La israelí Liat Ben David, directora del Instituto Davidson de Enseñanza de la Ciencia está en Uruguay y el lunes dió la charla “Educación en ciencias: el motor de nuestro futuro”. Ben David presentó a las autoridades del sistema educativo y del Ministerio de Industria, Energía y Minería las iniciativas que desde su país se llevan a cabo para desarrollar la ciencia en sí misma, pero sobre todo para mejorar la enseñanza de esta rama del conocimiento, algo que para ella es “clave en el avance de la sociedad moderna”. En diálogo con la diaria, la bióloga destacó que “con el entendimiento científico y el desarrollo tecnológico se puede construir una mejor sociedad, una mejor calidad de vida, porque la ciencia tiene un rol crítico en la construcción de la realidad”.

En el instituto que dirige se desarrollan más de 70 programas que apuntan a “todos los estudiantes: aquellos que son sobresalientes, los que están en entornos desfavorables o por debajo del promedio”, y a su vez hay capacitaciones para profesores de enseñanza media de todas las ciencias. El instituto se destaca a nivel mundial por manejar importantes cursos de educación en línea y de alfabetización científica para todo público. Esta última iniciativa es fundamental para Ben David, porque todos los ciudadanos deben “ser capaces de usar la lógica y el pensamiento crítico para hacer preguntas y responderlas de una manera informada”.

–¿Cuál es el rol de la ciencia en el desarrollo de la sociedad?

–La ciencia explora nuestro mundo. Nos ayuda a descubrir y entender quiénes somos y cómo es el mundo en el que vivimos. Todo en la sociedad depende de la ciencia y la tecnología para su existencia y desarrollo. Todas las decisiones que tomamos, el ambiente en el que vivimos, incluso la economía está construida sobre ciencia y tecnología; entonces, cualquier sociedad que quiera ser moderna, desarrollada y avanzada, y que intente manejarse apropiadamente en esta era en la que el conocimiento y la información son libres y accesibles para todos, debe incentivar que todos sus ciudadanos sepan algo sobre ciencia y tecnología.

–¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta la educación en ciencias?

–Son varios. El primero son los profesores. Todos decimos que queremos los mejores profesores del mundo para que enseñen a nuestros niños y queremos que las mejores personas sean profesores, pero es en ese punto donde generalmente nos detenemos: luego, no invertimos suficiente en nuestros docentes ni en su entrenamiento. Enseñar debería ser una profesión de prestigio, deberíamos asegurarnos de que las mejores personas sean evaluadas y se les permita dar clase, porque son los que van a sostener y moldear nuestro futuro a través de los niños. Este es un obstáculo en la enseñanza de las ciencias, o más bien, es un desafío. Otro desafío es entender que la manera como pensamos que tiene que ser la educación en general, y la educación en ciencias en particular, debe ser diferente de la de antes. Hoy un profesor no puede saberlo todo, porque la información está creciendo todo el tiempo. Debe tener la capacidad de desarrollar las habilidades y las metodologías sobre cómo funciona la ciencia; aplicar eso en la vida cotidiana es más importante que acumular hechos y figuras.

–En la conferencia mencionabas la importancia de asumir que no saber está bien y que es posible equivocarse.

–Absolutamente. Nuestros sistemas educativos están basados en éxitos, cuando el énfasis debería estar en los procesos. Como demuestra la investigación científica, está bien fallar varias veces, intentarlo una y otra vez hasta obtener el resultado, hasta que realmente se encuentra lo que se estaba buscando. Tenemos que asegurarnos que la curiosidad, la creatividad y la motivación de los jóvenes a hacer preguntas y querer responderlas no sean matadas o reprimidas en el sistema educativo; deben ser alentadas; eso es un desafío.

–¿Cómo preparan a los profesores para eso?

–Trabajamos duro, hacemos mucho entrenamiento para profesores, tratamos de fortalecer estas cualidades como parte de sus principales habilidades y les permitimos no saber, no pretendemos que salgan exitosos en todo. Tiempo atrás un profesor tenía que saberlo todo, pero hoy en día no. Sabemos que no es posible, pero de todas formas seguimos viviendo con esa idea de que si un profesor no sabe algo es un mal docente. Incitamos a los profesores a que ante la duda le digan al estudiante: “Esa pregunta que hiciste es excelente; vamos a descubrir cuál es la respuesta, vamos a encontrar el conocimiento, la información, apliquemos la metodología que necesitamos para buscarla”. El profesor es más como una guía o un instructor, debería ser un mentor para el estudiante y no la única fuente de información; por supuesto que necesita conocimiento, pero no puede saberlo todo, para mí es una fortaleza cuando se entiende eso.

–Hablaste de una iniciativa en que los científicos debían escribir sus ensayos en un lenguaje común y entendible. ¿Hacen eso para que los profesores puedan usarlos con sus estudiantes?

