El libro Disputas en torno al carácter público de la educación en Uruguay es autoría de varios investigadores del Departamento de Pedagogía, Política y Sociedad de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) y es coordinado por Pablo Martinis, docente del Instituto de Educación de ese servicio universitario. La obra incluye nueve capítulos que abordan políticas públicas, prácticas educativas, instituciones, organizaciones y discursos que disputan y tensionan el sentido de la educación pública.
Este jueves se realizó la presentación del libro en la FHCE, y Gabriela Rodríguez, una de las autoras, señaló que el contenido del libro es una nueva línea de investigación para el Grupo de Estudios en Políticas y Prácticas Educativas, que en los últimos años se ha interesado por la incidencia de la “nueva derecha” y del “conservadurismo” en la educación. Según explicó, para los investigadores fue un mojón la llegada del programa “escuela sin partido” en Brasil, por el que se empezaron a propiciar actividades de persecución e incluso agresiones a docentes en nombre de la laicidad.
Según dijo la autora, el libro busca ser un aporte sobre cómo los discursos conservadores y de derecha operan en la disputa por la educación pública. En ese sentido, el integrante del Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de la Educación Privada, Sergio Sommaruga, dijo en la presentación que la publicación aporta herramientas concretas para “intervenir en la realidad”.
El sindicalista se preguntó cómo los discursos de “cambio”, “transformación” e incluso “revolución” quedaron en manos de sectores conservadores y el propio el campo popular muchas veces es asociado con el status quo. Precisamente, para el sindicalista uno de los aportes del libro es que aborda el uso de las palabras y cómo estas después aterrizan en políticas y prácticas educativas. Al respecto, mencionó el caso de la laicidad y lamentó que el discurso conservador se haya apoderado de ese término. “Nos enojamos con la laicidad y les regalamos un concepto”, dijo, en referencia a la respuesta que muchas veces sale desde el campo popular y la izquierda cuando desde la derecha se apela a esa noción para restringir el abordaje de determinados conceptos asociados a la lucha por la igualdad.
Según Sommaruga, el libro hace “una radiografía” de “dinámicas privatizadoras” que operan en el país y, en ese sentido, dijo que es “una farsa” que lo privado gestiona mejor que lo público. El sindicalista, encargado de negociar en distintos conflictos y momentos de crisis en colegios privados, dijo hablar con conocimiento de causa y, por ejemplo, mencionó a reconocidas instituciones educativas privadas que manejaban su contabilidad en una libreta en papel. Con relación a los discursos que hablan de que la enseñanza privada obtiene mejores resultados que la pública, sostuvo que ello en gran parte se debe a que en ese sector son minoría quienes provienen de sectores socioeconómicos vulnerables y, por lo tanto, opera una “segregación” que hace que en la educación privada haya mayor homogeneidad de los estudiantes.
En cuanto a las temáticas que aborda, el primer capítulo del libro estudia el vínculo entre las lógicas de mercado y las políticas educativas en el país, mientras que otro analiza “la matriz ideológica de la discursividad privatizadora” desde una perspectiva histórica. Por su parte, otro de los capítulos trata experiencias de privatización reclamadas desde el ámbito familiar y también se abordan los casos de Enseña Uruguay, liceos gratuitos de gestión privada, Eduy21 y la Red Global de Aprendizajes, además del plan de desarrollo 2020-2025 de la Administración Nacional de Educación Pública.
En disputa
Consultado por la diaria, Martinis aclaró que lo que está “en disputa es “el sentido de la educación pública, que es parte de la identidad nacional”. El autor señaló que desde hace aproximadamente una década “comienza a tomar fuerza una perspectiva que menciona insistentemente la idea de ‘crisis’ de la educación”. Desde esta perspectiva, la “crisis” se expresaría a partir de los bajos niveles de egreso del bachillerato, por resultados en las pruebas estandarizadas internacionales de aprendizaje y, más allá de la evidencia empírica que muestra que esos valores vienen mejorando, “se insiste con la idea de la ‘crisis’”, explicó.
“Esa idea de ‘crisis de la educación’ rápidamente se construye en el sentido de una crisis de la educación pública”, señaló, y agregó que cuando ello ocurre se pueden tomar dos caminos: “El tradicional es enfrentar las crisis con ciertas reformas que mantienen el carácter público de la educación, pero intentan introducirle transformaciones. Por ejemplo, la reforma de Germán Rama en la década de los 90 no disputa el carácter público de la educación, pero intenta transformarla sobre ciertos ejes que fueron muy discutidos, pero no iban por negar el carácter público”.
No obstante, consideró que en la última década las propuestas de cambio empezaron “a estar ligadas a transformaciones en la forma de gestión y en la forma de concepción de la propia educación pública”. “Hay problemas públicos y comienzan a ponerse arriba de la mesa soluciones privadas, lo que se ha dado a llamar privatización endógena”, dijo, y aclaró que se trata de “la incorporación de mecanismos propios del ámbito privado dentro de la educación pública”. “Esto sí es novedoso en el caso uruguayo. Ahí discutimos la disputa, que entiende otra forma de entender la educación pública, que es empezar a entenderla como un lugar que es gestionado por el Estado, pero, a su vez, incorpora formas de gestión propias del ámbito privado”, señaló Martinis.