La crisis hídrica que vivió el país hasta agosto del año pasado pasó a ser una historia lejana para muchos uruguayos. Sin embargo, la discusión sobre cuál fue su impacto económico real sigue hasta el día de hoy, sobre todo porque los productores continúan enfrentando sus consecuencias.

Mientras el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) evaluó que el déficit hídrico generó “pérdidas directas en la fase primaria agropecuaria por 1.809 millones de dólares”, dirigentes de asociaciones de productores rurales dijeron a la diaria que el costo fue mayor.

“La pérdida total fue evaluada en casi 2.000 millones de dólares, según el ministerio, pero estoy seguro de que es más que eso. Damos por bueno el informe, pero creemos que indirectamente se perdió más”, dijo a la diaria el presidente de Cooperativas Agrarias Federadas (CAF), Pablo Perdomo.

En el mismo sentido, el exministro de Ganadería, Agricultura y Pesca Ernesto Agazzi dijo a la diaria que el costo total es tres veces mayor que el de la producción, tomando como referencia un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre mediciones de impactos de sequía.

“Como los fenómenos de las inundaciones y de la sequía se están repitiendo con mucha frecuencia, lo que hizo la FAO fue poner una cantidad de técnicos a trabajar y definir una metodología para medir los daños y las pérdidas. Aplicando esa metodología es que ellos sacaron la conclusión de que el costo total es siempre tres veces mayor al productivo. Sería bueno que se pueda aplicar esa metodología a Uruguay para medir esto. El gobierno tiene que hacer mediciones más serias”, afirmó.

Explicó que el costo total es mayor al de la producción porque engloba las pérdidas que sufre el Estado al retrasar pagos y subsidiar algunas áreas así como también estudia el efecto en las aseguradoras, en los créditos y en las personas en general.

En la Rendición de Cuentas, presentada el 5 de julio del año pasado, en la sección “Déficit hídrico en la producción agropecuaria”, el gobierno estimó “pérdidas directas por 1.809 millones de dólares en esta emergencia, siendo en términos históricos las mayores pérdidas registradas de las últimas tres décadas”.

Según datos de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria, lechería tuvo pérdidas por 136 millones de dólares, y hubo también pérdidas en ganadería (258 millones), praderas perdidas (145 millones), agricultura de secano (1.053 millones), frutales hoja caduca y citricultura (43 millones), viticultura (12 millones) y forestación (162 millones).

Caída en las exportaciones

El presidente de CAF, que representa a más de 10.000 productores de todo el país, sostuvo que la sequía influyó en la baja de exportaciones que se registró hace unos días y advirtió que repercutirá en el cierre del ejercicio de la ganadería y la agricultura al 30 de junio.

“Esta situación va a ser bastante complicada, porque con esos menores ingresos, las carpetas de los productores han dado muy por debajo, han sido las peores, y también eso repercute en menos producción, menos ingreso. Cada kilo de menos que se produce en la parte agropecuaria influye en el resto de la cadena y en los ingresos como país”, agregó.

Por su parte, el Ejecutivo es consciente de que la sequía tuvo un “efecto significativo” y las consecuencias “fueron gravísimas” en todos los rubros, dijo a la diaria el director general de Recursos Naturales del MGAP, Martín Mattos. El alto funcionario, quien es ingeniero agrónomo especializado en gestión ambiental, afirmó que los efectos se siguen viendo hasta el día de hoy ante “la falta de exportaciones y con la generación de PIB”.

“Durante la sequía, la producción y la economía del país se vieron significativamente afectadas, especialmente en la agricultura. Las exportaciones disminuyeron debido a la pérdida de cultivos y bajos rendimientos. La ganadería también sufrió, pero estaba más preparada para traer alimentos de afuera. La horticultura y la fruticultura también se vieron afectadas en términos de producción y calidad. Los efectos de la sequía continúan y se necesitan inversiones para prevenir futuras situaciones similares”, dijo.

En el informe anual de la agencia gubernamental Uruguay XXI, divulgado el 2 de enero, se constató una caída de 13% en las exportaciones uruguayas en 2023 en comparación con 2022. En total se contabilizaron 11.518 millones de dólares, es decir, 1.725 millones menos respecto de los 13.243 millones del año previo, cuando se registró un récord nacional absoluto.

El gobierno sostiene que durante 2023 “ni el contexto externo ni el interno contribuyeron con las exportaciones uruguayas”. En el plano local se menciona el impacto de la sequía “sin precedentes” que afectó al país y que “perjudicó la producción agropecuaria”, lo que significó cerca de un 3% del PIB.

“Efectos devastadores” y “sobreendeudamiento”

Los efectos de la crisis hídrica han sido “devastadores” y generaron un fuerte endeudamiento, especialmente en los pequeños productores, afirmaron líderes de gremiales agropecuarias y representantes del Frente Amplio (FA).

“Las consecuencias de la sequía en realidad han sido devastadoras. Los efectos siguen hasta hoy porque provocaron un fuerte endeudamiento. Sobre todo en parte del litoral y del sur, la consecuencia fue terrible porque en muchos casos el seguro no cubría los gastos de cosecha. Además, toda la parte reproductiva se vio afectada”, dijo a la diaria el diputado frenteamplista Alfredo Fratti, quien también integra la Comisión de Agricultura y Pesca de la Cámara de Representantes.

