“Es como si en Química te enseñaran a usar el shampoo”, dicen algunos en referencia a que en cursos de informática de la educación media se enseñe a los estudiantes a utilizar herramientas instrumentales como procesadores de texto o planillas de cálculo. Es que la enseñanza de dicha ciencia parece estar en tensión entre ese tipo de enfoque y el de quienes sostienen que es necesario que se incorporen herramientas para que los niños y jóvenes sean capaces de decirle qué hacer a la computadora. En simultáneo, se vuelven cada vez más frecuentes las noticias sobre jóvenes de todas partes del país que desarrollan proyectos de robótica, programación y videojuegos.

Últimamente, el proyecto de un grupo de jóvenes liceales de Tala se ha vuelto tema de noticias, reportajes e informes periodísticos, casi como si se tratara de futbolistas renombrados. Más allá del caso particular y de las competencias en las que han participado y están participando en este momento, es una realidad que cada vez hay más jóvenes tanto de UTU como de secundaria que elaboran y desarrollan proyectos de ese estilo, en el que resuelven problemas concretos y reales mediante la robótica o la programación. Ello se debe en gran parte a una política implementada por Plan Ceibal, que creó laboratorios digitales y los dotó de equipamiento apropiado para su puesta en funcionamiento, además de dar capacitación a docentes para que puedan gestionarlos y ofrecer talleres a contraturno.

Magela Fuzatti, directora de Laboratorios Digitales de Plan Ceibal, dijo a la diaria que los resultados que se están observando en las noticias últimamente son fruto de un persistente “trabajo de hormiga” que viene desde hace tiempo. En concreto, contó que si bien en Uruguay se comenzó a trabajar en robótica en forma incipiente a nivel del sistema educativo a mediados de la década de los 90, el proyecto piloto de Plan Ceibal se empezó a ejecutar en 2011.

Ese mismo año se brindaron 40 horas de formación a 1.600 docentes del sistema educativo, y al año siguiente se empezaron a entregar entre seis y siete kits de robótica por laboratorio de informática. Justamente, para transformar los laboratorios de informática en laboratorios digitales, el plan fue empezar por la robótica. Desde ese momento, se llevan entregados 5.300 kits en todo el país y se llegó a 270 liceos, 90 centros de UTU, 929 escuelas y 33 centros de formación docente.

Fuzatti recordó que en la primera entrega de los kits “costó más el uso”, pero a tres años de desarrollo del proyecto de laboratorios digitales, 83% de estos hacían una utilización media y buena de los kits. El departamento que ella dirige es el que se encarga de ayudar y dar apoyo a los docentes referentes de los laboratorios para que se les pueda dar el mejor uso posible.

Con qué

El kit que se entrega a los centros educativos desde Plan Ceibal está compuesto de motores, sensores y piezas para armar robots. Los kits tienen la posibilidad de que las piezas sean ampliadas con el modelado de impresoras 3D o materiales de deshecho, ya que también se puede trabajar con motores de viejas disqueteras y hasta de lavarropas.

Más allá de los materiales con los que se cuenta, según Fuzatti, la robótica a nivel del sistema educativo supone trabajar en un proyecto y poner el énfasis en el proceso a llevarse a cabo para llegar a lo que se quiere construir. Además, señaló que no sólo es área de los profesores de informática sino que además lo pueden incorporar profesores de asignaturas como diseño, visual y plástica, biología, ciencias, química y hasta música. “Lo que importa es el desarrollo en el aprendizaje basado en proyectos y en resolver un problema complejo”, enfatizó. Por lo general, la robótica sirve como excusa para trabajar otros temas. Sin ir más lejos, más allá del diseño del robot para combatir la leptospirosis, los estudiantes de Tala que fueron premiados recientemente fueron distinguidos por el proyecto científico que desarrollaron, y para ello entraron en contacto con docentes y profesionales de diversas disciplinas.

Según analizó Fuzatti, la robótica y la programación captan el interés de los docentes y estudiantes tanto porque sirve para resolver “cualquier problema” y desarrollar un proyecto científico, y también porque se puede trabajar a partir de diferentes roles. “No todos construyen el robot; lo hacen algunos, otros lo programan, otros se encargan del proyecto científico, otro es el director del proyecto. Todos hacen cosas distintas y después las comparten entre ellos, nadie se queda sin hacer nada y trabajan de acuerdo a sus perfiles”, valoró. En cuanto al rol que cumplen los docentes, la jerarca sostuvo que deben tener cierta expertise tecnológica, en la que se los capacita y apoya desde Plan Ceibal, pero además deben jugar un rol de facilitadores, y apelar a la creatividad, colaboración y comunicación, y a trabajar para que los estudiantes sean capaces de incorporar esas competencias.

En cuanto a las perspectivas de desarrollo de estas áreas, Fuzatti entiende que se va hacia la universalización del uso de este tipo de herramientas en los centros educativos. Consideró que se está apuntando a que, en un futuro no muy lejano, los niños que transitan por el sistema educativo puedan adquirir el lenguaje de la robótica y la programación como algo básico, de la misma forma que lo hacen con la lengua española. Según añadió, es un concepto que se está tomando de las teorías del pensamiento computacional, que están incorporando actualmente en las capacitaciones a docentes. “Este año vamos a empezar trabajar en 50 escuelas de tiempo completo en pensamiento computacional, desde la robótica y la programación, por medio del método de videoconferencia”, explicó.

