Los teatros vacíos no sólo son un problema para los artistas consagrados, sino para aquellos que están transitando su formación. El Coro Nacional de Niños, la Orquesta Juvenil y las Escuelas Nacionales de Arte Lírico, Ballet, Folclore y Danza Contemporánea conforman la oferta educativa del SODRE; son más de 3.500 los alumnos que participan en alguna de las modalidades de enseñanza y, al igual que los del resto de los sectores de la educación, tuvieron que adaptarse a la virtualidad.
El director del sistema de Orquestas y Coros de niños y jóvenes del SODRE, Ariel Britos, explicó a la diaria que esto no sólo afecta al cuerpo estable sino también a los núcleos de formación, que tienen presencia en ocho departamentos del país, además de Montevideo, donde se dictan clases de instrumentos de cuerda, vientos de madera, vientos de metal, percusión y coro. En total el sistema alcanza a más de 3.000 niños y jóvenes que, a pesar de la emergencia sanitaria, mantienen sus clases a diario, ya que se logró montar 650 clases remotas por semana, “con muy buenos resultados”, puntualizó Britos.
Por su parte, la directora ejecutiva de las escuelas de formación artística del SODRE, Natalia Sobrera, aseguró a la diaria que tanto en las divisiones de danza como en arte lírico las clases se mantienen mediante la virtualidad. En total 529 estudiantes cursan este año alguna de las carreras, que en su mayoría tienen una gran demanda de actividad física que deben mantener en sus casas.
Por ahora el mecanismo mezcla clases sincrónicas mediante plataformas como Zoom o Jitsi, en las que los estudiantes trabajan con los maestros en diferentes ejercicios, y las plataformas asincrónicas, como Crea, de Plan Ceibal, en la que los docentes envían diferentes consignas de trabajo, los estudiantes se graban, suben el video y tanto el docente como los compañeros hacen una devolución. Las divisiones de Danza y Arte Lírico ya utilizaban la plataforma Crea y solamente tuvieron que impulsarla en algunos casos en que no la tenían tan presente; sin embargo, el sistema de coros y orquestas todavía no tenía su lugar en el espacio de Ceibal, pero eso, según adelantó Britos, se resolverá en los próximos días.
En el caso de los coros y orquestas, los conocimientos más de carácter teórico, como solfeo o historia de la música, se trabajan de forma remota, pero “la parte musical tratamos de trabajarla en vivo”, detalló el director, y es lo que hace por ejemplo Mathías Pereyra en su clase: por medio de Zoom puede corregir la postura de su estudiante Magui en el violín a pesar de estar a kilómetros de distancia. En las divisiones de Danza también trabajan en sesiones gratuitas de Zoom y cuando se acaban –en 40 minutos– lo toman como el descanso que tendrían en una instancia presencial. Por su parte, los estudiantes de Arte Lírico tienden más al trabajo asincrónico, con el que pueden grabarse, y dejan las instancias de encuentro para las materias teóricas.
En vivo y en directo
Hay elementos de la presencialidad que son más difíciles de sustituir. Por ejemplo, señaló Sobrera, “los pianistas y los músicos acompañantes de las clases de danza envían previamente parte de la música grabada, a fin de no están presentes en el momento en vivo, porque en las plataformas se genera un atraso en el audio que no permite trabajar”.
Por su parte Britos sostuvo: “Hay sutilezas que son muy difíciles de trabajar en línea; se puede corregir un poco la afinación, pero se escapan los matices, los colores, algunas articulaciones que son fundamentales a la hora de la buena ejecución y eso se tiene únicamente en vivo. Claramente las clases presenciales no se pueden sustituir, pero lo virtual es muy útil para otro tipo de cosas, como aspectos técnicos o de posición; para eso funciona muy bien”.
