Del 15 de agosto al 24 de setiembre, 7.500 adolescentes uruguayos de 15 años realizarán las mundialmente conocidas pruebas PISA, una herramienta desarrollada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para medir el desempeño de los estudiantes y comparar los resultados entre países.

Este viernes, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) realizó una actividad en la que presentó cómo funcionará la aplicación de la prueba en Uruguay y lanzó una convocatoria a “ponerse la celeste” para “representar” al país, según explicó el presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) del organismo, Robert Silva.

“Hay que ponerse la camiseta y lo quisimos ejemplificar con una camiseta de la celeste, porque es abarcativa de todo”, sostuvo el jerarca, y agregó que todos los uruguayos sienten “orgullo” cuando un deportista representa al país, lo que también “nos une más allá de las diferencias que podamos tener”.

El presidente del Codicen dijo que las pruebas PISA “nos caracterizan como país” y se mostró preocupado por la situación uruguaya en las últimas ediciones, más allá de que se ubicó entre los mejores países de la región, según señaló. En ese sentido, planteó que “tenemos que posicionarnos en esos aprendizajes” que den muestra de una mejora en la situación de la educación uruguaya.

La ANEP creó una plataforma para que los estudiantes de la educación pública y la privada que fueron seleccionados aleatoriamente, tal como establecen los protocolos de la OCDE, puedan realizar pruebas de ejemplo como ejercicio. En diálogo con la prensa, Silva instó a que los estudiantes ingresen a la plataforma y a que los docentes los incentiven a que lo hagan.

Las pruebas PISA se realizan desde el 2000 y Uruguay participa en la medición desde 2003. Los centros educativos y los estudiantes se eligen aleatoriamente y se dispone un día para la realización de la prueba en cada centro; la prueba es digital y anónima. Cada prueba tiene una duración de dos horas y los estudiantes deben responder preguntas de múltiple opción y también “activar simulaciones y resolver problemas”, según informa la ANEP, el organismo encargado de la implementación de estas pruebas en el país. Por su parte, se destinarán 45 minutos adicionales a que los estudiantes respondan un cuestionario que evaluará su motivación y perspectiva en el sistema educativo, además de lo ocurrido en los centros durante la pandemia.

A través de esos ejercicios se miden las competencias en lectura, matemática, ciencias y pensamiento creativo de los estudiantes. Esta última se medirá por primera vez este año. Según aclaró la coordinadora de la evaluación PISA en Uruguay, Laura Noboa, la implementación de las pruebas lleva un importante trabajo, que no culmina con la aplicación de los cuestionarios, sino con la publicación de los resultados, en diciembre de 2023, cuando se conocerán en todo el mundo al mismo tiempo.

Silva señaló que las pruebas PISA son “generadoras insustituibles de evidencia y de insumos para la toma de decisión en materia educativa”. No obstante, muchos docentes cuestionan la utilidad de este tipo de evaluaciones estandarizadas. Por ejemplo, el 30 de junio el núcleo sindical de la Asociación de Docentes de Educación Secundaria, en el liceo 11 del Cerro, emitió un comunicado en el que rechazó la selección de ese centro para la realización de las pruebas PISA. Según fundamentaron los docentes, su oposición se basa en que “responde a intereses de organismos extranjeros”, sumado a que “pone en el mismo nivel” a estudiantes con distintas realidades socioeducativas y sólo evalúa algunas áreas del conocimiento.