“- recortes, - represión, + educación; en defensa de la educación pública”, decía una de las cartulinas pegadas en la reja de entrada al liceo 10, uno de los seis centros de secundaria que ayer fueron ocupados por la Asociación de Docentes de Educación Secundaria (ADES) de Montevideo.

En la última asamblea del sindicato se decidió efectuar un paro de 24 horas ayer, con la ocupación de un liceo por cada zonal de la capital. Por lo tanto, desde las siete de la mañana también estuvieron ocupados el Liceo Miranda, el 38, el 13, el 9 y el Bauzá. Al mismo tiempo, en la mañana el gremio estudiantil ocupó el liceo Zorrilla. En todos los casos, las intimaciones para desalojar por parte del Ministerio del Interior no tardaron en llegar, aunque según confirmó a la diaria Javier Iglesias, dirigente de ADES Montevideo, la mayoría de los centros ocupados fueron desalojados por voluntad propia, para sumarse a la movilización del Sindicato de Docentes de Formación en Educación, que en la tarde solicitó una mesa de negociación con las autoridades del Consejo de Formación en Educación.

“Estas ocupaciones son para pedir que no sigan adelante con la reforma hasta tanto no haya discusión”, manifestó a la diaria Elena Arzuaga, profesora de Matemática del liceo 10. La docente explicó que los motivos de ocupación fueron los mismos en todos los centros y tienen que ver, primordialmente, con la transformación curricular que la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) comenzará a implementar en 2023. “Lo que plantea la reforma es basarse mucho más en competencias y mucho menos en contenidos”, resumió Arzuaga, aunque recalcó que tienen poco conocimiento de sus implicancias y, justamente, piden tener “participación real” en el proceso.

Marcelo Arlote, profesor de Biología del mismo liceo, complementó que se denuncia “la persecución sindical que se está viviendo” y el “recorte presupuestal”, que “vienen bajándole la calidad a la educación pública y estatal”. Arlote contó que, en particular, en el liceo 10 hay una superpoblación, con grupos de hasta 40 estudiantes, y que esta es una realidad que se repite año tras año, pero “nadie se ocupa”: “Se piensa en grandes reformas, pero lo básico que tendría que estar arriba de la mesa, como marcadores para trabajar, que los chiquilines estén en un ambiente con calefacción y que se asegure la comida para la gente que lo precisa” no sucede.

Entre otras faltantes, los docentes subrayaron la ausencia de personal de limpieza, que ha conllevado incluso la presencia de ratas en el centro educativo. Por otro lado, mencionaron la necesidad de equipos multidisciplinarios, reclamo que se repite en muchos centros, pero por ser de bachillerato, el liceo 10 directamente no cuenta con ellos.

“Se han dado casos muy graves de salud mental, tanto ataques de pánico y de ansiedad como intentos de suicidio, mismo en nuestro liceo”, dijo a la diaria un representante del gremio de estudiantes del centro, que decidió sumarse al paro y a la ocupación de los docentes. Además, el estudiante recalcó que se pide mayor presupuesto para que no haya sobrepoblación ni “falta de buena infraestructura”, y dijo que rechazan la reforma de ANEP porque creen que “atenta contra la educación”.

La forma de visibilización

“¡Con hambre no se puede estudiar!”, se leía en una pizarra que, posada entre la vereda y el portón del liceo 13, tenía escrita las principales razones por las que los profesores están en desacuerdo con la reforma educativa. Alejandro Campo es profesor de Física en el liceo y, en conversación con la diaria, aclaró: “Nosotros no queremos poner un palo en la rueda, nosotros somos la rueda, somos los que hacemos que la cosa funcione y los estudiantes son el centro”.

En ese sentido, dijo que las ocupaciones son “la forma de poner las cosas sobre la mesa”, porque no les dejan otra opción, ya que “los planteos no son escuchados” por las autoridades. El profesor dijo que el colectivo docente no tiene “ni la más mínima idea” de cómo se va a implementar la reforma educativa y recordó que “el conflicto está planteado desde hace mucho tiempo”. En ese sentido, sostuvo que el sindicato ha “tratado de ser lo más responsable posible en cuanto a las medidas a tomar”, pero que “asumir la responsabilidad implica visibilizar cuáles son las problemáticas que tenemos en nuestro centro educativo y cuáles se vienen”.

Campo refirió, a su vez, que desde el comienzo del nuevo período de gobierno se está viendo un “recorte presupuestal que genera condiciones para la educación pública bastante dificultosas, y que lo que hacen es agravar notoriamente las diferencias entre los distintos sectores de estudiantes que participan en la educación en Uruguay”. En la misma línea, afirmó que la reforma educativa que plantean las autoridades “claramente va a amplificar la brecha que hay en algunos sectores de educación privada y los sectores más desfavorecidos de la población”.

Ocupación y desocupación del liceo Zorrilla

Los estudiantes del gremio del liceo Zorrilla no se fueron por voluntad propia: pasadas las 12 del mediodía, cinco camionetas de la Policía con sirenas prendidas y dos motos cortaron la calle para que, segundos más tarde, oficiales intimaran a los estudiantes a que desalojaran en 20 minutos. Si no lo hacían por sí mismos, intervendría la fuerza policial.

Del otro lado de la vereda, 12 policías con armas, escudos y cascos custodiaban la finalización de la ocupación, que transcurrió con pintadas de bancos y mesas y una extensa plataforma reivindicativa: una mejora edilicia; las “garantías económicas de acceso al estudio” con más becas estudiantiles y boletos gratuitos; más equipos multidisciplinarios y también la “reconstrucción del protocolo para casos de acoso y abuso”, y tener acceso a artículos de higiene menstrual. En la misma línea que los profesores, piden postergar la reforma educativa para llegar a acuerdos, y más presupuesto para la ANEP y la Universidad de la República. Minutos más tarde del desalojo, los adolescentes marcharon hasta el parque Rodó para tener una asamblea y evaluar qué medidas seguirán tomando.