Hasta última hora del día anterior, la Coordinación de Salas Nacionales del Consejo de Formación en Educación (CFE) -que reúne a todas las salas del país- tenía pautada una reunión con las autoridades del CFE para las 11.30 del miércoles. Ayer a primera hora integrantes de la Coordinación se dirigieron al Parlamento para comparecer ante la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Representantes para plantear sus principales reclamos sobre la reforma educativa que en 2023 instalará la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).

A la salida de la comisión, sin embargo, los docentes se cruzaron con el presidente del CFE, Víctor Pizzichillo, quien les pidió retrasar la reunión para las 14.00. Llegado el momento, el presidente y otros consejeros no concurrieron, y desde la Coordinación pidieron que la instancia se posponga para lo más pronto posible, pero con el CFE en pleno.

“Esta situación a nosotros no sólo nos preocupa, sino que es una manera más de negarnos y desconocernos desde el lugar que estamos ocupando como profesionales de la educación. En este caso, además, con una perspectiva académica que tiene que ver con el marco en el que estamos actuando”, afirmó a la diaria Anahí Laroca, una de las docentes integrantes de la Coordinación.

Según Laroca, lo que se iba a plantear “es de suma importancia”, por lo que, al menos, “es necesario que esté Pizzichillo”. Esperan que se les otorgue una nueva fecha “con la mayor celeridad posible”, “en la medida en que el proceso sigue y no ha habido ningún indicador de que se decida postergar este proceso de implementación [de la reforma educativa], lo cual nos preocupa muchísimo”, dijo Laroca.

Pablo Langone, otro de los docentes partícipes de la Coordinación, explicó a la diaria que convocaron espontáneamente a todas las salas del país y que reúnen alrededor de 20 declaraciones en las que “se plantean objeciones importantes” a la transformación educativa. En tanto, aseguró que “más allá de la perspectiva sindical, desde los colectivos docentes tenemos una opinión mayoritaria y contundente” sobre la reforma y el rechazo a su implementación en 2023.

El rechazo, sin embargo, no es a un cambio en la educación. “Eso es lo que se dice y se repite, pero a lo que nos oponemos es a la forma en que esto se ha hecho y a los fundamentos de este cambio”, esbozó, por otro lado, otra de las integrantes de la Coordinadora, Laura Flores.

En ese marco, remarcó que el “primer punto fundamental” que fue planteado en la comisión se relaciona con “la total falta de participación de los docentes que trabajamos en Formación en Educación en la elaboración de las bases conceptuales de esta supuesta reforma”. Según Flores, los docentes no fueron “consultados, ni avisados, ni informados, y recibimos un documento ya elaborado, de muy pobre calidad académica, en el que además de imponerse toda la base conceptual de la formación en educación, sin fundamentar, se imponen plazos que vienen dados por un cronograma de supuesta participación”, pero que muchas salas lo consideraron de “pseudoparticipación”, afirmó.

Asimismo, Laroca agregó que esa escasa participación fue aislada y explicó que se dividió por centros, por lo que no se permitió la agrupación colectiva y que incluso ahora “se están haciendo llamados individuales a docentes para que hagan la malla” curricular. “Hay una forma de gestión que va en contra de lo colectivo y también de lo profesional y lo académico”, resumió.

Como un segundo punto, Laroca señaló que, “además de no tener legitimidad” para implementar la reforma en 2023 debido a los distintos actores que se han pronunciado en contra, tampoco “existen un montón de resoluciones y condiciones, tanto laborales como académicas, que nos permitan desarrollar la propuesta”.

Solicitan, por ende, el aplazamiento de la implementación “para poder trabajar y construir conjuntamente”, pero a partir “de que haya ciertas condiciones mínimas para que esto tenga cierto sustento”, según Laroca. En esa línea, otro de los reclamos es la necesidad de “recomponer la estructura académica, porque es la que nos permite coordinarnos, profesionalizarnos, realizar investigación, extensión, etcétera, y el consejo la ha debilitado”.

Por último, Laroca delineó que desde la Coordinación entienden que se deben generar espacios para “pensar en la construcción de una Universidad de la Educación pública, autónoma y cogobernada”.

La comisión y el “caos” futuro

En la Comisión de Educación, según Flores, los diputados se mostraron “muy receptivos”, efectuaron algunas preguntas y los integrantes de la Coordinación les entregaron las declaraciones de las salas autoconvocadas y un documento que sintetiza los principales fundamentos del rechazo a la reforma. Por otro lado, Larroca puntualizó que en el oficialismo “primó el silencio, salvo alguna preguntita que quizás fue hasta desde el desconocimiento”.

Asimismo, Flores recordó que una de las apreciaciones que suelen repetirse es que los docentes no tienen propuestas para reformar la educación. En cambio, remarcó que “los argumentos más específicos quedarían para una instancia de elaboración y trabajo” sobre el planteo existente, y que tienen “muchas propuestas y sobre todo ideas muy claras de qué queremos, qué está funcionando y qué no, incluso en el desacuerdo entre nosotros”.

En resumidas cuentas, Langone manifestó que están “realmente preocupados porque, en las condiciones en que está pensada la reforma para formación docente en marzo de 2023, genera un escenario absolutamente de caos”. Al respecto, especificó que a casi dos meses de la elección de horas docentes, “no tenemos malla curricular, contenidos, reválidas, plan de evaluación”: “La situación actual en formación docente es absolutamente caótica”, concluyó.

Afirmó que la situación “repercute en el resto del sistema, porque si tenemos incertidumbre en lo que vamos a elegir, la mayor parte de nosotros somos profesores efectivos en secundaria, UTU, magisterio, entonces, ante la incertidumbre laboral podemos ir a tomar horas en otros subsistemas, generando todo un descalabro” si luego terminan eligiendo horas en el CFE.

En este contexto, resaltó que la voz de los docentes “es imprescindible” en la construcción de la reforma y también se requiere que el CFE “sea consciente de que en estas condiciones y a esta altura no es posible” su aplicación el año que viene.