–Eso es para todos, no sólo para profesores. Tomamos a los científicos o a sus descubrimientos y escribimos en nuestra revista científica de una manera popular, para que todos puedan leer y entender lo que están leyendo, buscamos que puedan hacer preguntas al respecto. Para llegar a todos sabemos que debemos escribir de una manera muy relevante para que la publicación esté conectada con la vida cotidiana, con cosas que son interesantes. Por ejemplo, publicamos en la web del instituto un artículo que se pregunta: “¿La gente pelirroja está en peligro de extinción?”; es una pregunta motivadora, invita a leer. Otro ejemplo fue cuando se lanzó el primer episodio de la nueva temporada de [la serie televisiva] Game of Thrones y publicamos un artículo que se preguntaba sobre la ciencia detrás del show y todo el mundo quería leerla. Mostramos que la ciencia no es algo que está hecho en los laboratorios alejados del público, no es algo para lo que se necesita una IQ de 200 para entender; es algo para todos, porque es parte de nuestra vida.

–Comentaste que también trabajan para que los políticos lean esos artículos.

–La investigación científica es un esfuerzo costoso, lleva mucho dinero investigar las preguntas a las que la humanidad se está enfrentando. ¿Cómo funciona el cerebro? ¿Cómo se generan los avances en medicina? ¿Cómo solucionar los problemas de alimentación y nutrición en el mundo? Son grandes problemas que requieren grandes investigaciones y, por lo tanto, una gran cantidad de dinero. La financiación que va a la investigación científica es decidida por políticos, a veces industrias, personas que no son necesariamente científicos y, por lo tanto, necesitan entender lo que están decidiendo, porque va a afectarnos a todos. La ciencia impacta en la vida cotidiana. Se necesita por lo menos entender la manera científica de pensar, para eso el profesor debe enseñar cómo encontrar la información correcta entre la que está disponible, cuál es relevante, cuál está bien y cuál no.

–Desde el instituto se trabaja en algunos programas de enseñanza online de las ciencias. ¿Cuáles son los pro y contras de usar este tipo de metodología?

–La ciencia necesita ser para todos y la excelencia no es recibir buenas notas, sino funcionar de un modo excelente, y por esa concepción es que podemos encontrar excelencia en todos lados. No todas las áreas en Israel, tal como en Uruguay, tienen institutos de investigación científica, no tenemos suficientes profesores en todas las áreas, y algunas veces no tendremos suficientes estudiantes como para crear una clase. Descubrimos que no teníamos suficientes profesores de química en el sur y que sí teníamos estudiantes que querían aprender, pero dispersos geográficamente. Como no podíamos traerlos para una sola clase, usamos la tecnología online para crearles un curso. Ellos pueden conectarse tres veces por semana y estudiar con los mejores profesores de química por medio de videoconferencias. Sabemos que el estudio online no es suficiente; si realmente se quiere generar un impacto hay que crear también encuentros físicos, donde poner las manos sobre las actividades, así que añadimos algunos kits para hacer experimentos pagados por el Ministerio de Educación, que es un asociado, y por eso se le dan créditos académicos al estudiante. Además, tres veces al año los estudiantes del curso online van al Instituto Davidson y pasan tres días cada vez para estudiar juntos como grupo, tener discusiones fuera del salón de clases, formar una comunidad de estudiantes.

–¿Es imprescindible el encuentro físico?

–Sí, eso hace que sea bueno y exitoso. De hecho, no tenemos casi abandono debido a esta combinación. La educación exclusivamente online es posible, pero es menos efectiva y está demostrado con investigaciones. Hay muchas cosas importantes en la interacción, trabajamos como equipos en todos lados, el mundo es una red global hoy en día. Conocer gente de otros países, ver que sos parte de una comunidad de seres humanos en el mundo, ver sus motivaciones y llegar a conocer otras culturas, provoca el desarrollo de un tipo de comunicación entre las personas que incentiva la tolerancia, el pluralismo, la aceptación y que, al final, desarrolla la democracia.

–Una de las actividades que mencionaste como exitosas es la que les dan a los alumnos un cofre para abrir con alguna técnica o conocimiento científico. ¿Cuál es la importancia de estos trabajos que parecen juegos?

–Son juegos, eso es lo importante. De hecho, el programa general se llama “Aprendiendo a través del juego”, porque hay muchas habilidades que se desarrollan en este torneo. Los estudiantes tienen que ser creativos e inventivos y saber mucha ciencia. Ellos tienen que venir con una propuesta, trabajan con un científico por Skype y muchas veces la primera idea está mal y tienen que traer otra, hasta encontrar algo que pueda hacerse, encontrar soluciones en ciencia de la forma en que lo hacen los científicos. Con un juego experimentan la manera científica de pensar y actuar.

–¿Cuál dirías que es el siguiente paso que podría dar Uruguay para avanzar en la enseñanza de las ciencias?

–Después de dos días, sería muy pretencioso recomendarles a las autoridades lo que tienen que hacer. Lo que yo haría en cualquier país es una primera inversión en la educación de los docentes, invertir en ellos y hacerlo de verdad, que no quede en el discurso, traer a los mejores profesores para que lleven adelante la mejor educación.