Así las cosas, el director de coros y orquestas destacó que varias clases en vivo se realizan de forma individual y no con todo el grupo. Explicó que esta modalidad ya se utilizaba y que ahora se expandió un poco más: “Nosotros tenemos clases del tipo combinado; en el ciclo inicial, habitualmente, las clases son grupales. En el intermedio, dependiendo de la exigencia, hay algunas clases individuales, y ya en el nivel superior son siempre individuales. Ahora, por estas circunstancias particulares podemos trabajar más en detalle en clases individuales, porque al trabajar en grupo a veces la conexión no es tan buena, por eso hemos impulsado esta otra modalidad”.
Asimismo, Britos subrayó el “tremendo compromiso de los docentes para asumir esta tarea”; de hecho comentó que “profesores que iban al interior tenían muchas horas de viaje y la están poniendo a disposición para poder llevar todo adelante”, y agregó que “aunque parezca mentira trabajar en línea uno a uno es menos tiempo, porque permite resolver más cosas, la concentración es mayor”.
La función debe continuar
En ambas formaciones del SODRE la conectividad y el acceso a dispositivos no han sido un gran problema. De todas formas, ambos directores admiten que hay un porcentaje de estudiantes que se ven afectados por la conexión a internet y la alta demanda que requieren estas clases. Por esta razón se tomaron algunas medidas provisorias mientras se piensan estrategias de contención y se negocian con otros actores. Por ejemplo, las clases de coros y orquestas están diseñadas para poder conectarse desde un celular, y en las divisiones de Danza y Arte Lírico se pasa lista, pero las asistencias dejaron de ser requisito para la aprobación del curso.
En esta línea, Britos aclaró que el índice de asistencias es mayor en la modalidad virtual que en la presencial: “No sé si es el interés por la tecnología, si es el encierro o qué otra razón puede ser, pero tenemos un altísimo índice de participación, es impresionante el nivel de adaptación de los niños y jóvenes. Ha habido muy poquitos casos de problemas de accesibilidad y se han sorteado sin mayor inconveniente”.
En cuanto a las evaluaciones, también están trabajando en idear nuevas estrategias, aunque todavía no hay nada definido. Britos es optimista en que puedan llegar a realizar las pruebas de mitad de año de forma presencial, mientras que Sobrera adelantó que se están ideando opciones de evaluación que contemplen la virtualidad.
El aislamiento provocó que se perdieran las instancias de trabajo en equipo –algo fundamental si se piensa en una orquesta o en un plantel de danza– y las presentaciones en vivo en los teatros. “Lo que se ha visto más resentido, lamentablemente, son los ensayos generales, porque es imposible hacerlos en línea. Han sido sustituidos por trabajos que los maestros mandan, donde cada quien se filma en su casa y luego nosotros lo editamos y lo subimos para mantener a la gente motivada”, resaltó Britos.
Sobrera detalló que había varias actuaciones ya planificadas y actividades en los distintos formatos de extensión cultural que no se pudieron hacer, aunque puntualizó que “de todas formas se ha encontrado la forma de mantener el contacto por medio de las redes, subiendo determinados contenidos, como el pericón, que se hizo en conjunto con la orquesta juvenil”.
El Programa Identidad no se detiene
— OrquestaJuvenilSodre (@OJSodre) April 13, 2020
Hoy compartimos el gran trabajo de EnsamblArte y el Ballet Folclórico Juvenil @SomosSodre con uno de nuestros ritmos más tradicionales.https://t.co/Oo0xkuGqu9#OJSodre #SomosSodre #LaJuvenilEstudiaEnCasa
“La dificultad número uno es, obviamente, no poder presentarse en público”, subrayó Britos, y agregó: “Nosotros hacemos música, que es un arte inmediato, es para ser presentado frente a un público. Siempre el contacto humano es fundamental para eso y la tecnología no permite, por ejemplo, tocar en vivo y en simultáneo con una orquesta. Nos falta la cuestión humana, el contacto con el público, que es lo que todo artista quiere hacer. Ellos se preparan para compartir su arte con los demás. Ya llegará el momento”.