Robert Silva, presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), aseguró que no tienen “la potestad” para evitar que la colectividad de jóvenes del Movimiento de Participación Popular (MPP), Gurises MPP, den clases de apoyo a estudiantes que rendirán sus exámenes en el período de febrero, según informó El Observador. De hecho, no tienen “ningún tipo de control”, dijo, y lo relativizó con las academias que brindan apoyo a chiquilines de forma privada, donde tampoco hay inspecciones.

La senadora por el Partido Nacional Graciela Bianchi había pedido a las autoridades de la educación que “actuaran” ante ese grupo de apoyo y otros, como el de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB), porque entiende que se viola el principio de laicidad y, además, es una “forma de adoctrinar”, consignó el mismo medio.

Días atrás, el dirigente de la FOEB Richard Read había criticado a Bianchi por decir que en los centros educativos del sindicato se adoctrinaba. “Debe tener el estradiol alto y la testosterona baja; aburrida con tiempos de ocio, se dedica a difamar obras que aportan a población de contexto crítico y vulnerable. Es ruin este ataque”, posteó en Twitter.

Para Bianchi, “si la calidad de la educación pública es buena, no se necesitan clases particulares”. En ese sentido, indicó que “para eso” están las tutorías y las escuelas o liceos de tiempo completo o de extensión de tiempo pedagógico. En tanto, Silva señaló que a pesar de no conocer el programa Gurises MPP, valora “positivamente” que acompañen a estudiantes, “sobre todo los que están en situaciones complejas”.

Quienes brindan clases de apoyo en las instalaciones de Gurises MPP son docentes recibidos o estudiantes avanzados del Instituto de Profesores Artigas (IPA) o universitarios. Allí ayudan para los exámenes de febrero, julio y diciembre a estudiantes de educación media. Según informaron a la diaria, para que puedan tener estas clases de apoyo no hay requisito alguno para inscribirse, como tampoco importa la edad, el barrio o la ideología política.