En tiempos de distanciamiento físico, la radio retornó a algunas escuelas como una herramienta para mantener en el aire las voces, los saludos y los vínculos entre maestros y estudiantes. Es el caso de la escuela 66 José Belloni, de Piedras Blancas, y de la 230, de Puntas de Manga, que además de los vínculos por medio de las plataformas educativas utilizan la radio para llegar a los niños y sus familias.

En la 66 la radio está presente desde hace unos cuantos años: al principio se juntaban una vez por mes todas las clases en el patio y cada grupo contaba alguna noticia. Esto fue variando cuando comenzaron a utilizar wixlr, una aplicación para transmitir, y cada grupo hizo radio desde su salón de clase.

Con esos antecedentes, para María José Delgado, la directora de la escuela 66, fue natural apostar a la radio también durante el período de distanciamiento físico: “Radio en cuarentena. Nos seguimos acompañando y nos seguimos cuidando”, cierra cada emisión María José. “Empezamos a pensar de qué manera podemos estar más cerca de ellos, y cada docente desde su casa empezó a grabar algo, en audios. Una maestra se encarga de juntar los audios y salimos”, cuenta la directora a la diaria. Las emisiones, que en este tiempo fueron cuatro, las comparten en el sitio web de la escuela (escuelajbelloni.wixsite.com/escuela66) y también las retransmite la radio de la escuela 230, que en su caso emite de lunes a viernes.

Trabajando desde casa, en la web de la escuela Belloni.

Trabajando desde casa, en la web de la escuela Belloni.

En los programas algunas maestras leen cuentos por capítulos (van por el capítulo 2 de Pateando lunas, de Roy Berocay), escuchan canciones, leen poemas, y en las últimas emisiones se sumaron las voces de los niños. “Estoy disfrutando mucho a mi familia, estoy haciendo las tareas y nos tenemos que quedar en casa”; “Compañeros, soy Maia de 3º B, estoy acá en mi casa, ayudo a mi madre y a mi padre… cuídense mucho, también los maestros”, son algunos de mensajes que se cuelan entre chistes y adivinanzas que mandan los alumnos.

“[La radio es] una forma de darle valor a la palabra y a la escucha atenta, y creo que lo hemos logrado. A ellos les encanta, se emocionan, y a las familias también”, cuenta la maestra.

Aldea educativa

La escuela 230, de Puntas de Manga, también estaba acostumbrada a la radio. En los recreos los parlantes amplifican música, y las distintas clases hacen programas de noticias para transmitir. Algo que se hacía en momentos puntuales pasó a ser una constante ahora de lunes a viernes, de 14.00 a 16.00. “Nos obligó la suspensión de las clases presenciales”, dice Gonzalo Rodríguez, director de la escuela y quien, junto con su hijo, elabora la emisión diaria desde su casa, después de estar de mañana en la escuela.

Aldea Educativa le llaman en la escuela al complejo conformado por la 230 y el Centro Educativo Asociado, de UTU, que está en el mismo predio, y la noción de aldea también se trasladó al éter, porque en su programa diario transmite los programas de la escuela 66 y porque, en acuerdo con la radio comunitaria FM Del Carmen, la radio sale, además de por streaming en mixlr.com/aldea-230/, por la 105.3 FM.

Trabajando desde casa, en la web de la escuela Belloni.

Trabajando desde casa, en la web de la escuela Belloni.

El programa se llama Para no dormir la siesta, y además de convocar a los niños apunta a captar la atención de sus padres. “La tarde para muchas familias es el horario más complicado con los gurises, y nos llegan mensajes de familias que escuchan mientras cada uno hace sus cosas en la casa”, cuenta Rodríguez. Además de música, durante el programa se emiten audios de las maestras que saludan a los niños, aprovechan para dar respuestas a preguntas que se hicieron en las plataformas y proponen desafíos, y también participan las familias y los alumnos, con mensajes, chistes, e incluso han llegado cuentos leídos por abuelos. Además, el maestro Federico Maritán, que trabaja en otra escuela, tiene una columna de ciencias sociales e historia todos los días en la radio.

Como muchas de las familias de la escuela escuchan en el horario de emisión, también se aprovecha para pasar todos los mensajes en vivo que llegan al teléfono del director. “Es un intento por comunicar, por mantener los vínculos, por tratar de llegar de otras maneras”, comenta.

