Es “inadmisible lo que denuncian”, aseguró a la diaria la exdirectora de la Escuela Técnica de El Pinar, Silvia Marin, ante la denuncia del Núcleo Sindical de la Asociación de Funcionarios de la Universidad del Trabajo del Uruguay (Afutu), regional de Canelones, de “varias situaciones de maltrato” por su parte.

“Nunca imaginé que iba a llegar a esto y con mentiras. Si es con la verdad, yo asumo, pero cuando es mentira no”, manifestó Marin, que concomitantemente a los sucesos denunciados dejó de estar en el cargo por decisión de Inspección, pero por temas que no se relacionan a este episodio.

La exdirectora aclaró, en primera instancia, que la Escuela Técnica cuenta con 24 docentes y el Núcleo Sindical con sólo dos, junto a un tercero “que intervino cuando manifestaron el malestar”.

Uno de los hechos subrayados por parte de Afutu y catalogado como “muy grave” había sido el cuestionamiento y la prohibición de que los estudiantes de educación media tecnológica de Deporte realizaran una presentación para la muestra de fin de año sobre “Deporte y dictaduras en el Cono Sur”. Sin embargo, Marin aseguró que no hubo una negativa para realizar la presentación, que, de hecho, los docentes no aclararon el nombre del tema, que aun así se efectuó y que tampoco elevó un informe sobre una de las docentes responsables, otro de los puntos que la regional procuraba confirmar y que veía con preocupación.

Según explicó, dos meses antes de la muestra de fin de año se les solicitó a todos los docentes que enviaran a Dirección un informe sobre el tema a tratar, así como los materiales que necesitarían para llevarlo a cabo. En ese contexto, Marin especificó que la docente de Historia no presentó el informe y que el docente de Gimnasia dijo que iba a efectuar una serie de cortos en los que los estudiantes hablarían de cada deporte.

Posteriormente, en una de las visitas a las clases, estaban trabajando en la temática y fue entonces que se enteró de que ambos docentes estaban trabajando en conjunto. “A todo esto viene un estudiante a Dirección, me cuenta cuáles son los temas y me dice: ‘Son políticos, hablan de política’”, narró. A ello se sumó también la denuncia de una madre.

Ante esa situación, dijo que les pidió a los profesores un informe sobre el tema que irían a tratar y también llamó a la inspectora regional en busca de “asesoramiento” porque “no sabía cómo tratar el tema” y porque quería “evitar esto que pasó”. En relación, agregó que “en una muestra viene gente de toda una comunidad y puede herir sensibilidades porque los temas eran bastante sesgados”.

En tanto, fue la inspectora regional, que dialogó con la Inspección de Historia, que le solicitó a Marin, entre otras cosas, un informe sobre la situación y otro sobre las inasistencias de la docente de Historia, porque “había entrado al portfolio” y se había evidenciado “que faltaba mucho”.

Consecuentemente, la exdirectora aseguró que, ante los pedidos, envió un informe sobre las inasistencias y la presentación del tema que hizo la propia docente “para que ella evalúe”. Luego dijo tener una reunión junto a ambos docentes en la que les comentó de la situación sucedida, pero la reacción fue “que no se iban a presentar a la muestra y que iban a hablar con Afutu”.

“El día de la muestra los chiquilines presentaron sus trabajos”, aseguró Marin. Si bien dijo que no sabe si los docentes realizaron el trabajo pensado en una primera instancia porque vio directamente lo presentado en la muestra, aseguró que ello fue relativo a la dictadura; “nunca se prohibió”, puntualizó.

Otros puntos denunciados

En diálogo con la diaria, Eduardo Jaume, integrante de Afutu Canelones, había manifestado que durante todo el año hubo diversas situaciones también “preocupantes”: que la exdirectora “hacía diferencias entre los docentes” y que “tenía charlas con los alumnos sobre los docentes, que uno puede tener, pero no investigativamente, preguntando qué están dando”. El núcleo docente también había resaltado que antes de que la directora asumiera habían tenido salas docentes para “coordinar y definir los horarios de los grupos”, pero que la Dirección “pretendía revertir lo acordado bajo la amenaza de renunciar a los grupos si no se estaba de acuerdo, siendo objeto de varias situaciones de maltrato”.

Sin embargo, Marin indicó que “si se cambió un horario, fue en acuerdo” y que sólo sucedió con un docente de Educación Física por temas relativos al espacio físico del gimnasio que redundaron en un único día de alteración horaria. “Nunca hubo ningún problema con ningún docente; si lo había, se trataba de arreglar”, aseguró, y agregó que “nunca de mi parte se les dijo que tenían que renunciar”. Asimismo, resaltó que el gimnasio es un ejemplo del trabajo “en comunidad”, porque inició “sin nada” y se fue armando en conjunto.

Sobre el diálogo con los estudiantes, Marin expresó que “todos los directores tienen charlas con los estudiantes”, que incluso “solos golpean la puerta y vienen a hablar” y que es “parte de la función, más en una escuela en la que era todo muy chico”. “No hay pruebas de maltrato, es una acusación muy grave”, finalizó.