De todo

En primaria, las actividades de este tipo que se realizan en las aulas son diversas y no hay actividades idénticas que se repliquen sistemáticamente en las escuelas, ya que que surgen de las realidades contextuales de cada institución y de la libertad de cátedra de cada docente. Así lo explicó a la diaria Jorge Delgado, director del Departamento Tecnología Educativa y Ceibal del Consejo de Educación Inical y Primaria, quien a modo de ejemplo, ilustró que si en una clase se está desarrollando un proyecto de huerta orgánica, se planifican actividades de robótica sobre este tema, como aquellas relacionadas al sistema de riego o al control de temperatura y humedad. “Por el contrario, si en la clase se está desarrollando un proyecto relacionado con energía, quizá, por ejemplo, se planifiquen actividades de robótica que simulen la generación de energía eólica”, detalló.

Además, Delgado informó que las 23 inspecciones departamentales de todo el país cuentan con proyectos de gestión que tienen como objetivos centrales promover la integración de las tecnologías “como catalizadoras de los procesos educativos”. Los equipos de trabajo a nivel de cada inspección departamental son liderados por una maestra coordinadora con formación y trayectoria profesional en el área de las tecnologías. Mientras tanto, “los objetivos centrales de los proyectos apuestan a una formación profesional continua, con alcance nacional, que conduzca a generar autonomía docente en la integración educativa de las tecnologías”, dijo Delgado.

Consultado sobre si en primaria predomina una mirada instrumental de la enseñanza de la informática, Delgado señaló que desde el departamento que dirige “se promueve y orienta una integración educativa de las tecnologías”. “Dicho de otro modo, se entiende que la tecnología tiene que estar al servicio de los aprendizajes. Si únicamente nos focalizamos en lo instrumental, nos quedamos a medio camino, pues en las propuestas educativas es necesario integrar contenidos curriculares, procedimientos didácticos y recursos o herramientas tecnológicas. En definitiva, los docentes utilizan las tecnologías como mediadoras de los procesos de enseñanza y de aprendizaje” concluyó. Respecto del pensamiento computacional, dijo que es un tema que se viene trabajando desde algún tiempo en primaria, y que este año se está desarrollando un curso dirigido a las maestras coordinadoras cuyo principal contenido es el pensamiento computacional.

F5

Desde 2008 comenzó a ofrecerse la opción de cursar un profesorado de informática, ya que hasta el momento, más allá de que la materia estaba incluida en los currículos de la educación media, no había una opción de formación específica dentro de la Administración Nacional de Educación Pública. En ese contexto, y según consta en el documento de su creación, el profesorado buscó cambiar la forma en que se estaba enfocando el tema hasta el momento. Sylvia da Rosa, docente e investigadora del Instituto de Computación (Inco) de la Facultad de Ingeniería (Fing), que participó en ese proceso y desde hace más de 20 años coordina talleres de formación en la temática a profesores del sistema educativo, dijo a la diaria que la realidad no pudo transformarse de la forma en que inicialmente se pretendía.

Desde el Inco se buscaba que la ciencia de la computación tuviera un lugar en la educación media, y pensaban que podía darse un acercamiento entre la informática y la programacion. Según explicó Da Rosa, la forma en que debe ser encarada la informática en la educación media no es enseñarle a los jóvenes a cambiar las mayúsculas y las minúsculas en un procesador de texto o dándoles la computadora para que hagan lo que ellos quieran, sino que aprendan cómo enseñar a un computador a hacer cosas. “La programación es eso. La ciencia de la computación o la informática es una ciencia que abarca muchísimas áreas, y para introducir eso se necesita formación”, reflexionó.

Da Rosa cuestionó que los docentes en la educación media puedan ejercer sin tener un título. En su opinion, más allá de si la formación es buena o mala, debe empezarse por que todos tengan “el papelito”. Según dijo, en países como Finlandia, si alguien se entera de que un profesor está ejerciendo sin tener el título, se produce un escándalo que puede terminar con la remoción del ministro de Educación. En cambio, lamentó que en Uruguay sea el propio sistema el que da esa posibilidad, ya que los docentes no tienen la culpa, porque “hacen lo mejor que pueden”.

Para Da Rosa, esta realidad también ocurre en la informática, que cuenta con un profesorado específico desde hace pocos años. Según la investigadora, ello produce una gran inequidad entre los estudiantes, ya que en la Fing notan rápidamente cuando un estudiante llega a las primeras materias de programación sin la preparación adecuada, y ello se da cuando no tuvieron clases en la educación media con profesores adecuadamente preparados. “La informática es una ciencia que debe tener su lugar en el sistema educativo, igual que la matemática, la biología, la historia. Hoy en día no lo tiene, hay poquísimas horas y depende de la voluntad y la formación del profesor lo que dé”, agregó.

Da Rosa señaló que ha encontrado apoyos variados a nivel del gobierno de la educación desde que empezó con su cruzada. En concreto, dijo que pudo trabajar en esa línea de trabajo desde el inicio del profesorado, en 2008, y hasta 2011, ya que después notó que el cambio de autoridades hizo que la concepción de la informática en el sistema educativo fuera más instrumental. Según dijo, en 2010 o 2011 comenzó a hablarse más seriamente de robótica en el sistema educativo, pero dijo desconocer la fundamentación educativa por la que se sostiene que la robótica sirve para aprender a programar, mientras que sí sabe de colegas que tienen la opinión contraria a dicha hipótesis. En ese mismo sentido, lamentó la ausencia de investigación en el país en didáctica de la informática y de la matemática, ya que muchas veces resulta útil entrar a la primera a partir de esta última.

Consultada acerca de cómo evalúa las experiencias recientes de grupos de estudiantes de la educación media que obtienen distinciones a partir de trabajos en estos temas, señaló que ello justamente tiene que ver con la formación de los docentes que los orientan, y que van en la línea de trabajar otros conceptos más allá de la enseñanza de algunas herramientas concretas.