La dinámica planteaba que todos quienes estaban sentados en las mesas debían pararse y buscar a otra persona para contarle algún recuerdo vinculado a su pasaje por el sistema educativo. Las anécdotas ilustradas incluyeron la vuelta en tren a Paysandú después de haberse instalado en Montevideo para estudiar, la participación en un campamento científico que trajo el aprendizaje del trabajo en equipo de una forma diferente, y también la utilización de “la naturaleza como aula” en Montes de Queguay, departamento de Paysandú. Esa fue la forma en que se conocieron los participantes del taller Diseñando el Cambio, en el último día del Foro de Innovación Educativa por los diez años del Plan Ceibal, que culminó el jueves 11 de mayo. En el taller participaron decenas de personas, principalmente de centros de enseñanza media de todo el país.

El siguiente paso fue el trabajo en grupos, a partir de una noticia “negativa” sobre el sistema educativo, por ejemplo, sobre temas como los resultados de las pruebas PISA o los índices de repetición. Los equipos debían identificar claramente el problema y diseñar una estrategia para superarlo, para posteriormente pensar una noticia en la que se informe sobre el mismo tema dentro de diez años, luego de implementada la estrategia diseñada. Por ejemplo, uno de los equipos que discutía sobre una noticia sobre los malos resultados de las pruebas PISA llegó a la conclusión de que el problema es que “al uruguayo le cuesta cambiar” y que esa característica impide que se enseñe de otras formas, que faciliten los aprendizajes de los jóvenes. Uno de los problemas planteados fue que “los profesores dan mayormente conocimientos teóricos, pero los estudiantes usan tecnología”, por lo que una posible salida sería la posibilidad de generar mayor empatía entre educadores y educandos para conseguir el cambio necesario.

Todas las estrategias debían incluir al Plan Ceibal en su diseño, por lo que la presencia de dicho programa estuvo presente en la mayoría de los titulares, que lo ubicaban como un actor clave a la hora de pensar el cambio para cada problema detectado.

El proyecto

El taller Diseñando el Cambio está dirigido a docentes y estudiantes de educación media y formación docente, y también a educadores del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente. En concreto, el programa propone que los actores educativos detecten necesidades de cambio en sus centros y comunidades de estudio, y construyan estrategias para superarlas, incorporando tecnologías digitales como mediadoras del cambio.

La metodología de trabajo se denomina “pensamiento de diseño” y consta de cuatro pasos que deben seguir los proyectos: el primero es el sentir, que se plantea como clave para observar el entorno y detectar realidades que puedan mejorarse. En el siguiente paso, imaginar se vuelve clave para compartir con el resto del grupo diferentes ideas para la solución del problema, y luego se pasa al hacer, donde se pone a prueba la viabilidad de la idea por medio de la discusión de sus ventajas y desventajas. Finalmente, se llega a la etapa de compartir, donde se comunica el trabajo realizado para alentar a otros a que sigan el mismo camino. Se trata de un proyecto internacional en el que participan 30 países, y Uruguay lo hace mediante Plan Ceibal, que desde 2013 hace una convocatoria anual a proyectos.

Verónica Caracciolo, asistente técnica del Plan Ceibal y coordinadora del proyecto, contó a la diaria que hasta el momento han recibido muy buenos comentarios de los participantes del taller, tanto de quienes se postularon a la convocatoria de este año como de quienes no lo hicieron pero igual participaron en la actividad. Además, destacó que, a diferencia de instancias previas, en esta oportunidad también participaron muchos funcionarios del Plan Ceibal que habitualmente no trabajan directamente con profesores y estudiantes, lo que fue especialmente positivo para los técnicos.

Caracciolo explicó que el proceso de trabajo de los equipos, que comenzó la semana pasada, se extiende durante dos meses y medio, con reuniones de periodicidad semanal de los grupos. Según agregó, es importante que proyectos que requieren tanta dedicación no tengan una duración mayor a tres meses, para que sean compatibles con el resto de las actividades de los actores del sistema educativo. Hasta la edición de este año, en total habían participado en el proyecto 190 equipos, que integraron más de 700 estudiantes y 700 docentes.