Miguel Soler Roca fue una referencia en la educación uruguaya y latinoamericana, más allá de que nació en Barcelona, de donde emigró a sus cuatro años. Pese a que se jubiló en 1982, su producción intelectual y académica no se detuvo, más bien todo lo contrario. Por ejemplo, en 1996 publicó un libro sobre educación y vida rural, tema al que le dedicó buena parte de sus producciones. Su último libro, Rastrojos, fue publicado por la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM) en 2019, pero antes había comenzado con otro, Valió la pena, que tuvo que dejar por motivos de salud, contó a la diaria Limber Santos, integrante del Grupo de Reflexión en Educación (GRE), del que también era integrante Soler Roca.

No obstante, ya con más de 90 años, el educador escribió algunos capítulos y dejó apuntes e instrucciones a algunos colaboradores, en caso de que él no pudiera continuar con la publicación. Después de su fallecimiento, el 19 de mayo del año pasado, tres personas con las que había intercambiado sobre el libro seguirán adelante y editarán la obra póstuma. Además de Santos, también forman parte de ese equipo la integrante del GRE Elsa Gatti y Luis Yarzábal, expresidente del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), a quien Soler Roca asesoró honorariamente en ese rol.

Según señaló Santos, la publicación se hará este año o a principios del que viene, en el marco del centenario del nacimiento del pedagogo, que se cumplió el domingo. Precisamente, en ese marco, varias organizaciones sociales –entre ellas la FUM– emitieron una declaración que homenajea a Soler Roca, en la que destacan algunos temas de su interés, como la educación popular liberadora, el antiarmamentismo, el pacifismo, los derechos humanos, la lucha por verdad y justicia, y la necesidad de la creación de una universidad pública de educadores.

Santos, quien desde hace años se desempeña como director de Educación Rural de la ANEP, entendió que esa misma área fue central en la trayectoria de Soler Roca, pero la trascendió. Según contó, en las conversaciones que el educador mantenía en los últimos años con docentes y estudiantes de magisterio estaba muy presente su relación de amistad con el también maestro Julio Castro, con quien trabajó en el desarrollo de las escuelas rurales. Precisamente, eso conecta con otro de sus grandes temas de conversación: el núcleo experimental en La Mina, en el departamento de Cerro Largo, por el que se trabajó de forma articulada entre varios poblados rurales y que existe hasta el día de hoy. Según adelantó Santos, un capítulo de Valió la pena estará dedicado a la experiencia de La Mina.

Miras a América Latina

Más allá de su influencia y relevancia en el pensamiento educativo uruguayo, Soler Roca trascendió fronteras e hizo aportes en relación al contexto latinoamericano. Para ello fue central su estadía en México entre 1952 y 1953, cuando se formó en el Centro Regional de Educación Fundamental para América Latina. Según Santos, además de que pudo aplicar mucho de lo aprendido en la experiencia de La Mina, que inició en 1954, sino que ello “le abrió las puertas” a todo el continente. De hecho, cuando en 1961 se fue de Uruguay hizo un periplo por varios países de América Latina.

Santos contó que, para Soler Roca, el recuerdo de su formación en México y los vínculos que estableció entre la educación rural de ese país y la uruguaya fueron “muy importantes”. El director de Educación Rural de ANEP ahora se encuentra terminando su tesis de maestría que, justamente, aborda la influencia de los procesos en educación rural en el México posrevolucionario en “lo que Miguel Soler llamaba el movimiento en favor de la escuela rural” y Santos ha llamado “la conformación de la pedagogía rural uruguaya”.

Además, el integrante del GRE destacó la “extraordinaria apertura” en el trabajo y el intercambio que Soler Roca mantuvo siempre con los jóvenes y particularmente con los estudiantes de Magisterio. Según recordó, invitó al pedagogo a varias charlas con estudiantes y docentes en el Centro Agustín Ferreiro, donde se forman los maestros rurales. “Siempre que su salud lo permitiera aceptaba, pero ponía la condición de que fuera una rueda abierta y espontánea, no quería ser la figura central ni que se le rindiera ningún tipo de homenaje. Y así lo hacíamos”, contó.

El GRE, un grupo de discusión y debate que ha publicado varios libros y documentos, surgió en 2010 a iniciativa de Soler Roca. Si bien Santos se unió un par de años después, recordó que el grupo fue cambiando en su integración inicial, ya que el educador iba invitando a distintas personas a formar parte. El grupo es otro de sus legados, ya que sigue funcionando hasta hoy. Su último producto publicable fue sobre la ley de urgente consideración y los artículos referidos a la educación, señaló Santos.