Los Centros de Atención a la Infancia y a la Familia (CAIF), precursores del Plan CAIF, surgieron hace 30 años; se presentan como un modelo de cuidado integral para los 54.574 niños de hasta tres años que concurren a alguno de los 423 centros del país. Ayer, en el marco de los festejos, se llevó a cabo un seminario sobre educación y desarrollo infantil, en el que participaron varios consultores internacionales y especialistas uruguayos para hacer una evaluación de lo hecho y plantear los desafíos a futuro. Uno de los paneles estuvo a cargo de Anahí Alarcón, consultora de UNICEF, que hizo un análisis comparativo entre el Plan CAIF y versiones similares de Chile y Colombia. En diálogo con la diaria, aseguró que la uruguaya es “una modalidad de gestión innovadora, por la participación de la sociedad civil y por la integralidad que se plantea para abordar la primera infancia”. “Es algo que resuena mucho en el último tiempo, y CAIF es pionero desde el vamos”, agregó.

Alarcón destacó que “la incorporación de equipos que plantean respuestas a la complejidad de los niños en todos los sentidos es una particularidad única. Son equipos multidisciplinarios que aportan no sólo desde la mirada educativa, sino desde la perspectiva social y psicológica. En la región hay equipos más generales; los servicios de Chile y de Colombia, por ejemplo, se sostienen sobre una base de educadores de trato directo y maestros, no tanto con estos otros perfiles”. En el país trasandino el programa Chile Crece Contigo, y en Colombia el De 0 a Siempre, conforman iniciativas que consolidan el cuidado de la primera infancia como política de Estado. Ambos tienen como fortaleza un “marco normativo robusto”, que asegura el financiamiento de las distintas modalidades, y se asemejan al Plan CAIF en la medida en que los tres “ensayan algunas modalidades de respuesta de atención específica de vulnerabilidades y de características particulares, como la situación de niños migrantes o de zonas rurales”, aseguró la especialista. Con respecto a lo que Uruguay mira de las experiencias que se desarrollan en el exterior, detalló que otros países avanzaron en los sistemas de aseguramiento de la calidad y que “estamos en ese camino nosotros también”.

Cuando el Plan CAIF cumplió 25 años quedó planteada la deuda que existía con la franja etaria de hasta dos años, que entonces podía acudir a los CAIF pero de forma esporádica. Según Alarcón, se pudo tener en cuenta esa preocupación y empezar a ofrecer un cambio en la modalidad dirigida a esos niños, que incluyera atención en los centros todos los días de la semana. “Eso está en continuo crecimiento, en alianza con la ANEP [Administración Nacional de Educación Pública] y su plan de universalizar el nivel de tres años, lo que permite al CAIF correrse hacia la franja anterior”, comentó. Entre los desafíos que surgen tras esta revisión aparece el de continuar ampliando la población objetivo; la mejora de la evaluación; la revisión del modelo de gestión con la sociedad civil; y la formación de recursos humanos calificados.

Marisa Lindner, directora del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, del que depende el Plan CAIF, dijo a la diaria que el programa es “una política pública que se está consolidando, que tiene como socios estratégicos a las organizaciones de la sociedad civil y que en este período, por medio del Sistema Nacional Integrado de Cuidados, se plantea nuevos desafíos, no sólo en la ampliación de la cobertura, sino también en la innovación en los cuidados”. Estas refieren a la creación de centros de cuidados para hijos de estudiantes, que necesitan un horario especial y locaciones cercanas a las instituciones educativas. Otro plan de este período son los centros Siempre, que funcionan en cooperación con sindicatos y empresas, y que apunta a facilitar el cuidado de los hijos de los trabajadores. Asimismo, mencionó “las casas comunitarias de cuidado, en sus dos modalidades –en domicilio y en centros comunitarios–, que permiten llegar a lugares de difícil cobertura”.