las estimaciones para los próximos 24 meses. En octubre los empresarios anticipaban que la variación del Índice de Precios del Consumo para 2022 sería de 9,5%. Para el año móvil cerrado en setiembre de 2023 la cifra se sitúa en el eje de 9%, y ronda el 8,5% para los 12 meses que culminan en setiembre de 2024 (cinco décimas más que lo que estimaban hace un mes).

En relación al tipo de cambio, que viene evolucionando a contrapelo de las tendencias globales, los ejecutivos relevados esperan un aumento para el próximo año. Concretamente, el promedio de las respuestas arroja una cotización del entorno de 43,8 pesos para los próximos 12 meses.

En el caso del relevamiento efectuado por el BCU en octubre, las perspectivas cambiarias de los analistas apuntan a una cotización de 42,2 pesos para el próximo diciembre, y de 44,8 para el cierre del año próximo. En ese sentido, ambas encuestas sugieren que el peso uruguayo revertiría la tendencia de 2022 y se depreciaría a efectos de acortar las brechas que se han ido ampliando respecto del universo de economías relevantes.

Sobre la situación de las empresas

En este capítulo, los datos presentados por Exante señalan que más de 50% de los encuestados entiende que la situación general de su empresa es mejor que un año atrás, y 38% indica que sus ventas están superando lo presupuestado para este año.

La mayoría de las empresas empataron o superaron los niveles prepandemia en lo que refiere al volumen de negocios, aunque 17% todavía no logró superar ese hito.

Se moderaron las expectativas sobre la situación general de las empresas dentro de un año, pese a que el saldo de respuestas se mantiene en terreno positivo.

La producción de la mitad de las empresas aumentará el próximo año, y algo similar sucede en torno a los niveles de inversión, aunque para la rentabilidad las expectativas son más moderadas.

En materia de empleo, tres de cada 10 encuestados estima que su empresa empleará a más trabajadores el próximo año; 11% espera incluso una reducción de su plantilla.

La “disponibilidad de tecnologías ahorradoras de mano de obra” y el “salario real elevado” son las dos respuestas que ranquean más alto cuando se consulta sobre los principales condicionantes que limitan el incremento del personal.

En relación a los desafíos que enfrentan las empresas, la “competencia creciente”, la “gestión de recursos humanos” y la “incorporación de tecnología” permanecen como los centrales.

Evolución de la gestión y perspectivas de reformas

Por último, la encuesta de Exante se adentra en los desafíos que tiene por delante el gobierno y en la evaluación que hacen los empresarios de su gestión. En lo que hace al crecimiento económico, 84% de los encuestados evaluó la gestión como “buena” y 15% como “regular”. Cifras similares se desprenden en materia de promoción de la inversión. Para la situación fiscal 79% estimó que la gestión es buena, y para el desarrollo de infraestructura esa cifra asciende a 73%.

Un escalón más abajo aparecen el desempleo, ítem en el que 57% de las respuestas fueron “buena”, y la inserción externa, con 58% de respuestas favorables. En lo que hace a la competitividad internacional el panorama cambia, en tanto 42% indica que la gestión es “regular” y 20% dice que es “mala”. Con la educación sucede algo similar (44% y 22%, respectivamente), y es en lo que refiere a la evolución de la pobreza donde la evaluación es más crítica: 25% estima que es “buena”, 50% que es “regular” y 25% que es “mala”.

Yendo un paso más adelante, el informe sugiere que “los ejecutivos continúan señalando que el gobierno debería priorizar mejorar la calidad de la educación y la seguridad pública”. También la apertura externa emerge en el ordenamiento de las cosas que debería priorizar el gobierno en esta instancia de consulta. Asimismo, 38% de los empresarios considera que el gobierno debería priorizar el tema inflacionario, llevando la inflación hacia el rango meta (46% era este guarismo seis meses atrás).

Por otra parte, cabe destacar que la mayoría de los encuestados espera “escasos cambios” en materia de política económica para el próximo año (57% de las respuestas). Por último, el relevamiento se adentra en algunas de las reformas que están pendientes para capturar qué tan probable es su concreción a los ojos del empresariado uruguayo.

Sobre esto, las expectativas más positivas se inclinan hacia la aprobación de la reforma previsional y hacia los avances en el plano de la educación. Para el resto, las expectativas son menos optimistas en cuanto a las posibilidades de avance. En particular, apenas 12% considera que la probabilidad de avanzar en la modernización del marco de relaciones laborales es alta, y sólo 20% entiende que podría haber avances en lo que tiene que ver con la reforma del mercado de los combustibles. En el caso de la solicitud de ingreso al Tratado Integral y Progresivo de la Asociación Transpacífico, 64% de los relevados le asigna baja probabilidad, mientras que para la concreción del tratado de libre comercio con China esa cifra se ubica en el entorno de 70%.