“Si no estuviera acá, estaría en mi casa aburrido con la tablet; esto es mucho mejor”, afirmó Thiago, de ocho años, mientras tomaba un poco de agua en el campus deportivo Los Ceibos y esperaba que comenzaran de nuevo las rondas de juegos, el jueves 24 en la jornada de presentación de la colonia de verano del programa Pelota al Medio a la Esperanza, del Ministerio del Interior (MI). Durante el año, el programa lleva a cabo actividades de convivencia con niños que asisten a las escuelas de los barrios que necesitan más apoyo, según el MI. “Lo que hacemos en verano es trabajar con algunos de esos grupos, porque no tenemos posibilidad de abarcar a los 1.500 niños a los que llegamos en el año lectivo. En estos meses de verano buscamos acercarnos a las escuelas y a las zonas donde más se necesita. Ahora estamos llegando a cerca de 400 niños de Cerro Norte, Casavalle, Tres Ombúes, Bella Italia, Mendoza y Malvín Norte”, explicó en diálogo con la diaria el coordinador del programa, Agustín Iparraguirre.

La colonia de verano funciona desde hace varios años, siempre con el deporte como gancho para atraer a los más jóvenes. Sin embargo, este año la variedad de actividades es mayor, ya que a las jornadas en el campo deportivo y en la playa Malvín se le sumaron otras actividades: salidas culturales al cine y al teatro, talleres de “cultura del trabajo” con consultoras de recursos humanos, jornadas de robótica organizadas por Antel y talleres de género que organiza la División de Género del MI, todo pensando en un enfoque para niños. “Las actividades son bien variadas, la idea es salir un poco del deporte y que tengan otras cosas para hacer. De todas formas, entendemos al deporte como herramienta primordial, aunque no buscamos la competencia o la excelencia deportiva”, aseguró Viviana Trillo, psicóloga del programa.

Según el coordinador, Pelota al Medio a la Esperanza va mucho más allá de la atención a los niños. “Intentamos trabajar con la familia, que no sea solamente una actividad para el niño, sino que sea un momento para todos, por ejemplo, con talleres de cocina saludable al que están invitados los padres. Tratamos de favorecer el vínculo con los hijos, ya que, a veces, por temas laborales no se tiene el tiempo para compartir. La idea es ayudarlos a trabajar todos juntos para que el mensaje no quede sólo en el espacio del complejo Los Ceibos, buscamos impulsarlo en los barrios y en cada una de las familias”, resumió.

En una cancha de básquetbol inflable seis niños saltaban de un lado al otro, tratando de embocar en el aro una serie de pelotas. “A mi amigo le pegaron”, se escucha desde adentro. “¿Cómo fue?”, preguntó otro niño. “Fue sin querer, pero ya le pedí perdón, está bien”, respondió otro y el juego siguió. Escenas así se replican en las seis estaciones que cuentan con distintas actividades. La tolerancia, el respeto y la convivencia son los valores que repiten constantemente los profesores, pero también los niños.

El día de la presentación todas las estaciones tenían juegos inflables. El preferido de Byron, que tiene siete años, fue uno en el que “había que subir como una montaña con piedras y después tirarte por un tobogán”, pero a Zamira, que tiene seis años, ese juego le dio miedo y le gustó más la cama elástica, “porque saltaba re alto”. Mía se sentó a descansar a la sombra cuando salió de una de las estaciones y dijo que los juegos estaban “re buenos”, pero quería que su hermana de cuatro años la acompañara, aunque admitió que “es muy chiquita para todo esto”.

A futuro

El MI pidió una evaluación externa del programa y los resultados fueron positivos. El informe final de la consultora detalla que “hoy en día, Pelota al Medio a la Esperanza está en un momento bisagra: ha agregado actividades y docentes a su staff y está ampliando su alcance considerablemente. Que esta ampliación sea efectiva y eficiente va a ser resultado del trabajo alineado a un mismo objetivo”. Asimismo, destaca que “el programa tiene una muy buena aceptación por parte de los actores con los que articula las diferentes actividades y tiene que aprovechar la situación para potenciarse. Es moneda corriente que los participantes y las instituciones que participan sean difusores de las actividades y se embanderan con el programa, sintiéndose parte y dándole respaldo a Pelota al Medio”.

Más allá de los informes, tanto Trillo como Iparraguirre concuerdan en que el programa está funcionando, aunque se plantea objetivos a largo plazo que son difíciles de evaluar aún. “Las maestras y las directoras con las que trabajamos durante el año nos dicen que esta participación es muy buena, estamos trabajando con los mismos valores y construyendo sobre eso”, subrayó la psicóloga. Por otra parte, el coordinador aseguró: “Vemos que las familias están contentas de que el Estado esté presente, buscamos aportar desde nuestro lugar, intentando generar convivencia en esos barrios donde nos marcan. Las familias agradecen que vayamos a buscar a los chicos y los llevemos a conocer otros lugares, otras cosas. Todos los niños merecen eso, tener un espacio recreativo para sus actividades”.