Un informe elaborado por Alén Pérez Casas y Manuel Podetti, integrantes del Programa de Entornos Virtuales de Aprendizajes (ProEVA), detalló cómo aumentó el uso del EVA entre docentes y estudiantes de la Universidad de la República (Udelar) este año, a raíz de la suspensión de las clases presenciales.
Tanto Pérez, coordinador del área de Evaluación y Seguimiento del ProEVA, como Podetti, asesor en comunicación, destacan que el impacto de la pandemia no se vio en un aumento de usuarios, ya que, según datos de noviembre de 2019, 93% de los estudiantes eran usuarios por lo que “el nivel de generalización ya era importante”. El dato anterior respecto de la universalización del EVA es de 2012, cuando 70% de los estudiantes tenía usuario. Con la emergencia sanitaria “lo que hubo fue un aumento claro del tiempo de uso, al pasar toda la actividad al entorno virtual explotó el tiempo que los estudiantes permanecían, la frecuencia con la que accedían”, explicó Pérez Casas a la diaria.
A fines del año pasado, 55% de los estudiantes de grado se consideraba usuario frecuente o muy frecuente del EVA, con porcentajes cercanos a 80% en las facultades de Odontología, Ciencias Económicas y Administración, Ingeniería, Enfermería, Psicología o Medicina, y menores en Música (24%), Bellas Artes y Agronomía. Para 56% de los estudiantes, el EVA es su fuente principal de recursos educativos, y 65% dijo estar de acuerdo con que su uso le ha facilitado un mejor rendimiento académico.
Los datos dan cuenta de que ya había una “fuerte penetración en toda la Udelar”, con la salvedad de que el formulario no incluye a los estudiantes de la generación de ingreso, ya que se aplica a los pocos días de comenzar las clases. Las diferencias entre los servicios muchas veces tienen que ver con que la participación es voluntaria, y mientras en algunos servicios el EVA se incorporó hace tiempo, en otros fue más reciente.
Pérez apuntó otro detalle que aportó la situación de emergencia: cuando se suspendieron las clases presenciales y desde rectorado se direccionó toda la educación a herramientas de educación a distancia, las cátedras fueron masivamente a trabajar en EVA. En este punto fue necesaria la inversión para contratar instrumentos en Zoom y Webex, porque los sistemas no daban abasto con la demanda.
En prácticamente todas las cátedras algunos de los docentes manejaban EVA antes de la pandemia, pero con la suspensión de las clases presenciales aumentó el número de cursos en el entorno. Al comparar julio de 2020 con noviembre de 2019 los cursos aumentaron 28%, y según los datos de uso, los investigadores concluyen que donde más aumentaron los cursos fue en los servicios que tenían usuarios registrados, pero donde su uso no era intensivo, como Agronomía, Derecho o Veterinaria.
Con esta generalización del uso de EVA instalada y el advenimiento de la pandemia, desde ProEVA estiman que el sistema está en transición, pasando de ser un “repositorio de apoyo a la enseñanza presencial” hacia una herramienta de educación a distancia, y en el informe presentan dos indicadores significativos de este movimiento, que son el aumento de los mensajes, lo que mide el uso de EVA como medio de comunicación entre estudiantes y docentes, y el aumento de los cuestionarios, es decir el EVA como forma de evaluación.
La cantidad de mensajes enviados a través de los foros de EVA aumentó 149% en promedio, con crecimientos de 450% en Psicología o Arquitectura, Diseño y Urbanismo, mientras que la cantidad de preguntas tuvo aumentos de 622% en Medicina, 350% en Arquitectura, 230% en Veterinaria o 190% en Ciencias Económicas. “Los servicios que menos aumento tuvieron duplicaron la cantidad de preguntas existentes”, señalan.
El aluvión fue “explosivo al comienzo y después se normalizó, y eso claramente lo pagamos desde el punto de vista ingenieril, porque tuvimos una enorme demanda inicial”, señaló Pérez, quien recordó que la Semana de Turismo sirvió para subdividir algunos EVA y recibir hardware aportado por la Udelar.
