“Se pueden medir las habilidades socioemocionales, pero sólo sirven si se entiende para qué se usan”. Así de enfático fue Christian Berger, especialista chileno que hace unas semanas brindó la conferencia “Habilidades socioemocionales y ciudadanía”, invitado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed). Las habilidades socioemocionales son una serie de herramientas que usan las personas para lograr la adaptación al lugar, el buen relacionamiento con los pares, el desarrollo personal y el bienestar. Se pueden medir, pero no hay exactamente un punto de comparación.

Berger dijo a la diaria que cuestiona la utilización de los datos estadísticos sin que se pongan en diálogo con el contexto. “Puedes medir a un niño, este tiene altos niveles de empatía y desarrollo, pero cabe preguntarse: ¿para qué lo usa? ¿para ser buena persona o para abusar de otros? La habilidad en sí es medible, lo que no está en la conversación es si esa habilidad está al servicio del bienestar general”, reflexionó.

Para el especialista, esta cuestión no está sobre la mesa porque los modelos de estudio nacieron con un fin descriptivo, pero actualmente surgieron dimensiones que no se tuvieron en cuenta antes. Por ejemplo, Berger destacó lo difícil que es medir la empatía, porque se trata de decisiones que se exponen en el colectivo, en la relación con la ciudadanía, y los modelos de análisis aún no se preocupan por el contexto. “Se está empezando a discutir; todavía no se sabe en qué modelo de desarrollo estamos entendiendo las habilidades afectivas”, explicó.

Uno de los debates a nivel mundial en este ámbito gira en torno a si los comportamientos de los individuos se determinan por naturaleza o por contexto. Berger ha centrado su trabajo en determinar que las conductas no se cambian simplemente modificando las actitudes: “Se asume que es un cambio lineal y no lo es, depende de muchos factores: una persona puede tener actitudes muy saludables pero en un contexto que no las alienta las va a suprimir”, detalló.

Con respecto al desarrollo de estas habilidades, Berger resaltó la importancia de trabajarlas no sólo en la escuela sino también en la familia. “Los padres aún no están conscientes, las habilidades socioafectivas se desarrollan desde muy temprana edad y no las estimulan porque en esta sociedad prima lo individual sobre lo afectivo; son más importantes las habilidades para defenderse que las de relacionamiento con el otro”, aseveró.

Para el chileno es imprescindible la articulación entre la familia y la escuela. Al respecto recomienda que se discuta entre los adultos el modelo educativo que se prefiere y se elija la escuela en función de esos deseos y no por la cercanía o la popularidad. También destacó la importancia del cambio en el de la formación docente. “Hay que apuntar a que los docentes tengan un saber muy concreto: cómo relacionarse con los padres. Es fundamental que el docente pueda establecer un vínculo que no sea sólo desde lo negativo, desde la crítica a su hijo; también se puede mostrar lo positivo”, declaró.