Reina Reyes: mujer, maestra, pedagoga, diputada, periodista, dirigente gremial y ahora también protagonista de una obra de teatro. El remanso de la calma es una obra de Vanessa Cánepa que retoma la vida y la obra de una de las figuras de la pedagogía uruguaya más importantes del siglo pasado, pero no lo hace mediante un monólogo sobre su biografía, sino desde el legado de la maestra uruguaya. La obra se enfoca en un mismo día, el 11 de setiembre, pero de tres años diferentes. En 1958 los protagonistas son Reina Reyes y una de sus célebres parejas, Felisberto Hernández; en 1973 aparecen dos jóvenes hermanas, una de ellas alumna de Reyes; mientras que en 2019 las escenas giran en torno a Romina, la bisnieta de la maestra tanto arriba como abajo de las tablas.

Romina Capezzuto y Cánepa son íntimas amigas, y más de una vez conversaron sobre lo que significa ser la bisnieta de una figura tan protagónica de la historia de la educación uruguaya. En una de esas charlas decidieron acercarse a la figura de Reina Reyes desde el teatro, algo que ambas comparten. El verano pasado comenzó un proceso de investigación con el actual equipo de actores y otros compañeros, que consistió en leer su obra y notas, pero además en ir un paso más allá para encontrar reflejos de la persona detrás de la académica. Para eso conversaron con sus familiares y pudieron crear un perfil personal con varios datos poco conocidos: era una persona que no escuchaba música, más allá de algún que otro tango, y era sorda de un oído, porque de joven una abeja la picó; esos pequeños detalles se ven reflejados en una obra que propone una mirada diferente sobre la vida de Reyes.

Según comentó Cánepa en diálogo con la diaria, luego del proceso de investigación el equipo se hizo la idea de que la obra iba a presentarse en tres momentos, en lo que es una referencia ineludible a la película Las horas (2002, Stephen Daldry), que cuenta de una forma similar la vida de Virginia Woolf. La elección de los momentos a representar no fue sencilla. Sabían que iba a terminar en 2019, porque uno de los objetivos principales de la obra es traer a Reina Reyes al presente. El año en que Reina aparece como personaje, 1958, fue una decisión caprichosa: querían trabajar la relación de la pedagoga con Felisberto Hernández, y eligieron el año en que se separaron, que además coincide con una de las reformas educativas más importantes, en la que Reyes participó activamente. La segunda instancia transcurre en 1973: “Obviamente es un año importante, y surgió la necesidad de vincular eso con la obra, y de complementar las visiones de todas las generaciones”, comentó Cánepa.

La dictadura destituyó a Reyes de sus cargos en la Cátedra de Pedagogía de los Institutos Normales de Montevideo y censuró varias de sus obras. A pesar de eso, la maestra siguió enseñando en el sótano de su casa, y muchas veces se arriesgó a dar clases “casi magistrales” en la plaza Libertad, frente al Ateneo que ayudó a crear. Esos momentos de la vida de la pedagoga son recogidos y resignificados en el guion de Cánepa.

Reina Reyes

Nació en Montevideo en 1904 y falleció en 1993. Siguió los pasos de sus padres, ambos maestros, y se formó en magisterio aunque se consolidó como pedagoga; de hecho fue parte de la cátedra de Pedagogía en los Institutos Normales de Montevideo, cargo del que fue retirada durante la dictadura. Fue una de las fundadoras del Ateneo de Montevideo y se destacó como militante de varias causas relacionadas a la educación pública, sobre todo la educación rural y la laicidad. También militó por la autonomía universitaria y los derechos de niños y adolescentes. Sus trabajos académicos giran entorno a la laicidad, la libertad y los derechos de estudiantes y docentes.

Se la reconoce como una de las impulsoras del concepto de salud mental, acuñado en Psicología y reeducación del adolescente, que escribió en base a su experiencia como psicóloga -en ese momento no existía la carrera como tal- en el hogar femenino del Instituto Nacional del Menor. 

Tuvo un breve pasaje por la política en el Partido Colorado, que la llevó a ser diputada en 1952, aunque luego renunció a su cargo porque lo encontró incompatible con su trabajo docente. También tuvo pasajes como periodista en varios medios locales.

En 1954 se casó con Felisberto Hernández, compositor y escritor uruguayo, pero se separaron en 1958, año de la reforma educativa uruguaya de la que fue protagonista. En 2013, como homenaje, el segundo Congreso Nacional de Educación llevó su nombre.

