“¡UTU ocupada!”. Con esa leyenda en una pancarta se despertó la UTU de Santa Catalina este jueves. Docentes, funcionarios y auxiliares de servicio pararon por la falta de adscriptos, por el reintegro de horas extras para administrativos, la creación de equipos socioeducativos, por problemas de infraestructura en el polideportivo y en defensa del programa Formación Profesional Básica (FPB). Además, pidieron cobertura de emergencia móvil y la apertura del turno nocturno en ese centro educativo.

Por el decreto que reglamenta el artículo 392 de la ley de urgente consideración (LUC), que establece la “libertad de trabajo y derecho de la dirección de la empresa”, y que expresa que el “Estado garantizará el ejercicio pacífico del derecho de huelga, el derecho de los no huelguistas a acceder y trabajar en los respectivos establecimientos y el derecho de la dirección de las empresas a ingresar a las instalaciones libremente”, la Policía intervino, luego de la intimación del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y desalojó el lugar cerca del mediodía.

Pablo Garay, vocero de la UTU de Santa Catalina, señaló a la diaria que “tal como pasó en la UTU del Cerro, optamos por la medida pacífica de salir una vez que nos pidieran amablemente que nos retiráramos”.

El también integrante de la Asociación de Funcionarios de UTU parafraseó al ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, quien en el marco del paro general dijo que les sacaban un día de clase a los estudiantes y que, por ende, lamentaba los “costos sociales” que el paro suponía. “Acá sucede que cada vez que llueve hay que cortar las clases porque hay fallas eléctricas que hacen que los cables chispeen. Entonces un día de lluvia siempre significa un día perdido de clase. Habrá que reflexionar que parar un día puede implicar que se gane en infraestructura y derechos para que haya clases unos tantos otros”, reflexionó Garay.

El sindicalista sostuvo que durante el desalojo “no hubo diálogo, ninguna carta, simplemente la exhortación de que abandonáramos el lugar en 15 minutos y que si no lo hacíamos empezaban a operar con todo”. “Antes había un diálogo, pero cuando se articula opera ese lindo decreto -bromeó-, puede haber una instancia de conciliación, pero se puede llamar al Ministerio del Interior y te desalojan cuando crean pertinente. Eso pasa: no hay diálogo, hay una orden vertical con la que desarman toda la medida, y el derecho de huelga, en realidad, se nota que está altamente perjudicado”.

Consultado sobre cuáles son los pasos a seguir, Garay respondió que “seguir resistiendo por los derechos” y “sobre todo”, por visibilizar “lo que está pasando”. “Que la escuela esté abierta no quiere decir que el estudiante esté ahí, que esté en clase. Si no hay una figura que lo acompaña, la escuela abierta no significa nada”, concluyó.