El proyecto
Hoy comenzamos una serie de columnas que analizan la evolución de Uruguay en los últimos 25 años, basada en 25 variables clave que abarcan desde la macroeconomía hasta los aspectos sociales que definen nuestro desarrollo. En esta primera entrega nos enfocamos en el plano macroeconómico, seleccionando dos indicadores fundamentales: el crecimiento y el déficit fiscal. A través de gráficos y explicaciones sencillas, buscamos ofrecer un análisis accesible que invite a reflexionar sobre el pasado reciente de forma de contribuir al debate público a pocos días de las elecciones nacionales. La versión completa se encuentra disponible en etcetera.uy.
La película
¿Cómo se mide el crecimiento económico?
El crecimiento económico se mide a través de la variación del PIB, un indicador clave en la evaluación de la actividad económica de un país. El PIB refleja el valor total de los bienes y servicios producidos dentro de un territorio en un período determinado, lo que permite dimensionar el desempeño económico de un país. En Uruguay, el Banco Central del Uruguay (BCU) es el organismo encargado de relevar esta información y lo hace con frecuencia trimestral.
¿Qué sucedió con el crecimiento económico en lo que va del siglo XXI?
El primer gráfico refleja la evolución del PIB uruguayo a lo largo de los últimos 25 años. Durante el mandato de Jorge Batlle (2000-2005), se produjo una contracción económica del 3,0% en el marco de la crisis económica y financiera que atravesó el país entre 1999 y 2002. Posteriormente, durante el gobierno de Tabaré Vázquez (2005-2010), se produjo una fuerte recuperación de la actividad, con un crecimiento promedio anual del 6,9%. Luego, el mandato de José Mujica (2010-2015) mantuvo un crecimiento de 4,9% anual, sensiblemente por encima del promedio histórico. Por su parte, el segundo mandato de Vázquez (2015-2020), así como el de Luis Lacalle Pou (2020-presente), se han caracterizado por bajas tasas de crecimiento. En concreto, el crecimiento promedio anual se ubicó en 1,0% y 0,7%, respectivamente, por debajo del potencial estimado para la economía (que es del orden del 2,5% anual).
A pesar de los vaivenes económicos internacionales, uno de los grandes logros de Uruguay tras la crisis de 2002 ha sido mantener un crecimiento relativamente estable, considerando su condición de país pequeño, abierto y ubicado en una región volátil. En ese sentido, este recorrido gráfico evidencia cómo la política macroeconómica logró sostener el crecimiento, aunque con variaciones según el período, y también refleja las dificultades para mantener tasas elevadas durante la última década.
¿Qué es y cómo se mide el déficit fiscal?
El déficit fiscal ocurre cuando los gastos del Estado superan sus ingresos en un período determinado. Es decir, el gobierno gasta más de lo que recauda, generando un desequilibrio entre ambos rubros. Este fenómeno puede financiarse de tres formas principales: con impuestos, emitiendo más dinero o recurriendo al endeudamiento público, es decir, tomando préstamos para cubrir esa diferencia.
En Uruguay, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) calcula mensualmente el valor del déficit fiscal. Para ello se consideran todos los ingresos del Estado (provenientes de impuestos, contribuciones a la seguridad social y otros) y egresos (como sueldos de funcionarios, gastos de funcionamiento e inversiones, prestaciones sociales, entre otros). El resultado muestra si el país tiene superávit (más ingresos que gastos) o déficit (más gastos que ingresos).
La política fiscal debe ser sostenible para garantizar un entorno macroeconómico estable, además de ser clave para implementar las políticas del gobierno. Aunque no es viable, ni deseable, mantener un déficit que comprometa la sostenibilidad de la deuda, en ciertos contextos puede ser una herramienta útil para mitigar los efectos negativos de una crisis (como ocurrió durante la pandemia) o para financiar proyectos de inversión, tanto en infraestructura como en desarrollo de capacidades, que impulsen el crecimiento económico a largo plazo (mejorando por esa vía la capacidad de repago de la deuda contraída).
¿Qué sucedió con el déficit fiscal en el período analizado?
La segunda gráfica refleja la evolución del déficit fiscal del sector público consolidado en Uruguay durante los últimos 25 años, destacando los promedios quinquenales bajo diferentes administraciones. Durante el mandato de Batlle, el déficit alcanzó un promedio del 3,0% del PIB, influido por la crisis económica de principios de los 2000. Luego, bajo la primera administración de Vázquez, el déficit se redujo significativamente, con un promedio anual para el período equivalente al 0,9% del PIB, reflejo de la recuperación económica y de las reformas implementadas. Bajo la presidencia de José Mujica, el déficit subió a un promedio del 2,1% del PIB.
En el segundo mandato de Vázquez, por su parte, el déficit creció hasta un promedio de 3,6% del PIB, mostrando un deterioro fiscal hacia el final de su gobierno, en un contexto de fuerte desaceleración económica. Con Lacalle Pou, por último, el déficit se elevó a un promedio anual del 4,2% del PIB, inicialmente impulsado por el impacto de la pandemia de covid, seguido por un ajuste fiscal y luego por un nuevo incremento en coincidencia con el ciclo electoral.