“Ninguno de los centros de educación secundaria cumplió con las disposiciones de la ley o su decreto reglamentario, mientras que en el caso de los centros de educación primaria el cumplimiento alcanzó a 33% en los públicos y a 29% en los privados”. Esa es una de las conclusiones a las que llegó un equipo de investigación de la Universidad de la República (Udelar) que relevó en Montevideo el cumplimiento de la Ley de Alimentación en Centros Educativos promulgada en 2014. La norma controla los alimentos que se venden en los centros educativos, con el objetivo de “mejorar el estado nutricional” de la población; sin embargo, hasta el momento ningún organismo fiscaliza su implementación, y la mejora de los hábitos alimenticios sigue dependiendo de la buena voluntad de los directores de los centros educativos.
Un grupo de investigadores del Núcleo Interdisciplinario Alimentación y Bienestar de la Udelar se propuso determinar el nivel de cumplimiento de la Ley 19.140. La ley no prohíbe que se vendan determinados alimentos en las cantinas o quioscos de escuelas o liceos, y tampoco obliga a los puestos de venta a incluir una oferta amplia o a dar difusión acerca de los alimentos saludables; se limita a recomendar la promoción de la oferta de alimentos saludables y aconseja que al menos seis de cada diez productos en venta pertenezcan a la lista de los recomendados por el Ministerio de Salud Pública (MSP). La ley sí prohíbe la publicidad de alimentos y bebidas no recomendados dentro de los centros, y eso incluye la exhibición de los productos. A pesar de estas restricciones, la ley no incluye ningún tipo de sanción ante su incumplimiento.
Los encargados de controlar su acatamiento son el MSP y el Ministerio de Educación y Cultura, además de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Sin embargo, hasta el momento el único informe que releva esta situación es la mencionada investigación de la Udelar, financiada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés). El informe de la Udelar aclara que es un relevamiento en una muestra representativa de Montevideo: se eligieron 24 escuelas públicas y 14 privadas, mientras que en secundaria se relevaron ocho centros públicos y 13 privados.
Las razones para el muy bajo o nulo acatamiento de la ley son la exhibición o publicidad de alimentos no recomendados y, en el caso de primaria, la “publicidad esporádica” de empresas de alimentos desaconsejados, que llega muchas veces en forma de salida didáctica. “Esto conspira contra el éxito en las ventas de alimentos saludables al generar preferencia por alimentos o bebidas que no lo son”, concluye el informe. Según dijo a la diaria Alejandra Girona, licenciada en Nutrición y una de las investigadoras, “la competencia en cuanto al atractivo y al precio de los productos pone en desventaja a las elecciones más saludables, y esta es una de las principales barreras del cumplimiento de la ley”; para la investigadora, la prohibición por ley de estos alimentos sería la forma de zanjar el problema.
Esta investigación deja en evidencia la poca información que tienen sobre el tema los directores de las instituciones educativas, quienes “manifestaron dificultades para poder identificar qué alimentos son los recomendados para la venta. La falta de lineamientos claros al respecto de lo que es o no saludable, y de lo que está o no recomendado por el MSP, coloca a los directores y encargados de venta en una situación de incertidumbre”, sostiene el documento. La ley encomienda al MSP la elaboración de un listado de alimentos y bebidas nutritivamente adecuados; sin embargo, hasta el momento esa lista no existe.
Pasaditos | El sobrepeso y la obesidad infantil son algunos de los principales problemas de salud a nivel mundial según múltiples investigaciones; Uruguay no es la excepción. La investigación del Núcleo Interdisciplinario Alimentación y Bienestar de la Udelar señala un estudio de la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular de 2016, que indica que 40% de los niños de entre diez y 13 años de edad presenta sobrepeso y 15% muestra cifras alteradas de presión arterial. Además, mientras que 11,4% de los niños con peso normal tiene hipertensión o prehipertensión, en los niños con sobrepeso el diagnóstico se eleva a 21,9%. Entre los adolescentes escolarizados el sobrepeso y la obesidad alcanza a 27% de la población. La investigación destaca que “el ambiente alimentario, y en particular la elevada disponibilidad de alimentos procesados con excesivo contenido de azúcares, grasas y sodio, ha sido identificado como uno de los principales factores responsables del aumento del sobrepeso y obesidad infantil a nivel mundial”.
Ojos que no ven
La prohibición de publicidad de los alimentos no recomendados es una de las pocas restricciones que establece la ley, pero es una disposición que poco se respeta. “La mayoría de los productos exhibidos eran procesados, envasados, en todos los centros educativos, mientras que los alimentos naturales o mínimamente procesados representaron menos de 20%, independientemente del tipo de centro”, afirma el informe.
La investigación asegura que la mayor incidencia de publicidad de alimentos se registró en los centros de educación secundaria públicos, donde 63% tenían algún tipo de publicidad directa de alimentos en el punto de venta; la estrategia de difusión principalmente son las heladeras o freezers para la venta de bebidas o helados. “Las otras formas de publicidad registradas correspondieron a la utilización de afiches para promover la venta de alfajores industrializados (únicamente en centros de educación secundaria públicos) o productos elaborados en el punto de venta (café con leche y preparaciones caseras)”, agrega.
El decreto reglamentario de la ley establece que los alimentos naturales y mínimamente procesados deben ocupar al menos 50% de la superficie total de los alimentos en exhibición, pero los investigadores constataron que “si bien hay presencia de estos alimentos, no se cumple con las recomendaciones de porcentaje de exhibición, y sus mecanismos de promoción son prácticamente inexistentes”.
A pesar de que está prohibida la publicidad de ciertos productos, todos los centros relevados exhibían alguno de ellos. Según los expertos, “uno de los principales motivos para el no cumplimiento de la reglamentación es la dificultad para identificar qué alimentos cumplen con los criterios”, algo que podría subsanarse “a partir de la promulgación del decreto de etiquetado frontal de alimentos envasados con contenido excesivo de azúcares, sodio y grasas, que actualmente se encuentra a consideración del Poder Ejecutivo”.
¿Qué comen?|La investigación incluye un informe detallado de los tipos de alimentos que es posible encontrar en los centros educativos: entre 13% y 18% de los productos son naturales o mínimamente procesados, mientras que en la mayoría de los centros predominan los productos envasados, la mayor parte de los cuales “no cumplían los criterios nutricionales definidos por el MSP”. Los investigadores aclaran que “en el caso de los centros públicos de educación primaria, las preparaciones caseras superan ligeramente a los alimentos procesados envasados”. El relevamiento recoge que “los productos más frecuentemente vendidos en los centros públicos de educación primaria fueron alimentos caseros: tortas/muffins, sándwiches, y pizza. Sin embargo, también se registró venta de alfajores industrializados, galletitas dulces, barras de cereales industrializadas, jugos envasados y golosinas con azúcar. En el resto de los centros, los productos más frecuentemente vendidos fueron galletitas dulces, alfajores industrializados, ojitos, barras de cereales industrializadas, galletas saladas, sándwiches, tortas saladas/pascualina, empanadas, frutos secos con sal, fruta fresca, agua mineral, aguas saborizadas, refrescos, jugos envasados y golosinas con azúcar”.