La nueva normalidad

Lo normal en estos días, para maestras y estudiantes, es comunicarse mediante las plataformas educativas, los grupos de Whatsapp e incluso por Facebook. Según cuenta María Inés Facello, maestra de sexto año de la escuela Portugal, de Ciudad Vieja, la educación a distancia “ha sido todo un descubrimiento”. “El trabajo se está dando desde la contención emocional y el reafirmar contenidos”, afirma la docente, y asegura que dejó de ser prioritario “seguir estrictamente un programa”, porque en estos tiempos la enseñanza no es igual para todos. Además de algunos problemas de conectividad (no todos tienen la computadora o no tienen internet), “hay otra realidad, y es el hecho de que no siempre hay un adulto detrás del niño”.

Facello tiene la ventaja de que fue maestra de los estudiantes de este sexto año en 2019, cuando ellos estaban en quinto, y mantiene el vínculo con la mayoría de los integrantes de su clase, de unos 30 alumnos, por medio de las plataformas, mientras que a cuatro de ellos no ha llegado. Trabaja con sus alumnos en CREA y optó por conectarse todos los días a las 20.00 para corregir y hacer devoluciones, y le ha pasado que “ellos ya saben que todos los días a esa hora estoy ahí, y me devuelven mensajes enseguida”.

Trabajando desde casa, en la web de la escuela Belloni.

Trabajando desde casa, en la web de la escuela Belloni.

Sobre el desarrollo del programa, Facello comentó que algunas de las actividades que propone son para poder estudiar contenidos en el futuro. Por ejemplo, en sus casas fueron adelantando la construcción de un cubo para, una vez en clase, estudiar el concepto de volumen. Pero asegura que en estos días prioriza que los niños puedan desarrollar estrategias para entender y hablar sobre sus emociones, como la elaboración de un diario personal para “hacer un registro de lo que están viviendo, y también comprender que la historia es algo vivo, porque esto en el futuro va a ser un hecho histórico”.

En la escuela 66 no todos los docentes sabían manejar la plataforma CREA, por lo que en las primeras semanas y a través de Zoom se pusieron a tono y aprendieron cómo funciona. Hasta Semana de Turismo las maestras subían las actividades en el sitio web de la escuela, pero luego pasaron a la conexión diaria por medio de las plataformas. Según comentó Delgado, la directora, valoran con entusiasmo la última aplicación de CREA, Conferences, que permite hacer videollamadas con los alumnos.

Trabajando desde casa, en la web de la escuela Belloni.

Trabajando desde casa, en la web de la escuela Belloni.

En su escuela, señala Delgado, la participación después de Turismo supera el 70% de los alumnos, y junto con la secretaria están llamando las familias de quienes no se conectan: “Ya lo habíamos hecho antes de Turismo, ahora lo estamos volviendo a hacer”. Comunicarse además por Whatsapp es motivo de discusión entre las maestras; Delgado opina que hay que priorizar las plataformas. “Este momento tiene que ser una oportunidad de aprendizaje para todos. Hay que intentar dar un paso más y aprovechar desde lo educativo las herramientas que teníamos al alcance de la mano desde hace tiempo, y hay que estimular a los padres para que se enganchen por ahí”, considera. De acuerdo con la directora, las herramientas digitales “van a quedar dentro del aula”, entre otras cosas porque “son atractivas para los gurises”.

Delgado considera que es clave “crear alianzas” con las familias, algo en lo que ya trabajaban desde la escuela, que integra la Red Global de Aprendizajes. Pero advierte una dificultad particular en padres y niños con problemas de aprendizaje: “El maestro trata de hacer una propuesta personalizada, pero ahora, al ser tan general, esos padres están complicados, y queremos que no se vuelvan locos con las propuestas de todo el grupo, así que vamos a empezar a plantearles a ellos una propuesta diferente”.

Rodríguez, en tanto, mencionó que además de las plataformas, muchas maestras aprovechan para entregar repartidos a las familias que van a buscar la comida a la escuela, y los maestros comunitarios comenzaron a contactar a los niños que no han podido vincularse por los dispositivos electrónicos. Al retomar las clases después de Turismo, cerca de 160 de los 700 alumnos de la escuela 230 no estaban conectados de ninguna manera.