El programa de Formación Profesional Básica (FPB) es una de las dos opciones que ofrece el Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP-UTU) para transitar el primer tramo de la educación media. A diferencia del ciclo básico tecnológico (CBT), el FPB se centra en la formación profesional y combina las materias tradicionales con una amplia cantidad de horas de taller en distintas orientaciones. Según adelantó a la diaria el director general de UTU, Juan Pereyra, la idea es “reformular totalmente” el FPB para 2022 con el objetivo de mejorar los resultados de aprendizajes, pero de cara al año que viene el consejo recomendó a directores no inscribir a niños recién egresados de la escuela en los cursos de FPB.

Cuando se creó esta propuesta estaba pensada para estudiantes de más de 15 años que hubieran abandonado otras experiencias de educación media, pero desde 2017 se eliminó el mínimo de edad y los estudiantes que egresan de primaria pueden inscribirse directamente a un curso de FPB. De acuerdo con Pereyra, esta decisión de las anteriores autoridades “fue un error”, porque implica que en una misma clase compartan el espacio “niños recién salidos de la escuela” y adolescentes más grandes.

Preocupados por la reducción de grupos del trayecto I (equivalente a primer año de ciclo básico) que se delinea para 2021, docentes de FPB de la Costa de Oro y otras partes de Canelones comenzaron a reunirse a intercambiar entre ellos y con distintas agrupaciones sociales de la zona.

En diálogo con la diaria, el grupo resaltó que “esta decisión no fue consultada con los docentes” y que los argumentos que maneja el consejo de UTU “son discutibles”. En su momento, el director general aseguró que el año que viene se analizará en profundidad el programa. Dijo que se buscarán “otras estrategias para lograr que lleguen a un buen nivel”, y agregó: “Vamos a analizar ejemplos nuestros e internacionales de trabajo con esta población y ahí vamos a implementar, probablemente en 2022, una nueva oferta de FPB”.

Pereyra subrayó la necesidad de reformular la FPB porque tiene “los peores resultados” en el último informe del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed). Se refiere a que según el informe de Aristas Media, que evaluó en 2018 el desempeño en lectura, escritura y matemática de los estudiantes de tercer año, 77,7% de los estudiantes de FPB llega al nivel dos (el más alto es el cinco) en matemática, mientras que en lectura 35% está en nivel 3.

En ese informe se agrega que el de FPB “es uno de los planes de mayor matrícula a nivel nacional (15.072 estudiantes en 2018)”, y que al momento de la evaluación “a este tipo de curso asistían, en su mayoría, estudiantes con extraedad y trayectoria educativa de repetición o abandono educativo previo”.

Sobre estos resultados, el docente Sebastián Ponce dijo: “¿Qué estamos comparando? Primero hay que decir que se toman los datos de una generación que no ingresa desde la escuela, es una población que ya venía de fracasos previos, una población desfavorecida, sin sostén en la casa, eso es lo que están midiendo. Llegar a esos resultados partiendo de una población sumergida no me parece un número malo. No se puede comparar con el plan 2006 de secundaria o el ciclo básico tecnológico de UTU, es claro que ahí los datos de aprobación van a ser mejores, pero es otra población”.

Además, el docente resaltó que ese informe del Ineed no evalúa la modalidad de la propuesta 2016 de Secundaria, que trabaja con una población similar a la FPB de UTU. De hecho, eso es “la pata renga del informe”, dijo en su momento a la diaria la presidenta del Ineed, Alex Mazzei.

Ponce dijo que el programa de FPB se encarga de “muchas situaciones de gurises con problemas de aprendizaje, con muchas carencias afectivas”, y agregó: “Es muy fácil hacer una estadística cuando los gurises tienen las necesidades básicas satisfechas, pero cuando vemos el día a día de los chiquilines del FPB sabemos que no lo podemos comparar. Hay un montón de cuestiones que no se toman en cuenta; si la decisión se toma llanamente basados en una estadística, no es una decisión seria”.