El informe también destaca que hubo aumentos en los recursos didácticos subidos a EVA, en las visitas y en la duración de las visitas.
En cuanto a los dispositivos, durante el primer semestre de este año 63% de las visitas fueron a través de computadoras, 33% mediante teléfonos inteligentes, 3% por celulares y 0,8% por tablets, y como dato curioso, en el informe señalan que, si bien fueron números reducidos, también hubo visitas desde consolas de videojuegos y televisores inteligentes.
También aumentó considerablemente, 400%, la demanda del sistema de videoconferencias BigBlueButton (BBB), para lo que hubo que montar tres servidores más durante Semana de Turismo. De unas 500 clases dictadas y grabadas en BBB en 2019, en general de los centros universitarios en el interior, se pasó a tener más de 3.300 en el primer semestre.
Los docentes
En medio de estas coordinaciones también fue necesario generar un curso para apoyar a los docentes con el cambio de formato. La propuesta fue “Enseñar en línea en situación de emergencia”, y ya va por su segunda edición, con 500 docentes que lo cursaron en la primera y 400 en la actual. La idea es poder liberar el curso en febrero, para que quien quiera pueda hacerlo.
Lo que más vieron los integrantes de ProEVA, por parte de los docentes, fue “el estrés por el incremento de trabajo, la sensación que tenían mucho más trabajo que antes”, e inquietudes por “preparar materiales que sean interactivos, ricos”. Pero la forma como los docentes se adaptaron fue tan diversa como la cantidad de docentes: “El que daba ‘clase discurso’ a 3.000 estudiantes presencialmente también la dio por Zoom, ahí no hubo innovación, siguió haciendo lo mismo, y quienes se interesan por tratar de buscar otro modo de enseñar a los estudiantes lo hacen presencial o virtualmente. Si la clase magistral de 3.000 personas es buena o mala es otra cosa”, acotó Podetti.
Big data y modelos predictivos aplicados a educación
En ProEVA están trabajando en dos proyectos de investigación utilizando analíticas del aprendizaje. Por un lado están finalizando un proyecto de investigación para la mejora de la calidad de la enseñanza universitaria (PIMCEU), financiado por la Comisión Sectorial de Enseñanza, donde tomaron datos de estudiantes de las facultades de Enfermería, Información y Comunicación y Ciencias con relación a las trayectorias de los estudiantes (si aprobaron las materias, si lo hicieron por exoneración o por examen y la calificación), los datos del Censo de 2019 y la información sobre el uso de EVA en las asignaturas (frecuencia de acceso, recursos utilizados, entre otros aspectos). Los datos, si bien fueron conectados a través de los números de cédula, fueron todos anonimizados.
El objetivo del proyecto es poder construir un modelo predictivo sobre el rendimiento académico de los estudiantes y testearlo en la generación 2018 y 2019.
Según explicó Alén Pérez Casas, pudieron elaborar un “modelo predictivo fuerte”, con variaciones según los modelos de entre 75% y 85% de certeza, llegando hasta las calificaciones en un rango de tres niveles (alto, medio y bajo). Si bien todavía se está redactando el informe final, Pérez explicó que un hallazgo interesante fue que “la actividad en EVA predice mucho más que las variables socioeconómicas”.
El uso de big data en educación habilita la posibilidad de la personalización, de crear herramientas para poder advertir cuando el desempeño de un estudiante está en riesgo. Si bien el proyecto no se encaminaba en ese sentido, entre otras cosas por los dilemas éticos asociados a este tipo de tecnologías, la investigación permite “afinar los instrumentos”, a la vez que medir el impacto del uso del EVA.
Por otra parte, ProEVA está desarrollando una consultoría en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo, la Administración Nacional de Educación Pública y la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y el Conocimiento para el desarrollo de un “modelo predictivo de riesgos de desvinculación educativa y de alertas tempranas” en enseñanza media, basado en información de los estudiantes y de las condiciones de la oferta educativa.
Ya en 2016, a partir de un proyecto financiado por la AgenciaNacional de Investigación e Innovación ProEVA comenzaba a trabajar en esta línea de investigación en modelos predictivos.