Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el precio de los alimentos volvió a caer en julio y se retrajo 8,6% en relación al mes anterior, siendo la mayor contracción mensual desde octubre de 2008. No obstante, el índice general permanece 13,1% por encima de los niveles observados un año atrás. Si bien todos los compontes del indicador descendieron, las mayores caídas correspondieron al precio de los aceites vegetales (19,2%) y los cereales (11,5%).
En el caso de los aceites, el indicador alcanzó en julio el registro más bajo de los últimos 10 meses. En particular, el fuerte retroceso mensual estuvo explicado por la caída de los precios mundiales de los aceites de palma, soja, colza y girasol. En el primer caso, la dinámica se explicó por las perspectivas de una abundante oferta desde Indonesia principal exportador, mientras que en el caso del aceite de soja y colza la retracción del precio estuvo asociada a la debilidad de la demanda y a las previsiones de una mayor oferta ante la reciente cosecha. En lo que refiere al precio del aceite de girasol, la presión bajista vino de la debilidad de la demanda global, pese a que la incertidumbre logística en la región del Mar Negro operó en el sentido opuesto. También contribuyó a la baja del precio de los aceites el retroceso que exhibió el petróleo.
En lo que refiere a los cereales, la caída del precio también fue generalizada en julio. El trigo lideró el descenso (14,5% mensual), producto del acuerdo entre Ucrania y Rusia para desbloquear los principales puertos ucranianos en el Mar Negro y de la mayor disponibilidad estacional. Igualmente, el precio del trigo sigue siendo 25% más alto respecto a julio de 2021. Por otro lado, el acuerdo para desbloquear los puertos ucranianos también contribuyó a contener el precio del maíz (que cayó 11%), a lo que también ayudó la mayor oferta desde Argentina y Brasil. A su vez, la debilidad de los mercados del trigo y maíz ejerció presión a la baja sobre los precios del sorgo y la cebada (13% en ambos casos). Por último, los precios internacionales del arroz cayeron por primera vez desde el comienzo de 2022.
En la órbita de los productos lácteos el precio cayó 2,5% en términos mensuales, aunque los niveles se ubican 25% por encima en relación al mismo mes del año anterior. A pesar de la debilidad general de la actividad comercial, la menor oferta mundial sostuvo los precios mundiales en niveles elevados. Según indica el reporte, las cotizaciones de la leche desnatada en polvo fueron las que registraron el descenso más pronunciado, seguidas de las de la mantequilla y la leche entera en polvo, debido a la escasa actividad en los mercados europeos con motivo de las vacaciones de verano. En el caso del queso, los precios internacionales se mantuvieron incambiados.
El descenso mensual fue bastante menor para la carne, que apenas retrocedió 0,5% en relación a junio. Sin embargo, julio trajo la primera caída interanual de los precios luego de seis meses. La mayor caída correspondió a la carne ovina, dado el aumento de la oferta exportable de Australia. En lo que refiere a la carne bovina, los precios internacionales también retrocedieron a raíz de la dinámica de la oferta por parte de las principales regiones productoras, que superó la demanda global durante el último mes. Distinto fue el caso de las carnes de aves, que alcanzaron un máximo histórico en un contexto signado por brotes de gripe aviar en el hemisferio norte.
Por último, el componente correspondiente al precio del azúcar retrocedió 3,8% en relación a junio, alcanzando el nivel más bajo de los últimos cinco meses. Según el organismo, la preocupación por las perspectivas de la demanda a raíz de expectativas de una mayor desaceleración de la economía mundial deprimió las cotizaciones internacionales del azúcar. También operaron en ese sentido el debilitamiento del Real brasileño, el descenso de los precios del etanol y las perspectivas de mayores exportaciones provenientes de India.