¿Conviene hacer FPB con 12 años?

Uno de los argumentos para sugerir a los directores de los centros que inscriban a los niños que egresan de la escuela en el CBT en vez de FPB es que son muy chicos. Sin embargo, la experiencia del grupo de docentes “ha sido muy buena”. Resaltaron, además, que no se da la situación que plantea el director general de “tener niños con jóvenes”.

Según la docente Mariela Bruzzesse “desde 2017, cuando los niños tienen la opción de elegir FPB en la preinscripción de la plataforma Gurí, se llenan los cupos de FPB con los que egresan de primaria”. De hecho, a su entender, debería haber más grupos para atender tanto a la población que viene de la escuela como a los rezagados que quieren terminar el ciclo básico en FPB, que a veces “se quedan sin cupo cuando se abren las inscripciones”.

“Todavía no se han acumulado los años suficientes para medir el impacto que ha tenido el programa de FPB con la población de 12 años que recién egresa de la escuela, porque empezaron a partir de 2017”, dijo Ponce. “Podría estar el temor de mezclar niños con adolescentes, pero en los hechos no pasa. Lo que sí sucede es que niños que lo necesitan reciben un aprendizaje práctico, que apunta a una población particular, con debilidades socioeconómicas, y que tiene un alto seguimiento que lleva a una alta retención. Sabemos por la experiencia que ha generado oportunidades positivas, pero no tenemos los números porque no se ha estudiado todavía”, agregó.

Bruzzesse dijo que “gurises que salen de la escuela y necesitan un gran apoyo lo tienen en el FPB. Una de las fortalezas del FPB es el vínculo comunitario que tiene. Antes de que los chiquilines lleguen ya se habla con las maestras, que nos pasan una lista de gurises que saben que si no tienen un acompañamiento como se da en el formato de FPB no les va a ser fácil. Son esos los chicos que antes debían fracasar en primer año de liceo para recién después pasar al FPB, y ahora pueden entrar directamente”.

Cambios inconsultos

Adrián Troitiño, tallerista de FPB, cuestionó: “Nunca nos preguntaron a los docentes si estamos a favor o no de hacer una reforma. Nosotros en la práctica vemos que el FPB funciona. Históricamente se han impuesto planes educativos y no se ha consultado a los docentes. Está claro que si los docentes no están de acuerdo con los planes educativos que se imponen es muy difícil llevarlos adelante, pero escuchar a los docentes antes de imponer un plan parece que no sirve”.

Fidel Castro, representante de Canelones en la Asamblea Técnico Docente, destacó que el tema se va a llevar a ese ámbito para discutir y también se conversará en la Asociación de Funcionarios de UTU. El docente admitió que es un asunto que ha generado “resistencia” en los ámbitos colectivos. Sin embargo, se espera contar con el apoyo de toda la comunidad “para que este plan no caiga”, porque los resultados “están a la vista en las historias de los egresados”, dijo.

Troitiño reconoció que el FPB tiene “un montón” de aspectos para cambiar y muchos se han mejorado durante los años. “Todo plan es perfectible, pero creemos en la diversidad, no podemos pensar que un único plan sirve para todos los alumnos. Cada niño tiene sus formas de aprender y la UTU ofrece hasta ahora distintas opciones. Hay chiquilines que tienen ciertas características y, si podemos trabajar con ellos desde temprana edad en ir desarrollando ciertas capacidades técnicas, van a estar mucho más fortalecidos”, dijo.

Para los docentes del grupo es necesario que se mantenga el FPB tanto como el CBT. “No deberíamos ir a una oferta homogénea, apostemos a que cada persona pueda elegir el camino”, dijo Bruzzesse, y se preguntó: “En un país donde queremos apostar a desarrollar el potencial de cada chiquilín, ¿por qué vamos a ofrecer sólo una propuesta?”.