En un comunicado del 7 de julio el Ministerio de Salud Pública (MSP) anunció que “se mantiene vigente la no exigencia de los certificados de aptitud física de niños, niñas y adolescentes hasta que termine la emergencia sanitaria”. Agregó que esos certificados “se irán renovando a medida que concurran a los controles en salud cuando corresponda”.

En contrapartida, la Federación Uruguaya de Magisterio-Trabajadores de Educación Primaria (FUM-TEP) también emitió un comunicado, en el que “expresa su gran preocupación” por lo que dispuso el MSP y fue refrendado por el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP). Asimismo, recuerda que la “obligatoriedad de la presentación del Carné del Niño/a para su permanencia en la escuela y para la práctica de la actividad física curricular” está reglamentada en decretos y en circulares del CEIP.

La FUM-TEP alerta “sobre la importancia que reviste la concurrencia” de los niños a los controles médicos, “que generan tranquilidad” e “intervenciones oportunas para las familias y la comunidad educativa”, y exhorta “tanto a las mutualistas como a ASSE [Administración de los Servicios de Salud del Estado] a priorizar la atención” de los niños y concretar esas consultas.

Los controles médicos de rutina y las consultas “nunca se suspendieron”, informó a la diaria Claudia Romero, integrante de la comisión directiva de la Sociedad Uruguaya de Pediatría. Según explicó la pediatra, “en algunos casos se cambió la modalidad”. “Muchos de los controles que teníamos los ofrecemos ahora a través de la teleconsulta, muchas familias incluso decidieron no hacer la consulta porque todo va bien, y esperan a que se levante esta situación para ir a consultar. Si hay niños con patologías que deben verse presencialmente o incluso si hay una necesidad de la familia de ir por alguna razón, se contempla”.

La pediatra detalló que hay un acuerdo con la Administración Nacional de Educación Pública por el cual los centros educativos exigen el carné del niño y el adolescente para inscribirse y realizar actividad física y salidas didácticas con el propósito de remarcar la necesidad del control pediátrico. En la página 24 del carné de salud el pediatra o médico de familia pone la edad del niño, la fecha del control y si está apto para realizar actividad física o no.

“Entiendo el comunicado del MSP sobre extender los certificados hasta que se vayan renovando, porque los niños siguen controlados, por más que no tengan la firma en el certificado”, opinó la médica. Romero afirmó que “la emergencia sanitaria continúa”, y agregó: “Todavía no estamos en una situación en la que las familias puedan volcarse en su totalidad a los prestadores, a la consulta presencial. Pensemos en una sala de espera atiborrada de familias, porque cuando un niño va a control viene acompañado de por lo menos un adulto. No podríamos satisfacer la demanda siguiendo las pautas del MSP, por lo que seguimos haciendo las teleconsultas, contemplando todos los casos de excepcionalidad necesarios”.

Una tragedia que advierte

El tema surge a raíz de la muerte por un paro cardíaco de una niña de 12 años en la escuela 376 del barrio Conciliación, a principios de julio. La niña estaba en clase de Educación Física y contaba con el certificado médico vigente, al igual que el carné de vacunas, pero la situación puso en foco el hecho de que hay varios niños y adolescentes que no tienen el carné al día y no es obligación del centro educativo exigirlo mientras dure la emergencia sanitaria.

El cardiólogo pediátrico Diego Abdala subrayó, en diálogo con la diaria, que el comunicado del MSP no dice que no es necesario el carné, sino que se puede extender la vigencia del anterior durante unos meses, hasta que se normalice el ritmo de los controles. “El certificado dura un año. Para los pacientes que no tienen patologías y están controlados el certificado se extenderá uno o dos meses; si durante el año que estuvo certificado no pasó nada, seguramente pueda extenderse esa aprobación por un corto tiempo más”.

Abdala detalló que la muerte súbita en niños y adolescentes “es una patología con baja incidencia: tres a seis casos por millón de habitantes al año, pero no deja de ser un evento muy traumático desde el punto de vista familiar y de la sociedad. Muchos de esos niños tienen un control pediátrico normal, no hay elementos de alarma en el interrogatorio ni en el examen clínico, pero algunos de esos niños tienen antecedentes familiares o historias personales que es importante pesquisar durante la consulta para poder hacer los exámenes que corresponda”.

En esta línea, el comunicado del MSP advierte que se deben realizar exámenes especiales, que no se solicitan para otorgar el certificado, cuando hay “signos de alarma que surjan de los antecedentes, como familiares menores de 40 años fallecidos de forma brusca y sin causa aparente, afecciones genéticas como síndrome de Marphan (hiperlaxitud), o historia personal de pérdida de conocimiento durante el ejercicio físico o inmediatamente después, dolor torácico opresivo, sudoración, palidez, malestar, vómitos, palpitaciones o latidos anormales, entre otros”.

Más allá de la importancia de la firma en el certificado de salud, Romero recordó que “esa página 24 del carné del niño firmada es en lo que la escuela se basa para permitirles a los niños hacer educación física y asistir a los paseos. Los pediatras siempre discutimos eso, porque lo que estamos certificando en realidad es que ese niño está cumpliendo con la asistencia a los controles pediátricos, donde se trabajan muchísimos aspectos basados en la entrevista clínica y en el examen físico, pero si no encontramos algo que lo argumente, no hacemos un electrocardiograma u otros estudios específicos, hacemos cosas pautadas para la población general, siempre que no haya algún elemento en la historia del niño que implique otro análisis, y eso es algo sobre el carné del niño que hay que tener en cuenta siempre”.