El proceso de reforma curricular en el Consejo de Formación en Educación (CFE) sigue sin generar acuerdos básicos entre autoridades y colectivos docentes respecto de la forma y el contenido de los cambios. La semana pasada, la Coordinación de Salas Nacionales del CFE concurrió al Parlamento y planteó la necesidad de que su implementación se postergue. A la misma reunión de la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Representantes también asistieron los consejeros políticos de formación en educación, encabezados por el presidente del organismo, Víctor Pizzichillo.

Según consta en la versión taquigráfica de la reunión, las autoridades explicaron los cambios y, pese a que actores académicos, gremios estudiantiles y el sindicato docente sostienen que no es así, señalaron que el actual proceso es una continuidad del que se había comenzado en el gobierno anterior. En esa instancia, además, habló sobre las instancias de participación que dispuso el CFE y señaló que se está trabajando en comisiones programáticas a las que se convoca a docentes según el orden que establece el escalafón docente. Según agregó, actualmente hay 64 docentes que trabajan en ese espacio.

Sobre las manifestaciones de las salas docentes en contra de la reforma, Pizzichillo dijo que no se trata de salas formales, ya que el consejo no las llamó, sino que se autoconvocaron. “Está bien que se autoconvoquen. Nosotros no se lo prohibimos a nadie; al contrario, nos parece excelente, pero no estoy de acuerdo con que se diga que es la manifestación de la sala. Primero, porque no hay una convocatoria formal; segundo, porque no todos los docentes concurren; tercero, porque tampoco estaban asegurados los mecanismos de participación de todos los docentes a esa sala: si alguien quería venir de forma presencial, tenía que pagarse el pasaje, los transportes”, planteó.

Estas declaraciones generaron una respuesta por parte de la Coordinación de Salas Nacionales, que hoy emitió un comunicado que denuncia que Pizzichillo “falta a la verdad” e insiste en que estos procesos de participación se hacen “al margen” de los colectivos docentes. En ese sentido, recordaron una declaración de la Asamblea Técnico Docente del CFE que en setiembre sostuvo que los cambios propuestos y la forma de procesarlos tienen el “rechazo mayoritario” de los colectivos.

Precisamente, una de las quejas es que la actual administración desmontó una estructura académica que se había generado en el gobierno anterior al no renovar los contratos de coordinadores académicos de cada una de las salas docentes, que, entre otras funciones, eran los responsables de convocar a las salas nacionales de cada disciplina. “Un numeroso colectivo de docentes comenzó, entonces, a autoconvocarse para lograr incidir proactivamente en el proceso de discusión de la transformación educativa proyectada. Existen más de una veintena de declaraciones producidas en el seno de esas Salas Nacionales autoconvocadas que presentan objeciones fundadas sobre la propuesta de reforma”, afirman, y agregan que la no convocatoria formal fue una “decisión política del CFE”.

El comunicado señala que el CFE optó por generar “mecanismos fragmentarios y personalizados de participación” por medio de jornadas de reflexión docente y estudiantil que se realizaron en tres instancias: el 27 de julio, el 9 de agosto y una tercera entre el 6 y el 8 de setiembre. “En esas instancias, por abrumadora mayoría los docentes y estudiantes de formación docente rechazan la propuesta. Ninguna de esas expresiones tuvo la más mínima recepción en las autoridades, que afirman públicamente su voluntad de continuar a pesar de todo”, se agrega.

Por su parte, afirman que la convocatoria a las comisiones programáticas no respetó el orden del escalafón, como afirmó Pizzichillo, y que el CFE optó por ese tipo de llamados individuales para lograr un “atajo” que permita implementar la reforma el año que viene. “¿Serán acaso estas designaciones individuales y formalmente arbitrarias los mecanismos idóneos para asegurar la participación genuina del colectivo docente? La verdad, no lo parece”, cuestionan. En suma, señalan que en muchos de esos espacios hay pocos o ningún docente participando y que la malla fue “diseñada en un mes por dos o tres personas”. Al respecto, critican que ello “compromete la seriedad académica y profesional de la propuesta”. “Esos pocos docentes no podrían abordar la totalidad de definiciones técnico-pedagógicas y contenidos que implica una carrera de formación docente”, añaden.