La sequía causó una “gran reducción” en las ventas y “pérdidas significativas” en la cosecha agrícola; los cultivos de verano como la soja y el maíz fueron un “fracaso”, lo que afectó principalmente a los pequeños y medianos productores que carecían de seguro, advirtió, en diálogo con la diaria, el ingeniero agrónomo y presidente de la Federación Rural, Jorge Andrés Rodríguez.

En la Federación Rural, integrada por casi 50 asociaciones de productores rurales, le llaman a la sequía la “gran pandemia agropecuaria”, agregó.

“Los productores luchan para pagar sus deudas, y los gastos de combustible y transporte son demasiado altos. Incluso los propietarios están teniendo dificultades para cubrir sus gastos mensuales. La situación es aun peor para los arrendatarios, quienes han perdido grandes sumas de dinero y han tenido que tomar créditos para sobrevivir”, indicó.

“Los efectos de la sequía se ven hasta el día de hoy y se verán en el futuro. Los terneros que faltaron, las preñeces que no se realizaron el año pasado, acarrean un déficit que va a faltar en la industria frigorífica de aquí a dos o tres años. Cada vaca demora un año en obtener un ternero y eso no se puede cambiar”, agregó.

En la misma sintonía, Fratti dijo que los novillos que no van a estar dentro de dos años para faenar, implican menos mano de obra y caída del PIB.

Medidas a futuro

Todos los entrevistados, incluido Mattos, consideraron que el próximo gobierno tendrá una situación difícil que enfrentar y remarcaron la importancia de impulsar medidas a largo plazo.

“Es importante que pensemos como país qué vamos a hacer en el futuro, porque van a seguir sucediendo sequías. No podemos esperar a que la gente llore, y recién después reunir a unos técnicos y declarar la emergencia cuando la sequía ya está instalada para resolver a quién le damos préstamos. Porque en realidad dar un préstamo bancario es como depositar en manos de los bancos la solución de las pérdidas. No son ellos los que tienen que solucionar esto, son las autoridades políticas”, reflexionó Agazzi.

En la misma sintonía, Fratti consideró que el próximo gobierno enfrentará un “gran desafío” con el agro, ya que su importancia va más allá de las exportaciones y tiene un impacto significativo en la economía interna del país.

“Habría que ensayar algún paquete de medidas paliativo y otra vez otorgar plazo para que la gente pueda hacer frente a las obligaciones que tiene. Cualquiera sea el gobierno que venga, va a tener un problemón arriba de la mesa por la importancia que tiene el agro en el funcionamiento de todo el país. Este tema tiene además otra dimensión que es que Uruguay como nación todavía no es consciente de cómo mueve a la economía internamente”, agregó.

Por su parte, Rodríguez consideró que tendría que ser una “política de Estado que trascienda los gobiernos” y afirmó que hay que ponerse a trabajar en el largo plazo, con un fuerte diálogo con las gremiales rurales.

Asimismo, Mattos dijo que es necesario que los productores inviertan, porque eventos de déficit hídrico seguirán pasando en Uruguay. “Lamentablemente somos un país que tiene dificultades en el factor inversión, y siempre la producción agropecuaria es a mediano plazo y a largo plazo, entonces muchas inversiones son necesarias para producir en el corto tiempo [...] todavía hay que sumarle más proactividad y más iniciativa para que esas inversiones tan necesarias en cuanto a prevención de estos graves eventos se puedan hacer cuanto antes”, afirmó. Sostuvo que este tipo de decisiones depende de la cultura de los productores y de la volatilidad de la situación económica de cada uno de los sectores.

“Por supuesto que hay que hacer políticas para prevenir y para estar lo más preparado para este tipo de cosas, pero a veces no pueden invertir. Quizás pudiera haber otro actor que sí lo pueda hacer. Se podría buscar algún arreglo proactivo contractual de forma tal que haga una sinergia y que ganen todas las partes. Me parece que el sector agropecuario puede ser interesante para invertir”, concluyó.

Presidente de CAF: La seca “no terminó”

El presidente de CAF, Pablo Perdomo, dijo que aunque el clima es “casi normal”, en algunos lugares sigue el déficit hídrico, por lo que la “seca no terminó”.

“En el caso personal, han llovido unos 300 milímetros menos en 2023. Hay zonas en las que hay agua en exceso, sobre todo en el norte. En el sur, algunas zonas todavía están con déficit hídrico. La seca para nosotros no terminó”, afirmó.

El último Boletín Hidrológico que realizó la Dirección Nacional de Aguas (Dinagua), en el que técnicos examinaron la situación de las cuencas hidrográficas en noviembre y establecieron las perspectivas para los próximos meses, determina que “en la cuenca del río Santa Lucía –fuente de la que se abastece la empresa pública estatal para brindar el servicio a Montevideo, parte de Canelones y San José– persiste aún una condición de sequía hidrológica”.

También plantea que “en la mayor parte del territorio nacional se observaron precipitaciones de hasta 161% por encima de los valores que normalmente se registran en esta época del año, a excepción de cuencas ubicadas al suroeste del país, donde persisten las condiciones pluviométricas por debajo del valor normal”.