Sus principales obras son La escuela rural que el Uruguay necesita (1944), La educación laica (1946), Psicología y reeducación adolescente (1949), ¿Para qué futuro educamos? (1970), El derecho a educar y el derecho a la educación (1972).

Escribir sobre personas que realmente existieron fue “un proceso que costó mucho”, según relató la autora. La investigación duró todo el verano y recién en abril empezaron a surgir las primeras improvisaciones de lo que después se convirtió en El remanso de la calma. “Me fue mucho más fácil escribir el mundo de 1973 porque es completamente ficción; la base son hechos que pasaron, pero terminan siendo insumos para una historia. El mundo de Reina y Felisberto me costó muchísimo, porque hay que saber romper con la lealtad a lo histórico, en tanto estamos hablando de ficción, y entender que nosotros estábamos haciendo el Felisberto y la Reina que queríamos y como podíamos, siempre con el mayor respeto. Pero esa lealtad a veces trancaba, porque me llevaba a preguntarme: ‘¿Reina de verdad hubiera dicho esto?’. En un momento se logró liberar, pero costó muchísimo al principio”, señaló Cánepa.

Libertad y laicidad

El trabajo académico de Reyes se distingue en dos aspectos de la obra, de acuerdo con Cánepa. “No sólo aparece en escena, sino también en la dramaturgia. El texto mismo está lleno de notas sobre ella, y sus ideas están al comienzo de las escenas. Es un trabajo de dramaturgia que busca defender el texto en sí mismo, no solamente en escena”, aseguró la artista, y agregó: “En el libreto se toman muchos conceptos del libro de Reyes ¿Para qué futuro educamos? Creo que tiene mucho que ver con la actualidad y el peso que les damos a los jóvenes”.

Además, hay varios momentos en escena en los que se retoman las ideas de la maestra sobre la educación: “Uno de esos momentos es en 1958, cuando sucede la reforma educativa. En la última escena de Reina y Felisberto ellos debaten, y allí entran muchas ideas de Reina, sobre todo el concepto de laicidad”, destacó. La laicidad fue uno de los grandes temas de estudio de Reyes, que a mediados de la década de 1940 realizó varios ensayos y publicó el libro La educación laica. En uno de sus escritos, Reyes señaló: “La laicidad es un elemento esencial de las democracias instituidas y resulta fácil establecer la similitud entre el contenido de las palabras laicidad y democracia cuando esta se entiende como forma de vida”.

Un par de décadas después, escribió El derecho a educar y el derecho a la educación, donde retoma la idea de laicidad y la une a los conceptos de libertad y democracia: “Garantizar la libertad de expresión debe ser la acción considerada como el fin más importante de la organización política de las democracias, ya que la democracia como ideal, tal como lo establece el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, supone libertad de pensamiento y de expresión más la correlativa obligación de respetar esas obligaciones en los otros”.

En 1985 volvió a escribir sobre la laicidad, y en el artículo “Objetivo: democratizar la enseñanza”, publicado en la revista La Educación del Pueblo, afirmó: “La laicidad responde al espíritu del humanismo que proclama la dignidad de la persona humana, respeta la individualidad de cada hombre concreto y, por lo mismo deja los valores en los dominios de la filosofía, de la religión, de la política y del arte a la libre elección personal”.

La laicidad en la educación fue uno de los temas de la campaña presidencial de este año, por lo que Cánepa cree que a pesar de que la obra fue escrita en 2018, se resignificó a la luz de los últimos hechos, como el pedido de legisladores nacionalistas a los gremios estudiantiles de retirar carteles que expresaban el rechazo a la reforma constitucional sobre seguridad que impulsó el senador Jorge Larrañaga. Para la autora, lo que empezó como una investigación sobre Reina Reyes “derivó en una obra sobre cómo nos relacionamos con el pasado, los vínculos con la familia pasada, cómo trabajamos la historia y el presente”.

Ficha técnica 

El remanso de la calma (2019, Vanessa Cánepa) 

En escena: Carla Moscatelli, Germán Weinberg, Paula Lieberman, Noelia Campo, Romina Capezzuto y Silvio Flores.
Funciones:
Sábado 16 de noviembre: 19.30 y 21.30 horas
Domingo 17 de noviembre: 18 30 y 20 30 horas
Espacio L’Angolo: Convención 902 esquina Maldonado

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