El 12 de agosto de 1968, Líber Arce era baleado durante una manifestación estudiantil, en el marco de la violación a la autonomía universitaria por parte del gobierno de Jorge Pacheco Areco. Fue a metros de la Facultad de Veterinaria, en la calle que hoy lleva su nombre. Falleció dos días después en el Hospital de Clínicas, y el 14 de agosto pasó a ser una fecha marcada para el movimiento estudiantil uruguayo, en particular para la Federación de Estudiantes Universitarios de Uruguay (FEUU).
Este viernes, 54 años después de estos hechos, en el Paraninfo de la Universidad de la República (Udelar), la Junta Departamental de Montevideo otorgó una placa en reconocimiento de la historia de la FEUU con la presencia de la presidenta de la Junta, Sofía Espillar; el rector de la Udelar, Rodrigo Arim; el exmilitante de la FEUU Hugo Rodríguez; y la secretaria de Cultura de la federación, Lucía Padula.
Espillar extendió un saludo “a todos los y las estudiantes de la FEUU”, y sostuvo que hablar de la federación “es hablar de una organización social unitaria, amplia” y “la más vieja de nuestro país”, un “ejemplo de herramienta de lucha para todos y todas”.
Para Arim, la FEUU “es parte inseparable de la historia de la Udelar”, una Universidad con “vocación democrática, abierta”, donde el movimiento estudiantil “ha sido parte inseparable de sus derroteros institucionales”. “Reconocer a la FEUU es reconocer al movimiento social más veterano del Uruguay, reconocer a un pedazo muy importante de la Udelar”, continuó, mas no “en una lógica institucional”, ya que “la FEUU tiene su historia, su proyección, es parte inseparable de la Universidad pero no es la Universidad”, sino que es “parte de la construcción de la República y es parte de la resistencia contra el autoritarismo”.
“Cuando se instaló el terrorismo de Estado en nuestro país muchos estudiantes de la FEUU fueron víctimas del terrorismo de Estado. Por tanto, desde la Udelar y como rector, para mí es muy importante estar presente en este reconocimiento”, porque además es “exmilitante de la FEUU”, afirmó Arim.
Luego fue el turno de Hugo Rodríguez, que hizo una salvedad: “No fui compañero de Líber Arce, ese 14 de agosto tenía nueve años, y mi madre -que no era militante- me dijo ‘pasó algo horrible, mataron a un estudiante’”. Sí fue militante de la FEUU durante los últimos años de la dictadura y los primeros posteriores a la restauración democrática, y fue el orador del 14 de agosto de 1988, a 20 años de la muerte de Líber Arce.
La generación de la FEUU que vivió la dictadura “no fue la generación del silencio” para Rodríguez, sino que fue “la generación que supo hacer oír su voz aunque tuvo que esconder el cuerpo en la clandestinidad”. Recordó algunas de las formas que encontraron los y las estudiantes para comunicarse: “La jugada nuestra era fabricar crayones caseros para escribir los nombres de los presos y los muertos en la tortura, era cambiar las pegatinas de la generación del 68 por pegotines, lo mismo pero chiquito y que podíamos llevar en el bolsillo, en donde poníamos cosas tales como ‘Líber Arce vive’”. Esas “jugadas” como las definió, “terminaban con algún dirigente estudiantil maniatado y encapuchado”.
“Si alguna lección aprendida debió quedarnos a quienes transitamos esa época en la FEUU es que no es indistinto terrorismo de Estado y democracia; los derechos humanos aplican a todas las personas por el solo hecho de serlo, y esto incluye a los adversarios, los enemigos y los violadores de los derechos humanos. Ninguna causa, por justa que sea en abstracto, debe hacer que una persona sea pasible de sufrir daño colateral”, finalizó.
Padula, que leyó un comunicado escrito por la FEUU, llamó a “reconstruir” la historia “para forjar nuevos horizontes y para defender muchos de los derechos conquistados en los últimos años, mientras vemos cómo se borran con el codo mientras se escriben nuevas reglas de juego por parte del actual gobierno”.
“Estamos en la previa de un nuevo 14 de agosto a raíz de que en esta fecha, 54 años atrás, fue asesinado el primero de una larga lista de estudiantes”, y cada fecha, cada año, se “homenajea” a “los y las compañeras que hemos perdido”, así como identifican “la resistencia” como otra forma de “abrazar” las luchas pasadas y presentes. “De eso se trata cuando decimos que el mejor homenaje es seguir luchando”, sentenció.
“Las y los estudiantes nos movilizamos en el marco de la Rendición de Cuentas que representa un recorte al futuro, ya que el recorte a la Udelar hace que la educación sea para unos pocos. Es por eso que denunciamos el daño que se hace con los recortes al sistema de becas, el Hospital de Clínicas y a los funcionarios y funcionarias, porque se precariza su trabajo”, manifestó. Entienden que la Rendición de Cuentas “se da en un contexto sumamente complejo debido al mensaje político que da el Poder Ejecutivo desvalorizando el aporte de la Universidad en estos años de pandemia”.