Los datos de agosto

Inflación estable, pero con presiones persistentes

El índice de precios al consumo (IPC) aumentó 0,8% entre julio y agosto, ubicándose por encima de las expectativas de las analistas relevadas mensualmente por el Banco Central del Uruguay (0,6%). Con esto, la inflación acumulada en los primeros ocho meses del año asciende a 7,7%.

En términos mensuales, las tres divisiones del IPC con mayor incidencia fueron Alimentos y Bebidas no Alcohólicas, Salud, y Muebles, Artículos y Productos para el Hogar. La primera de ellas aumentó 0,8%, aportando cerca de una cuarta parte del incremento mensual de la inflación. Al interior destacaron los incrementos de panes y cereales (1,5%), aceites y grasas (1,1%) y azúcar, mermelada, miel, chocolate y dulces de azúcar (1,4%). En el caso de la segunda división, el aumento fue 2,1% y se explicó por las variaciones de la cuota mutual particular (5,8%), los tickets de medicamentos (2,9%) y las órdenes médicas mutuales (3,2%). La tercera división, por su parte, aumentó 2,2% en relación a julio, impulsada por el incremento del servicio doméstico en el marco de los ajustes salariales de julio (5,6%). Cabe señalar que la incidencia recoge conjuntamente dos dimensiones: la variación de la división y el peso relativo −el ponderador− que tiene dentro de la canasta.

En perspectiva interanual, es decir, en relación a agosto de 2021, la inflación se mantuvo estable en torno a 9,5%. Sin embargo, cuando se analiza el componente tendencial, que recoge la variación de los precios que son más estables dentro de la canasta, el nuevo dato arrojó una aceleración de las presiones inflacionarias. Esto implica que el desafío de moderar el aumento de los precios se viene agudizando, pese a que la variación del tipo de cambio ha venido contribuyendo en el frente inflacionario.

¿Por qué motivo? Porque dentro de la canasta de consumo muchos de los precios son sensibles a los vaivenes del dólar, dado que corresponden a productos transables −comercializables con el exterior−. De hecho, la inflación transable, que refleja justamente lo anterior, se desaceleró en agosto, contrario a lo que sucedió con la inflación no transable, que refleja la otra parte de la canasta, es decir, la evolución de los precios que se determinan bajo condiciones domésticas.

Cabe destacar que los alimentos continúan con aumentos interanuales de dos dígitos. Concretamente, el aumento en agosto para esta subdivisión fue de 12,1% (similar al registro de julio) y promedia 11,2% en lo que va del año. Al interior destacan las variaciones de pan y cereales (16%), legumbres y hortalizas (15,1%), lácteos (13,5%) y aceites y grasas (12,7%). El otro rubro que ha venido impulsando la inflación en la comparación interanual ha sido el de transporte, que en el mes de agosto se desaceleró, con un incremento equivalente a 11,4% (13,2% es la variación interanual promedio en 2022).

Foto del artículo 'La evolución de los precios en agosto y las perspectivas hacia adelante'

Sistema de Información de Precios al Consumidor

La información anterior puede complementarse con el relevamiento realizado por el Sistema de Información de Precios al Consumidor (SIPC), que opera en la órbita de la Unidad de Defensa del Consumidor del Ministerio de Economía y Finanzas.

Según el último reporte, que relevó información de 207 productos y marcas representativas de 85 artículos, 64 de ellos presentaron una reducción mensual del precio en agosto, que en promedio se ubicó en torno a 1,1%. La mayor rebaja fue 5,1%, y correspondió a la paleta vacuna sin hueso. En segundo lugar se posicionó la cocoa, cuyo precio cayó 4,6% en relación a julio, y luego el tomate perita (-3,9%). En contraposición, 122 productos exhibieron un aumento mensual, que en este caso promedió el 2%. La mayor variación correspondió al zapallo calabacín, y ascendió a 21,9%. Detrás se situó el jabón de tocador (16,3%) y el repelente en aerosol (10,7%).

El SIPC tiene por objetivo mejorar el acceso de los consumidores a la información para estimular la competencia y potenciar el proceso de difusión, mediante la actualización de una base de datos que contribuye a comprender y monitorear el fenómeno de la formación de precios en nuestro país. Además de este relevamiento, la herramienta permite comparar la dispersión de los precios en las distintas cadenas de ventas, presentando una comparativa entre grandes superficies y establecimientos con un formato amistoso para el usuario −que puede armar su propio carrito y comprar donde le resulte más conveniente según su ubicación geográfica−.

