Con el mismo formato que el año pasado y organizado en forma diferente a su antecesor Verano Educativo, el programa Escuelas de Verano transcurre sus primeros días de funcionamiento en 2022. Después del lanzamiento, realizado el 10 de enero, la concurrencia de los 11.000 niños anotados se encontró con dos dificultades. Una de ellas, la más previsible, fue el aumento de casos generados por la variante ómicron de covid-19. La otra, imprevista, fue la ocurrencia de copiosas lluvias que produjeron inundaciones en diversos puntos del país.

En diálogo con la diaria, la inspectora técnica de la Dirección General de Educación Inicial y Primaria (DGEIP), Selva Pérez, dijo que ambas situaciones han generado “altibajos” en la asistencia de los niños. Respecto de los motivos climáticos, explicó que las inundaciones registradas a causa de las lluvias de los últimos días generaron dificultades en muchas de las familias de los niños que acuden al programa, que imposibilitaron su concurrencia. En relación al avance de la pandemia, dijo que hubo muchos casos positivos que, a su vez, implican hisopados y cuarentenas, aunque eso no siempre desemboque en el cierre total de las escuelas.

Según explicó Pérez, estas situaciones implicaron “un movimiento que no es el habitual” y espera que a partir de la próxima semana se empiece a “normalizar”. Más allá de las dificultades, la inspectora dijo que Escuelas de Verano sigue apuntando a los 11.000 niños que se habían anotado en un principio.

Consultada al respecto, mencionó que desde la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) se dispuso que se tomen las “máximas medidas de higiene” y “los cuidados sanitarios”, además de que se apuesta por “cuidar las burbujas” entre los docentes y los niños. Según detalló, cuando hay un caso positivo, se realiza una consulta con los agentes de salud del territorio en el que se ubica la escuela y, en virtud de eso, “se dialoga con el personal de salud del Consejo Directivo Central [de ANEP] y ahí se toma la decisión” sobre cómo proceder. Pero no se toman cuidados únicamente para evitar contagios de covid-19, sino también para evitar daños del sol y el calor, para lo que, por ejemplo, se apela a la constante hidratación de los escolares.

Comedor de la escuela 82 de Maldonado, en el marco de Escuelas de Verano.

Comedor de la escuela 82 de Maldonado, en el marco de Escuelas de Verano.

Actividades

A diferencia del programa Verano Educativo, que se implementó hasta 2020 con un fuerte énfasis en generar actividades con otros programas y organismos del Estado, Escuelas de Verano prioriza que las actividades lúdico-educativas sean diseñadas y llevadas a la práctica por el equipo docente de cada escuela. En los centros, cada 85 niños hay un equipo de dos maestros, un profesor de Educación Física, otro de Arte y el director, quienes trabajan para desarrollar propuestas que sean “realmente interesantes, creativas, transversalizadas por el juego, por la canción, por la corporalidad”, detalló Pérez. Al respecto, dijo que las escuelas con 50 niños tienen el mismo equipo, pero con un maestro menos.

Más allá de que las actividades son pensadas por los docentes, la inspectora señaló que hay presupuesto para que se desarrollen salidas didácticas y actividades con otras instituciones. Según amplió, esto depende de los recursos educativos y culturales con los que cuente cada territorio, para los que se deja la puerta abierta a la coordinación interinstitucional. “Si en la ciudad hay alguna colonia escolar, un campamento, se puede organizar una salida a diferentes espacios que se puedan constituir en aula expandida. También está la posibilidad de que los docentes optimicen los recursos culturales del territorio”, ilustró Pérez.

Si bien al igual que en 2021 se definió que este año el programa priorice a los niños de nivel inicial de cinco años y los de quinto y sexto de escuela para fortalecer los aprendizajes de cara al pasaje a un nuevo ciclo educativo, Pérez señaló que, dada la situación de este verano, se ha ido abriendo a niños de otros grados. Al respecto, dijo que existe la posibilidad de incorporar a niños que no se hayan anotado en su momento y que, si bien no es seguro, se puede evaluar. “Si hay una familia que se acerca, no creo que le tengamos que decir que no, al contrario, en la medida en que se pueda garantizar la buena atención, la calidad”, sostuvo.

Graciela Fabeyro, en la escuela 82 de Maldonado.

Graciela Fabeyro, en la escuela 82 de Maldonado.

Foto: Natalia Ayala

En ese sentido, agregó que Primaria ha realizado una redistribución de cargos docentes en función de la concurrencia de niños esperada y la que se concretó en cada escuela. Por ejemplo, en un centro en el que están concurriendo menos niños de los esperados se traslada algún maestro para una escuela en la que la expectativa se vio superada. “Se va monitoreando la situación, lo importante es atender a los niños”, resumió.

Pérez señaló que desde la DGEIP también se impulsa la realización de actividades lúdicas y recreativas durante el año lectivo en las escuelas. Al respecto, entendió que se debe combatir un pensamiento que opera en la sociedad por el que el trabajo y el aprendizaje se disocian del placer. “Aprendemos mucho más y mejor la lengua, la matemática, la física o la biología si la propuesta nos genera pasión, deseo, nos divierte”, reflexionó, y dijo que es algo que la educación debe tener en cuenta.

Alimentación en vacaciones

El programa Escuelas de Verano también incluye la prestación de alimentación para todos los niños que lo requirieron. Pérez explicó que comen en la escuela y, en caso de que el centro educativo no pueda recibirlos por motivos sanitarios o por falta de cupos, de forma extraordinaria se les proporciona un ticket. De todas maneras, también se habilitó el pago de un monto por día por niño a las familias por medio de redes de cobranza. En total, las autoridades de ANEP estiman que se brindará alimentación a 135.000 niños, 40.000 más que los que atendió el programa de verano el año pasado.