Hamdan bin Mohammed Al Maktoum no es una persona corriente. Desde 2008 es el príncipe de la corona de Dubái, es un poeta reconocido popularmente bajo el seudónimo Fazza y ha sido campeón múltiples veces en los juegos ecuestres mundiales. Además, es aficionado del mundo cripto.

El particular mandatario anunció desde su cuenta de Twitter –con más de 4,5 millones de seguidores– lo que llamó la Dubai Metaverse Strategy. La estrategia, que tiene por objetivo “multiplicar por cinco el número de empresas dedicadas a blockchain y metaverso”1 residentes en Dubái durante los próximos cinco años, generaría “40.000 empleos virtuales” y agregaría 4.000 millones de dólares al producto bruto del país. En términos de posicionamiento global, Dubái pretende con esto convertirse en “la primera ciudad en la región” y colarse dentro del top 10 mundial en lo que refiere a la “economía del metaverso”.

A la presentación de la estrategia le siguió el anuncio de la Dubai Metaverse Assembly, otro hito que pretende consolidar a la ciudad como la capital mundial de la criptoeconomía. Este evento, que se realizará a fines de setiembre, reunirá a más de 300 expertos, innovadores y estadistas para entender el potencial del metaverso y prepararse para capitalizarlo.

En mi opinión esto no es, o al menos no lo es por completo, un capricho o una excentricidad de una de las ciudades más ricas del mundo. Por el contrario, obedece a un posicionamiento estratégico por parte de un conjunto de países (entre ellos, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita) que pretenden diversificar su portfolio de inversiones más allá del petróleo, aprovechando las ventajas competitivas que surgen de la concentración de capital y de sus estrategias agresivas de captación de inversores cripto. Puede ser, además, un paso adicional en la competencia interestatal para captar estos capitales y regular la tecnología al mismo tiempo, como comentamos en otra columna.2

Este dilema entre regulación y captación de capitales está generando discursos contrapuestos por parte de los países, que distan de moverse hacia un consenso. Por ejemplo, mientras Rusia prohíbe las criptomonedas –signifique lo que signifique esto–, el Banco Central de Inglaterra avanza en una consulta pública para la creación de su Central Bank Digital Currency. Lo que resulta claro es que el interés estatal, tanto desde el punto de vista del fomento y la inversión como desde la perspectiva regulatoria, no se ha detenido producto de la caída en la valorización del mercado cripto. Por el contrario, sigue avanzando a paso firme.


  1. El metaverso es un espacio de realidad virtual donde los usuarios pueden interactuar con un entorno generado por computadora y con otros usuarios humanos. 

  2. “Her Majesty the Queen entra al mundo cripto”, la diaria