A modo ilustrativo, fue con la información del SIPC que Fernando Esponda elaboró el Índice de Precios del Asado con Picadita (IPAP), que ahora cuenta con un bot automatizado que actualiza y publica la información al otro día de ser divulgada.[^1] En agosto el precio de un asado con picadita fue $2742, $26 más caro que el mes anterior y $277 por arriba de agosto de 2021. Esto implica un aumento de 11,2% interanual para el IPAP. Las categorías con mayor variación en el mes correspondieron a la picadita (16,9%) y la ensalada (16,7%). El asado aumentó 9,5%, la bebida 10,2% y el postre 12%.1

Las expectativas de los analistas

Según la última encuesta de expectativas que mensualmente releva el BCU entre casi 30 analistas, la inflación cerraría el año levemente por arriba de 8,7%. Para 2023 las expectativas apuntan a una inflación de 7,4% y para 2024 estiman una inflación de 6,6%. En julio esas cifras eran 8,6%, 7,2% y 6,6%, respectivamente. En efecto, las proyecciones de los encuestados se volvieron a alejar marginalmente de las metas establecidas por el BCU y de las estimaciones presentadas por el gobierno en el marco de la última Rendición de Cuentas (8,5%, 6,7% y 5,8%, respectivamente).2

Para este año en particular, las estimaciones de los 27 analistas quedaron comprendidas dentro de un rango que se mueve entre 9,6% (máxima) y 8,2% (mínima).

Las expectativas de los empresarios

El INE divulgó la semana pasada su última encuesta de expectativas empresariales, correspondiente al mes de agosto. Según este relevamiento, los empresarios esperan una inflación del entorno del 9% para este año. Para los próximos 12 meses, es decir, para el período comprendido entre agosto de 2022 y julio de 2023, las respuestas anticipan una inflación de 8,8%, en tanto que para los 12 meses siguientes −año móvil cerrado en julio de 2024− las expectativas señalan una leve moderación, que dejaría la variación interanual de los precios en torno a 8,3%.

Foto del artículo 'La evolución de los precios en agosto y las perspectivas hacia adelante'

Es importante destacar esta última cifra, dado que esa es la ventana temporal que se corresponde con el horizonte de la política monetaria. Y en ese sentido, las expectativas de agosto supusieron el primer aumento desde abril de 2021 (desde entonces habían permanecido estables en 8%, como se aprecia en el gráfico). Con esto, las expectativas de los empresarios también se alejan de las metas oficiales y del techo del rango meta del BCU, que a partir de este mes pasó de 7% a 6%.

En la pista de Engel: la inflación según deciles de ingreso

En el escenario actual de inflación, caracterizado por un incremento significativo del precio de los alimentos, vale la pena retomar el análisis desplegado por Fernando Esponda dos años atrás. Inspirado por la ley de Engel, que intuitivamente advierte que cuanto más pobre es una familia mayor es la proporción de su ingreso que gasta en comida, ajustó los ponderadores de la canasta de consumo elaborada por el INE para reflejar el peso diferencial que tienen los alimentos según el decil de ingresos al que pertenece cada hogar. Vale recordar, en este sentido, que la división correspondiente a alimentos y bebidas no alcohólicas tiene asignado un peso relativo de 26% en el total de la canasta. Sin embargo, todos consumimos diferente, y en particular el peso de los alimentos depende del nivel de ingreso de las personas, como bien señaló Engel a mediados del siglo XIX.

Entonces, ¿cuánto pesan los alimentos en hogares que no son el promedio? Según la misma encuesta sobre la que descansa la construcción del IPC, en el primer decil (10% más pobre de la población) los alimentos pesan 35%, mientras que en el último decil (10% más rico) los alimentos pesan sólo 11%. Contemplando esta diferencia es que surgen dos índices alternativos que permiten aproximarnos al impacto diferenciado que tiene el fenómeno inflacionario actual sobre los distintos segmentos de la población.

A este respecto, los datos de agosto pautaron una inflación del entorno de 9,8% para el primer quintil de ingresos y una inflación cercana a 9,1% para el último quintil. Si se analiza la evolución reciente, la mayor diferencia entre ambos indicadores alternativos ocurrió en el mes de mayo de 2020: la inflación general se ubicó en 11%, la del primer decil en 12,1% y la del último en 9,4%. En otras palabras, la distancia entre las inflaciones de ambas poblaciones alcanzó el 2,7%. A partir de ahí, en línea con la moderación de la inflación global, esa brecha se redujo e incluso pasó a terreno negativo entre abril de 2021 y enero de 2022.

Con la irrupción de la guerra, el precio de los alimentos volvió a trepar con efectos especialmente nocivos para los hogares más pobres. Desde entonces, la distancia entre estos dos índices alcanzó su máximo en marzo, con una brecha de 1% (9,7% y 8,7% respectivamente), y al día de hoy se ubica en torno a 0,6%.


  1. La canasta del IPAP está pensada para un asado con picadita para seis personas y se compone de los siguientes productos: bebida (tres cervezas Patricia de 1 litro, una Coca-Cola de 2,25 litros y un vino tinto Santa Teresa clásico de 1 litro), picadita (paquete de papas chips Lay’s de 150 gramos, 300 gramos de queso colonia y dos flautas, parrilla (un kilo y medio de asado de tira, una colita de cuadril de 1 kilo y tres chorizos extra Cattivelli), ensalada (una lechuga y tres tomates) y postre (un helado Crufi de dulce de leche granizado de 1 litro). 

  2. Esta encuesta se relevó previa al dato de agosto.