La escuela rural 81 queda en El Águila, un paraje de Soriano ubicado a 25 kilómetros de Palmitas, a unos 14 kilómetros tierra adentro de la ruta 105. En 2018 no hubo niños inscriptos en la escuela 81, pero de todas formas se mantuvo abierta, ya que surgió el Centro de Capacitación Rural (CCR) El Águila, una iniciativa desarrollada por vecinos del lugar ex alumnos de la escuela.

Por impulso de Luján Sánchez, ex alumna de la escuela, quien se crio en la zona de El Águila pero luego se mudó, en 2015 se formó un grupo de Facebook de ex alumnos de la escuela de distintas generaciones: así como lo integra Sánchez, también están su madre y sus tías. Ese año y los siguientes hubo encuentros de ex alumnos, y en 2016 ya se presentaron en la escuela y quedaron a disposición. A comienzos de 2018 se enteraron de que no había niños inscriptos en la escuela y comenzaron a intercambiar ideas entre ellos porque, según comenta Sánchez, entendieron que la escuela “no se puede cerrar”. Decidieron concurrir a la reunión de vecinos a la que convocó el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) el 11 de abril, en la que se anunciaría el cierre provisorio, y allí les comunicaron a las inspectoras que querían hacerse cargo del edificio escolar. “El 14 de abril estábamos de vuelta ahí formando la comisión, nos presentamos en Primaria y nos entregaron la llave”, contó Sánchez a la diaria.

Así surgió la idea de dictar cursos de capacitación para el trabajo en el medio rural. El primer año hubo de prevención de incendios forestales, de identificación y recolección de hongos comestibles, de manejo de alambrados eléctricos y de inseminación artificial en bovinos, y en 2019 se sumaron los de fotografía para teléfonos celulares y los de siembra de pradera, entre otros. En general los pueden concretar con el apoyo de empresas como UPM, Conaprole, Copagran o Montes del Plata, y de instituciones como el Plan Agropecuario, y tienen una duración variable, que va de una a tres jornadas. En general son gratuitos, salvo cuando el CCR es el único organizador y tienen que costear los honorarios de los docentes. Aunque en la zona no hay mucha población, a los cursos han asistido desde 20 hasta 50 personas. “Han tenido mucha aceptación de gente interesada, y nos piden que se repitan”, comentó Sánchez. Entre los asistentes a los cursos hay productores y trabajadores de Mercedes, Agraciada, Cañada Nieto, Villa Soriano.

En 2019, además de los cursos, pudieron lograr que un grupo de 5º año de la escuela de Mercedes fuera a visitar la escuela 81, a conocer un poco sobre la experiencia de vivir en el medio rural. Los niños visitaron un tambo cercano, vieron cómo funcionaba, almorzaron en la escuela y tuvieron distintas actividades recreativas. Además de ver el ordeñe de una vaca, pudieron ver caballos, conejos, gallinas y pollos, compañeros cotidianos para quienes viven en el campo. Luego tuvieron un espacio de intercambio con los ex alumnos: “Nosotros les contamos por qué la escuela estaba cerrada, cómo eran nuestros tiempos de escuela cuando no había energía eléctrica, y tenés que ver el interés de los niños. Nos preguntaban cómo hacíamos, cómo buscábamos información si no teníamos internet... fue una muy linda experiencia”, contó Sánchez.

El CEIP se encarga de la energía eléctrica y de la conexión a internet del local, y el resto de los gastos que implica el mantenimiento y funcionamiento del local corre por cuenta de la comisión de apoyo del CCR. Desde la nafta para cortar el pasto hasta la difusión de los cursos, los integrantes de la comisión se reparten las tareas. Con algunos eventos han recolectado “algún pesito”, y también hay ex alumnos que no pueden ir a cumplir tareas pero hacen aportes monetarios. “Todo ha ido saliendo gracias al apoyo de las instituciones”, comenta igualmente Sánchez.

Si bien el foco está puesto en cursos de capacitación, desde el inicio el grupo ha pensado en poder desarrollar allí una escuela granja, “como un punto de capacitación no sólo para adultos sino también para jóvenes”. “Quisiéramos hacer muchas más cosas, pero el tema está en los tiempos que los miembros de la comisión tenemos disponibles para gestionar”, añadió, y aseguró que “más vale ir con cautela, de a poco, a querer abarcar mucho y que después no nos den las manos para hacer las cosas bien”. Lo importante, asegura la ex alumna, es que la escuela no cierre definitivamente.

Otra cosa

Lo que más recuerda Luján Sánchez de su época escolar en la escuela 81 es “la relación de las maestras con los vecinos”, ya que los docentes vivían en la escuela. “Es totalmente diferente a la realidad de hoy, que el maestro todos los días se va. Hoy es puntual un maestro que se queda; en aquel entonces la escuela era su casa”, mencionó. Entre los ex alumnos, conversando, “llegamos a la conclusión de que la escuela rural es como la plaza del pueblo, la canchita de fútbol: el punto de encuentro era la escuela”. Pero más allá de la escuela, lo que cambió en estas últimas décadas es el medio rural. “Unos 30 años atrás la gente vivía con su familia en su chacra de 30 o 40 hectáreas; ahora esas familias son personas mayores, que tienen que vender y se van”, comenta Sánchez, que dice que en la zona de El Águila lo que más se ve es la forestación. “Yo vivía a cinco kilómetros de la escuela, otros iban de más lejos, a caballo. Había establecimientos grandes, pero sobre todo cantidad de pequeños productores; mirabas al lado y había vecinos, ahora está todo desolado”, recuerda.