El martes, en la Biblioteca Pedagógica, el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) organizaron una jornada de intercambio de experiencias sobre la promoción de la convivencia. Allí la inspectora Graciela Riotorto, de la Inspección de Educación Especial del CEIP, presentó a la red de jardines de infantes y escuelas Mandela, escuelas comunes en las que, con el respaldo de maestras itinerantes de escuelas de educación especial, se incluye en los grupos a niños con discapacidad. También se presentaron algunas experiencias del programa Entornos Educativos Libres de Violencia, impulsado por la OEI con el apoyo de la fundación Convivencia Ciudadana, por el cual se organizaron jornadas de encuentro y reflexión con actores comunitarios de dos zonas: Santa Catalina y Casavalle, en Montevideo, y Paso Carrasco y Barros Blancos, en Canelones.
Irupé Buzzetti, directora general del CEIP, aseguró que el tema de la violencia “nos moviliza a todos”, y que es importante compartir aquellas prácticas “que los compañeros probaron y que pueden ser el camino para empezar a buscar soluciones”. Buzzetti anunció que se creará una comisión en el CEIP con el objetivo de trabajar en la planificación y en acciones para implementar en los territorios en relación con las violencias, y aseguró que lo compartido en la jornada del martes será un primer insumo para ese grupo de trabajo.
Ignacio Hernaiz, director de la oficina de la OEI en Uruguay, explicó que tanto la experiencia de la Red Mandela como la del programa Entornos Educativos Libres de Violencia son “una utopía, un camino a seguir”, y aseguró que en ambos casos se da muestra de que es posible “confiar en los chiquilines, en los profesores, y construir diálogo”.
Riotorto explicó que la Red Mandela se conformó con el apoyo del Instituto Interamericano sobre Discapacidad y Desarrollo Inclusivo y de UNICEF, y que tiene tres componentes: el social, que permitió mejorar la convocatoria a la participación de las familias; el pedagógico, en el que se trabaja con maestros, inspectores y facilitadores de práctica, y que invita a tomar en cuenta “los tiempos y la formación” de cada estudiante al momento de la preparación de las clases, y un componente de evaluación, por el que se revisan qué obstáculos u oportunidades brindan los territorios. La red, aseguró Riotorto, permite difundir prácticas educativas que dan “muy buenos resultados”, y agregó que comenzaron “a ubicar escuelas comunes que quisieran construir con nosotros un nuevo recurrido”.
Alfonso Gutiérrez, de la OEI, fue el encargado de presentar el programa Entornos Educativos Libres de Violencia, que parte justamente de conceptualizar al ámbito educativo como un entorno circular, en el que los docentes son “un eslabón esencial”. En ese sentido, se buscó generar espacios de intercambio y diálogo entre los distintos actores de la comunidad, como docentes de los centros educativos (escuelas, jardines, liceos y UTU), representantes de las policlínicas barriales, de las oficinas territoriales del Ministerio de Desarrollo Social, de organizaciones comunitarias, entre otras, donde se partía del “reconocimiento de situaciones que pueden ser complejas” y que brindan “una mirada colectiva hacia pensar que no están solos, no están aislados”.